Resumen
Desde que leí un articulo de mi buena amiga Lisa Rea, directora de la asociación Justicia Restaurativa Internacional, de la que formo parte, no he podido dejar de hacerme la pregunta que a ella misma, ya la hicieron en su día ¿de qué lado estas?. Exactamente es una cuestión que nos planteamos muy a menudo, los que nos dedicamos a este campo ¿la justicia restaurativa se centra en las victimas o en los infractores? Lo peor es que si no nos lo planteamos nosotros, la sociedad en general parece estar continuamente obligándonos a posicionarnos en un lado u otro, en un sentido u otro. Siempre parece que tenemos que estar decidiendo, o eres “rojo” o eres “facha”, o estas afiliado a un sindicato o estas contra los trabajadores, o eres seguidor de algo o estas en contra.
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Nadie parece plantearse que se puede ser neutral o al menos que se puede estar en un punto intermedio. ¿No decían los clásicos que en el medio está la virtud? Obviamente vivimos una época convulsa en la que nos radicalizamos, casi sin quererlo y esto ocurre en todos los ámbitos de la vida y a todos los niveles, y en la justicia no va a ser diferente. Solo hay que poner un ejemplo, se supone que los jueces no pueden tener ideologías políticas (algo difícil en un ser humano) y por eso no pueden estar afiliados a partidos, y sin embargo todos conocemos asociación progresistas y conservadoras, y también somos conscientes de sus luchas internas por alcanzar el dominio de las altas instancias judiciales, por eso últimamente nadie da un “euro” por su neutralidad.
Volviendo a la progresiva radicalización, al menos en justicia, el ciudadano experimenta una constante desilusión al percibir que la justicia no es justa, que siempre parece favorecer al que más tiene, (ven claramente que no es imparcial) lo que hace que al final siempre clamen por penas más duras, como lo único a lo que pueden “agarrarse” para soñar con una justicia que realmente que haga honor a su nombre. Los innumerables casos de corrupción de personajes como políticos y demás “fauna pública”, no favorecen la imagen de neutralidad que la justicia nos trata de transmitir, con imágenes como la “balanza de la justicia”, aun recuerdo el comentario de una persona allegada a mi, en referencia a los casos de corrupción: “les mandaba a trabajos forzados o a galeras, sino devuelven lo robado”, recuerdo que pensé: “lo malo es que no habría mar suficiente ni barcos tan grandes como para tantos y tantos corruptos”.
Está claro que la sociedad actual siempre parece que nos obliga a tomar un lado u otro, entonces retomando la Justicia Restaurativa, en qué bando estamos, en el de la víctima o en el del infractor.
Mi opinión es que la Justicia tradicional ya está suficientemente enfocada hacia el infractor. Cuando se comete un delito, automáticamente, el centro de atención es el delincuente: si es o no culpable, la pena que se le podría imponer, cómo era , si los vecinos o allegados lo consideraban normal o tenia comportamientos extraños y un largo etc. Los medios de comunicación, saben que esto vende y se harán eco hasta de los temas más insospechados, no miento si digo que hasta se analiza en horario de máxima audiencia por un grafólogo, los trazos de la escritura de un sospechoso de haber desaparecido a sus hijos. Y lo peor es que nos gusta el morbo porque estos programas dedicados a saturar sobre los delitos, en especial los que han creado más alarma social, no desaparecen, y es claro que es porque los vemos, haciendo así protagonistas a muchos delincuentes, alimentando así el “ego” de muchos y su afán por publicidad. Incluso llega el caso de que al final el sospechoso puede ser mostrado como una victima por sus allegados, familiares o incluso su abogado. Esta situación de la justicia tradicional, volcada en la figura del delincuente y apoyada por la prensa, no favorece para nada a las victimas de esos delitos y a otras personas que ha sufrido un crimen, en general. ¿Podemos imaginar el sentimiento de abandono y de impotencia al verse equiparadas al mismo nivel que los infractores?
Por eso, con la Justicia Restaurativa debemos partir de una realidad, hay una persona que ha sufrido un daño, hay una víctima a la que debemos escuchar, acompañar, otorgarla el reconocimiento y respeto que merece y ayudarla a superar el trauma del delito. Al igual que Howard Zehr, el padre de la Justicia Restaurativa, tengo claro que la Justicia Restaurativa está por y para las víctimas, aunque con esto no quiero decir que debamos posicionarnos en el lado de estas, olvidando a los delincuentes, por supuesto que no, porque si no caeríamos en los mismos errores que el sistema tradicional y aquí es donde vuelvo a repetir que en el medio está la virtud.
Simplemente debemos comenzar con que hay una persona que ha sufrido y que merece reconocimiento, partiendo de ahí la Justicia Restaurativa también trata de ayudar al infractor a reconocer su responsabilidad, asumirla como paso previo para su transformación. Y es que tampoco podemos olvidarnos por completo de los delincuentes, porque ayudándolos a ellos a no volver a delinquir, estamos también ayudando a las victimas, si, a las victimas directas, muchas de ellas desean que este no vuelva a hacer sufrir a otra persona, (cumpliendo de esta forma con una necesidad de éstas), también ayudamos a otras potenciales victimas ya que las personas se sentirán más seguras, sabiendo que hay menos probabilidades de que este infractor vuelva a cometer otro delito y menos posibilidades de que se conviertan en victimas.
Tal y como lo veo yo, no se trata de estar del lado de las victimas o de los infractores creo que se trata de empezar la casa por los cimientos para construir una vivienda fuerte, que no se derrumbe por un “huracán”. Atendiendo a las victimas, esto nos llevará a ayudar al infractor y al final repercutirá todos los beneficios, de nuevo en las victimas: directas, las potenciales y en la comunidad en general. Nos meteríamos en una espiral de beneficios donde lo que menos importa, es si se empieza por las victimas y por qué.
Para mi quizá esto es la grandeza de la Justicia Restaurativa, que podemos abordar el delito, sus consecuencias y sus daños directos y colaterales de una manera global, aunque suene utópico, podemos buscar realmente una justicia justa, y ayudando a las personas implicadas.
Por eso, esta es la justicia de la comunidad ¿por qué? Porque lo que queda en segundo plano (pero por supuesto no excluido) es la burocracia del sistema, calificaciones penales, responsabilidades civiles y todo lo que suena a chino a los no profesionales de la justicia….primero se atiende las necesidades de las personas (porque detrás del calificativo de victima, infractor, testigo, hay personas no números) y después, solo después se va a atender las necesidades del sistema de justicia penal.
Además, esta justicia restaurativa no está sujeta a procesos rígidos sino que es flexible, de ahí que sea un tremendo error aquellos que dicen: “mediación penal también llamada justicia restaurativa”….porque estaremos perdiendo otras posibles herramientas de esta justicia, que por supuesto no se limitan a la mediación, como algunos así lo quieren hacer creer. La Justicia Restaurativa a pesar de lo que quisieran algunos, esta compuesta por una serie de valores y principios, como el dialogo, empatía, comunicación, empoderamiento, reconocimiento, facilitación de la asunción de responsabilidad y un largo etcétera que ayudan a las personas a despojarse del rol ya sea victima o infractor. Hasta que la persona no deja de sentirse victima, no podrá recuperar cierta normalidad en su vida (y a esto muchas veces no contribuyen los medios de comunicación) y lo mismo, hasta que no quitemos el rol de infractor a una persona y le miremos por lo bueno que puede hacer en el futuro, no podrá volver a la comunidad como una persona “nueva”.
Y digo yo ¿esto no es a lo que debería aspirar cualquier estado: a que su justicia fuera justa, humana y equilibrada?
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.