Diario de un preventivo (42)

Aún le doy vueltas a la conversación telefónica de ayer. Joder con la Pati… y yo que pensaba que la conocía. Ahora sí estoy convencido, que si se hubiera olido que el dinero provenía de los colombianos lo hubiera cogido igualmente, eso sí, haciéndose la loca, sin saber ni de dónde ni cómo, aparentemente. Menudas son.

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Hoy ha entrado un tío asqueroso al módulo. Cuenta con unos sesenta años a sus espaldas, es grande, obeso, pesado y calvo. Usa gafas, tiene cara de mal follado y es, por lo que comentan, un maltratador. Tenía a la mujer recluida en la casa y le daba unas palizas de aquí te espero. En una de esas, la tuvo que llevar al hospital, ya que la pobre perdió el conocimiento y llegó con un chichón en la cabezota de tres pares de cojones. El equipo médico llamó de inmediato a la madera, y de ahí, al calabozo. Después paso por el despacho de la juez de instrucción, que tras tomarle declaración, lo dejó libre con cargos.

De esto hace ya más de tres años. El caso es que el otro día lo juzgaron, y oliéndose por dónde iban a ir los tiros, espero a que la juez, una vez finalizada la vista, saliera de la sala. Ahí le esperaba el pavo cuchillo jamonero en mano. Y antes de que nadie se percatara de lo que allí ocurría, el gordo asestó dos cuchilladas traperas a su señoría en el brazo. Ésta salió berreando como gorrino al matadero. Por fin lo apresaron, y la agredida decretó su inmediato ingreso en prisión.

Nada más ponerse en la cola, y eso que es un recién llegado, ya empieza a exigir comida especial; a dar por culo. Le decimos que agua, que se pire con lo que le damos, y el muy hijo de la gran puta, comienza a levantar la voz. Miramos al funcionario que siempre vigila el servicio de comidas y nos da un, ok, con la cabeza. Le servimos lo que pide.

Cuando terminamos, nos acercamos Jesús y yo a la pecera.

-Don Juan, pero quién coño se cree es que ese… -no nos deja seguir.

-Tranquilos, chicos. Está enfermo y la orden viene de arriba –y hace un gesto a las alturas, a la dirección del centro. Es un enchufado.