Resumen
Cuando se sacude a un niño no siempre se hace con “malas intenciones”, tal vez algunas personas no sepan que los resultados de sacudir a los niños son devastadores. No obstante, sacudir a los bebes nunca será una buena opción para tranquilizarlo, ya a que se pueden producir múltiples lesiones que en ocasiones no son visibles.
El síndrome del bebé sacudido se refiere a una forma de lesión cerebral, que se genera cuando se sacude bruscamente a un bebé o niño pequeño, las sacudidas pueden producir hemorragias a nivel cerebral (hemorragias subdurales) o hemorragias en la retina, esto por el efecto del movimiento acelerado al que se encuentra sometido el cerebro, colisionando contra las paredes del cráneo. Las cabezas de los bebés son muy grandes y pesadas con relación a su frágil cuerpo, de ahí que los niños no tengan control de ésta cuando son sacudidos.
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Frecuentemente las víctimas de este tipo de daño, oscila entre el neonato y los dos años de edad, ya que aun no tienen la suficiente fuerza en su cuello y su cabeza, fácilmente se desplaza de un lado a otro de manera brusca cuando esta siendo sacudido; aunque también puede llegar a afectar a niños de cinco y seis años.
Los agresores que ocasionan este maltrato infantil pueden ser el padre, la madre, padrastros, novio de la madre, y en general las personas que se encargan del cuidado de los bebés. El agresor por ser incapaz para atender las necesidades del niño, puede llegar a pensar que sacudiendo al bebé hará que éste deje de llorar, descargando su frustración en el niño.
El daño cerebral se presenta en razón de la frecuencia, intensidad y duración de la sacudida, además existen otras alteraciones leves consistentes con este síndrome como irritabilidad, letargo, temblores, vómitos o pérdida de apetito, dificultades para respirar, incapacidad para sostener su cabeza, y otras más graves como lesiones oculares, fracturas de huesos y daño en la corteza prefrontal del cerebro.
Esta última lesión es la que se relaciona con el aspecto criminógeno, ya que ha decir de expertos en neurociencias -como Adrian Raine-, en la conducta delictiva y en la violencia hay una base biológica. Existen muchos factores que conforman el comportamiento, como el maltrato en la infancia y la falta de educación sustentada en valores por parte de los padres, entre otros del entorno social; empero, existen factores biológicos que contribuyen a las actividades delictivas, uno de estos es el mal funcionamiento y la estructura defectuosa de una parte del cerebro llamada corteza prefrontal (situada encima de los ojos y atrás de la frente).
La corteza prefrontal, es una parte del cerebro que interviene en la regulación del comportamiento, y la parte que se activa al momento de la toma de decisiones complejas; también es la zona del cerebro que inhibe las conductas violentas. Cuando esta área del cerebro no funciona con normalidad, se cree que puede suponer en algunas personas una predisposición hacia la violencia y la conducta delictiva, afectando la “comunicación” de la corteza prefrontal con el sistema límbico, que es el área encargada de las emociones, actuando como un sistema de refreno manteniendo un equilibrio interno y externo en el sujeto.
La forma de prevenir el daño de la corteza prefrontal a causa del síndrome del bebé sacudido, es evitar sacudirlos; además de tener cuidado de que los niños no sufran golpes en su cabeza, principalmente en la parte frontal.
Bibliografía
Licenciado en Derecho con Estudios en Psicología Educativa