Resumen
I.- Planteamiento
Ser famoso para recibir el reconocimiento, la atención y el agasajo del mundo entero es el sueño de casi todos los seres humanos, dado que ello supone gozar, sin duda, de innumerables privilegios, bien es cierto que esa fama también conlleva inconvenientes, que en algunos casos no son menores, pues quien tiene una imagen pública está expuesto al acoso y al miedo a sufrir algún daño proveniente de un fan obsesivo. La realidad es que los famosos no pueden salir a la calle a tomar un simple café sin ser reconocidos, lo que no todos consiguen sobrellevar de buen grado, pues ello supone renunciar a una normalidad de la que gozamos la gran mayoría de los mortales.
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Estas circunstancias y otras muchas convierten a algunas celebridades, en ocasiones, en víctimas de su propia fama ante la incapacidad de gestionar una exposición excesiva al ojo público, lo que les llega a generar una excesiva presión que puede desestabilizarles psicológicamente, particularmente, si se trata de una fama instantánea, de esas que llega de forma brusca, lo que imposibilita que se pueda digerir fácilmente.
A estos inconvenientes, que sin duda tiene el hecho de ser famoso, debemos añadir otro, cual es el hándicap que la fama tiene si el famoso entra en la cárcel, dado que su imagen pública quedará sometida durante su estancia en prisión a un “continuo juicio mediático" que será difícil de eludir.
II.- Las desventajas de ser famoso en prisión
Últimamente, la entrada en prisión de personas que tienen un alto impacto público –famosos- atrae, inevitablemente, la atención mediática, desde donde se compite por llenar espacios en programas de prensa, radio y televisión. Esta atención mediática, traslada al público informaciones sobre posibles privilegios en el trato hacia estos presos famosos en el medio penitenciario, que son falsas, pero que haciendo cierto ese eslogan periodístico de “que la verdad no estropee una buena noticia”, bajo el paraguas de “las medias verdades” consiguen alimentar las tertulias de muchos programas de la radio y la televisión.
La mayoría de las actuaciones penitenciarias que los medios de comunicación califican como tratos de favor hacia estos reclusos famosos no son otra cosa que prevenciones, que se deben tomar con determinadas personas presas para garantizar dentro de la cárcel su integridad física, de la que administración penitenciaria es garante por imperativo legal, pues la notoriedad de algunos personajes en la cárcel exige que se adopten medidas de seguridad especiales con ellos, que podrían visualizarse como deferencias hacia estas personas, cuando en realidad no son otra cosa que actuaciones encaminadas a garantizar esa seguridad personal, que su estancia en prisión requiere.
Al contrario, podemos decir que el hecho de ser famoso en prisión es un hándicap considerable, que puede llevar a una aplicación más exigente de la normativa penitenciaria con estos reclusos famosos -siempre dentro de la legalidad claro está-, en concreto, en el disfrute de determinados beneficios penitenciarios como son los permisos de salida y/o la clasificación en 3º grado penitenciario, a los que el preso famoso tiene más dificultades para acceder.
El hecho de que la actuación administrativa esté permanentemente bajo el ojo de la opinión pública determina, en los casos de los presos famosos, una menor discrecionalidad en la toma de decisiones que la administración penitenciaria puede adoptar con otros reclusos no sometidos a esta presión mediática. Esta circunstancia determina que algunas decisiones en materia de cumplimiento de la condena puedan estar pesadas más en la balanza de la opinión pública, alimentada por una excesiva atención mediática derivada de la popularidad de estos personajes, que en la balanza de la estricta igualdad en la aplicación de la legalidad penitenciaria.
III.- Conclusión
Podemos concluir esta breve reflexión sobre los inconvenientes que tiene el hecho de ser famoso en prisión, afirmando que las celebridades que entran en la cárcel pasan a ser reclusos como todos los demás que se encuentran ya dentro, desde el primer momento que pisan el recinto carcelario, con las mismas obligaciones y el mismo tratamiento que reciben todos los demás internos. Los presos famosos no tienen teléfono móvil en la cárcel, ni electrodomésticos en sus celdas, ni tampoco se les sirven suculentas comidas a base de exquisitos manjares -comen el racionado del Centro-.
Posiblemente después del cementerio, el lugar que más iguale a los seres humanos sea la entrada en la cárcel. Esto lo saben perfectamente los personajes famosos que en estos momentos se hallan entre rejas, que han podido constatar que dentro de la cárcel su nombre y apellidos no supone ninguna ventaja, al contrario, en ocasiones puede agravar su castigo, aunque se trate de algo difícil de creer para la opinión pública.
Bibliografía
Javier Nistal Burón, es licenciado en Derecho y diplomado en Criminología. Pertenece al cuerpo funcionarial de juristas de Instituciones Penitenciarias. Ha publicado más de un centenar de artículos doctrinales en distintas Revistas especializadas; asimismo, es coautor de varias publicaciones y autor de algunos libros sobre la temática penitenciaria.