Resumen
"El asesino de Ana María Jerez Cano, la niña de nueve años asesinada y violada en 1991 en Huelva por José Franco de la Cruz, alias “el boca”, ha abandonado la prisión de Morón de la Frontera, tras cumplir 21 años de los 44 a los que fue condenado por este crimen. A su salida de prisión, “el boca” ha manifestado que no se arrepiente de nada porque no ha hecho nada y también ha declinado pedir perdón a la familia de la víctima porque es inocente de los hechos por los que fue condenado. La madre de la víctima por su parte se siente discriminada y engañada, porque en este caso no se ha aplicado la doctrina Parot, y en otros muy similares si”
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Lo peor de todo esto es que este hombre ya ha saldado su deuda con el estado y el sistema. Teóricamente el estado le castigó con una pena privativa de libertad como culpable de este horrendo crimen, y es el sistema el que cree que ya ha sido castigado suficientemente, cumpliendo 21 años en prisión, sin embargo ha salido de ella, diciendo que no se arrepiente porque no es culpable. ¿Qué función ha tenido aquí la pena privativa de libertad? ¿Acaso de rehabilitación y reinserción? Por supuesto que no, porque en este caso el infractor ha salido de la cárcel, jactándose de su inocencia y además en parte sintiéndose víctima al haber sido condenado por un hecho del que se declara todavía hoy, después de tanto tiempo, inocente, tampoco ha desarrollado empatía hacia los familiares de la víctima…y al considerarse no culpable no cree necesario pedirles perdón, ni participar en terapia.
Con todo esto, me quedo espantada al ver no solo el fracaso clamoroso del sistema, sino la devolución a la sociedad de un hombre no arrepentido, que no se considera responsable de nada y no ha compensado o mitigado el daño y la pérdida que causó ni a las victimas ni a la sociedad en general. Así nadie de la comunidad puede estar seguro y tranquilo de que este señor no vuelva a delinquir y mucho menos la opinión publica puede sentirse contenta con esta situación tan anómala.
Si en este caso la pena impuesta no ha servido obviamente para la rehabilitación, ¿habrá tenido una función disuasoria? Dudo mucho que el estar veinte años en prisión, haya producido en este hombre un efecto disuasorio que evite que vuelva a delinquir, por cuanto además no hay que olvidar cómo ha salido de la cárcel….creyendo que su condena fue injusta, con lo que dentro de él, tiene que existir un sentimiento de rabia y de creerse víctima de la justicia.
Y para las victimas ¿para que ha servido esta condena? Pues realmente para muy poco porque el hecho de que este señor haya pasado más de veinte años en la cárcel no ha servido para que puedan mitigar el dolor, la rabia y el trauma de este suceso tan trágico que sufrieron, por eso entiendo que muchas víctimas comenten que tan sólo se sienten como un “cebo” para que el delincuente sea condenado y que el estado solo está interesado en esta condena, más allá del castigo, las demandas de las víctimas pocas veces son atendidas, con lo que no es de extrañar que se sientan utilizadas y engañadas.
Y es que el empeño de esta madre en que el asesino de su hija continúe en prisión, no es más que un reflejo de la falta de atención y cuidado que tenemos para con las víctimas y su dolor. Todos sabemos que aunque a este señor se le hubiera aplicado la doctrina Parot y hubiera continuado en prisión, el numero de años nunca hubiera sido suficiente para esta madre, porque siempre seguirá sintiendo que no se ha hecho justicia (sobre todo porque para sentir que se ha hecho al menos un poco de justicia, necesitan saber que una persona ha asumido lo que ha hecho y en su caso el delincuente nunca ha reconocido su crimen)
Al daño que este hombre causó, el estado respondió causándole otro daño (pena privativa de libertad) para compensar el delito, pero todo se ha hecho desde una perspectiva retributiva y pasiva, me explico, si queremos que los infractores asuman su responsabilidad y reflexionen para no volver a delinquir, deberíamos darles un papel activo en este proceso. Este hombre ni se ha arrepentido ni ha hecho ningún intento por mitigar al menos en parte el daño irreparable que causó, porque precisamente el estado le colocó en un papel totalmente pasivo, se le juzgó y se le condenó…nadie se preocupó por que se reparara el daño a las victimas y ante la situación de su condena, el delincuente simplemente optó por declararse inocente y ante esto, el estado no ha ido más allá de vigilar que cumpliera el mínimo de su castigo. Con esto no quiero decir que todos los delincuentes pueden reflexionar y cambiar su conducta criminal, sería muy utópico, pero deberíamos hacer lo posible para que todos puedan tener un papel activo en el proceso penal y así puedan tener la oportunidad de reflexionar y responsabilizarse de su conducta, solo con que unos pocos lo hicieran, muchas víctimas y muchos ciudadanos podríamos respirar tranquilos porque entonces la Justicia habrá funcionado y se habrá cumplido su principal objetivo, la rehabilitación y reinserción del infractor.
No obstante, solemos olvidarnos que las víctimas también necesitan reintegrarse en la comunidad y superar el trauma, para ello también es importante que tengan un papel activo en el proceso y dejen de sentirse utilizadas para “cazar” al delincuente. Si este delincuente o muchos otros no quieren asumir el daño que han causado ¿por qué no facilitar encuentros restaurativos entre victimas e infractores, aunque no sean directamente victima e infractor del mismo acto delictivo? El Sycamore Tree Project facilita reuniones entre grupos de presos que si desean responsabilizarse de sus actos y grupos de victimas que desean reunirse con infractores, aunque no sea el que las causó el daño a ellas directamente. Estos encuentros no tienen más misión que lograr el proceso de reinserción en la sociedad tanto de las victimas como de los infractores, que participan de forma voluntaria en el proyecto.
Estos presos al participar en estos encuentros, pueden ver cómo sufren las personas, como las impacta el delito y pueden ponerse en el lugar de su victima real, asimismo las victimas pueden expresar sus sentimientos, temores, cómo el delito transformó su vida y aunque no es el mismo infractor que las dañó, si pueden a través de ellos canalizar sus sentimientos negativos para mitigar el sufrimiento, recobrando el control de sus vidas.
Esto es un mero ejemplo de lo que la Justicia Restaurativa puede hacer por las víctimas, y de paso por algún delincuente. Solo necesitamos, ponernos al menos un segundo en el lugar de estas personas que han sufrido un delito e intentar tener la mente abierta, para poder ayudarlas en el camino de cambiar estos sentimientos negativos y dañinos para su recuperación como el odio, la tristeza, la humillación, indignación e injusticia en algún sentimiento constructivo que las permita “curar” su alma.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.