Resumen
Jeff Hall, el miembro del mayor grupo neonazi de EE.UU, quería una sociedad blanca. Ésta y otras tantas declaraciones de este defensor de los ideales nazis quedaron recogidas en cuantiosas ocasiones en algunas de sus intervenciones públicas. Frente a un nutrido grupo de personas afirmó conscientemente que muchas de sus consignas políticas cargadas de odio, racismo y simbología de extrema derecha le llevarían antes o después a la desaparición.
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Numerosos periódicos americanos fueron testigos de las reuniones celebradas en su residencia de Riverside, en las que gran cantidad de simpatizantes mostraban su conformidad y fervor hasta el punto de que Hall, postulado como candidato por el NSM (Movimiento Nacional Socialista) a elecciones del distrito, había logrado casi el 28% de los votos, contando con cerca de 400 seguidores en 32 estados. Las fiestas de Hull se caracterizaban por la agresividad de sus declaraciones, la violencia en sus palabras y la dureza con la que sus seguidores respondían a sus consignas racistas, homófobas y en defensa de la raza aria, hasta el punto en que en el porche trasero de sus casa se izaba la bandera con la esvástica al mismo tiempo que todo tipo de parafernalia nazi se podría comprar en puestos dispuestos para la ocasión, convirtiendo estas fiestas en grandes acontecimientos a los que acudían gran multitud de vecinos de distritos cercanos. En el patio de su casa, poco modesta, se dedicaba a predicar su pensamiento contra la inmigración ilegal y la entronización de un poder único que rechazaba a los «negros».
Su miedo a ser atacado por algún inmigrante lo llevó a colocar una cámara de seguridad en las afueras de su vivienda. La agitada actividad grupal que llevaba a cabo Hull pasaba incluso por la creación de patrullas fronterizas en el desierto y territorios inhóspitos de diversos estados, reclutar “skinheads” y miembros del Ku Klux Klan así como también por enseñar las técnicas de tiro y el manejo de dispositivos de visión nocturna a su hijo. La defensa de la ideología nazi, el odio hacia el inmigrante y la pasión por las armas serían inculcadas a su pequeño hijo de 10 años, hasta el punto de que éste, bajo la custodia del padre tras una ardua lucha con la ex-mujer de Hall, le disparó de madrugada produciendo el fatal desenlace.
El niño podría ser absuelto por una posible demencia tanto por la difícil situación de su custodia como por las repercusiones psicológicas derivadas del entorno familiar, en el que al parecer sufrió abusos de muy diversa índole junto con su hermana.
Jorge Esteban Martín
Criminólogo | Diplomado Superior en Investigación Privada | Director de Seguridad
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