Resumen
Últimamente estamos asistiendo con estupor como se están produciendo en España vandálicos o fanáticos ataques dirigidos contra la Iglesia o la religión católica. La situación empieza a ser preocupante. Veamos:
Hace unos tres meses, la Iglesia de Las Salinas de Almería apareció con pintadas de carácter satánico. Al parecer, allí se celebró una misa negra.
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El 10 de marzo, unas 70 personas pertenecientes al colectivo denominado "contrapoder" entraron en la capilla del campus universitario de Somosaguas, leyeron en voz alta críticas a la Iglesia Católica, profirieron insultos contra miembros del clero y varias jóvenes rodearon el altar y se desnudaron de cintura para arriba mientras eran aplaudidas y vitoreadas por sus compañeros. Después, colgaron las imágenes en internet. Varios fieles que estaban en la capilla son testigos oculares de los hechos.
El 13 de abril, la Delegación del Gobierno en Madrid prohibió la denominada "procesión atea" que había sido convocada para el Jueves Santo y que iba a transitar por los mismos sitios por los que estaban programadas diversas procesiones de Semana Santa en la capital de España. Según manifestaron públicamente los convocantes, su objetivo era directamente "provocar".
El 14 de abril, en la Iglesia de Santa María Magdalena de la localidad madrileña de Ciempozuelos, templo barroco de los siglos XVI y XVII, fue asaltada por varias personas que forzaron las puertas de acceso y produjeron destrozos en el sagrario, en la corona de la Virgen, en las puertas y en el cepillo. También tiraron por el suelo las ropas que debía vestir la Virgen en la procesión del domingo de Dolores.
El 19 de abril, un individuo provocó un incendio en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona, a plena luz del día y cuando estaba pleno de visitantes, al prender fuego a diversos ropajes eclesiásticos. El fuego provocó daños en la cripta y obligará a rehacer por completo la instalación eléctrica del inmueble.
Por todos estos actos, a fecha de hoy sólo han sido identificadas dos personas: el presunto autor del incendio en la Sagrada Familia y dos de los profanadores de la capilla de Somosaguas.
No nos podemos tomar a broma estas conductas que marcan claramente una tendencia delictiva. Todas ellas tienen perfecto encaje en el Código Penal. Los hechos de Almería pueden ser constitutivos de un delito de profanación de templo del art. 524 y de un delito de daños del art. 263. Los hechos del templo de Somosaguas pueden ser asimismo un delito de profanación de templo del art. 524 y otro de vejación o escarnio contra los sentimientos religiosos del art. 525. El intento de "procesión atea" de Madrid puede ser constitutivo de un delito de tentantiva de vejación o escarnio de los sentimientos religiosos del art. 525. El asalto a la iglesia de Ciempozuelos puede ser constitutivo de un delito de profanación de templo del art. 524, otro de daños del art. 263 y otro contra el patrimonio histórico del art. 323. Los hechos de la Sagrada Familia pueden ser constituvos de un delito de daños del art. 263.
Es ciertamente preocupante esta tendencia delictiva. El ataque a los símbolos religiosos ataca frontalmente a los íntimos sentimientos de las personas. La libertad religiosa y de culto es un derecho reconocido por la Constitución y por todas las declaraciones y convenios de derechos humanos. España es un estado aconfensional, tal y como expresa la Constitución pero nadie puede obviar que la mayoría de los españoles se declaran católicos y se les debe permitir ejercer las manifestaciones propias de su culto. Además, la mayoría de esas manifestaciones forman parte del acervo cultural de nuestra sociedad y como tal los poderes públicos están obligados a protegerlos, al igual que se deben respetar las manifestaciones de otras confesiones religiosas debidamente registradas. Es inimaginable en España una Navidad sin que los niños en el cole representen una función cantando villancios o representando el Nacimiento o sin cabalgata de Reyes o sin regalos de Reyes, o una Semana Santa sin procesiones, como es inimaginable una población por pequeña que sea que no celebre sus fiestas patronales.
Además, en todas estas conductas vandálicas o fanáticas se aprecia un poso de cobardía verdaderamente repugnante. ¿Por qué no profanan las mezquitas y por qué no vejan ni hacen escarnio de los símbolos de la religión islámica? ¡Ay, ay, ay!