Diario de un preventivo (27)

Resumen

Miércoles, 11 de mayo

Me encuentro a Sánchez, el gitano del destino de tigres, en el patio.

-Qué pasa, primu. ¿Cómo ti ha idu con er destino de los cohones? Jua, jua, jua.

Me quedo mirándolo y no sé si cagarme en su estampa o reírme. Me inclino por lo segundo. Éste no es ningún tolai y tiene una jartá de primos en el patio que te cagas lorito.

Artículo completo

-Joder, Sánchez, vaya puta mierda de laboro que me has pasado. Oye, como no nos sueltan un clavo por ello y encima tenemos que comer mierda, nunca mejor dicho, porque no nos lo repartimos. Uno por  la mañana y el otro por la tarde. ¿Qué te parece, compi?- le propongo mientras observo como me mira por el rabillo del ojo y mueve los dedos en señal de hacer cuentas.

-Pues…, va ser qui sí. Mas convensío. Yo de mañanas y tú, a currelar las tardee. ¿Tas enteraú? Ah, y a los jichos, ni agua. Ezto e entre nos.

Afirmo con la cabeza. Me parece bien. Él elige por antigüedad. Nos damos la mano y cada cual por su lado.

Llamo a Patricia y la pillo llorando a moco tendido. Me dice con rabia que la están presionando los bancos para que realice los pagos de los créditos pendientes. Uno es el de la hipoteca de la casa. El otro de un crédito que habíamos pedido en su día. No sabe que hacer. Está desesperada. Con el sueldo que percibe, apenas paga los gastos y una pequeña parte del crédito hipotecario. Antes de colgar me suelta dos gritos:

-¡Tú nos metiste en esto; soluciónalo! –y corta la comunicación con  brusquedad.

Me desespero. Comienzo a patiear en redondo, con la cabeza gacha y las manos a las espaldas. Voy adquiriendo velocidad a medida que camino; un nudo en el estómago dificulta mi respiración. Cavilo. Entonces, como aparecido de la nada, surge el kurdo, que una vez más, se coloca a mi vera y me acompaña. Tan solo me dice y de pasada:

-Tú problemas. Tú jodido –y con eso vuelve a cerrar el pico sin dejar de andar. 

 

Bibliografía

Salir de la versión móvil