Resumen
“Revilla de 83 años y Urrusolo Sistiaga, uno de los terroristas más buscados durante los años ochenta y parte de los noventa, se reunieron en el interior de la cárcel, según confirmaron fuentes conocedoras de la reunión. Esta se llevó a cabo dentro del marco de los “encuentros restaurativos” organizados por la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias, durante el Gobierno socialista con la colaboración de la Oficina de Victimas del Terrorismo del Gobierno Vasco. Los presos no obtienen beneficios penitenciarios. Hasta ahora se han reunido once presos con once víctimas, algunas con un mediador presente y otras sin él”
Este es un extracto de una las pocas noticias que se han ofrecido sobre este tema. También pude escuchar en la televisión los testimonios de un encargado de estos encuentros y de una víctima.
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Me parece importante que salgan por fin, a la luz noticias sobre estos procesos restaurativos, que al parecer se están realizando en la cárcel de Nanclares de Oca. Quizá, muchos de nosotros no entendemos el secretismo con que se ha llevado a cabo porque tal parece que consideran estas prácticas restaurativas como peligrosas y para evitar crear alarma social, nos suministran con cuentagotas la información.
Esta es la imagen que están ofreciendo, a mi parecer, totalmente equivocada por cuanto la Justicia Restaurativa es una filosofía positiva y muy beneficiosa, primero para las victimas y después, solo después, para el infractor.
Es necesario ofrecer a la opinión pública un concepto claro, preciso y abierto sobre lo que es y no es la Justicia Restaurativa, para que la gente no tenga recelos y sobre todo para que cualquier víctima de cualquier delito, pueda saber que esta posibilidad existe y que puede serla de gran ayuda. La gran pregunta para mi es ¿Por qué tanto secreto? Lo que es bueno para las víctimas directas del delito, es bueno para todos nosotros victimas indirectas de todos los delitos y en especial de estos tan abominables, como son los de terrorismo. Esta vía abierta debe seguirse en un futuro muy cercano para toda clase de delitos, con independencia de la gravedad, siempre que las victimas y los infractores, quieran participar voluntariamente. Por eso y para no frustrar estas expectativas sobre esta forma de ver la justicia más humana y cercana al ciudadano, es necesario evitar noticias inconclusas y poco clarificadoras
Los procesos restaurativos no son algo descabellado sino que es una posibilidad que está presente en la casi todos los lugares del mundo y que cada día más países adoptan. No en vano, la nueva directiva sobre víctimas de 18 de mayo de 2011, actualmente en discusión en el Parlamento Europeo, habla sobre los Servicios de Justicia Restaurativa y los asimila a otros de atención a las víctimas. Este es el enfoque de los procesos restaurativos, y que jamás me cansaré de explicar, se trata de trabajar por y para las víctimas, y si luego con ello conseguimos que los infractores no vuelvan a delinquir y asuman su responsabilidad, todos ganamos.
La noticia es positiva en dos sentidos:
1. Expresamente dice que los presos no obtienen beneficios penitenciarios y esto es claro, pues en delitos tan graves como estos, lo esencial es que le infractor asuma su responsabilidad, (así será más fácil que cuando vuelva a la sociedad, lo haga con el propósito de no volver a delinquir) y que la victima pueda superar el trauma del delito sufrido.
2. Se habla por fin, de encuentros restaurativos, con lo que así se acaba con la errónea equiparación entre mediación penal y Justicia Restaurativa. En nuestro país, hay una peligrosa confusión de conceptos, Justicia Restaurativa es una filosofía, un nuevo paradigma de justicia y mediación penal es tan solo una herramienta para aplicar esta justicia, y ni tan siquiera la más restaurativa. Esta distinción de conceptos, ojala se haga realidad y se pueda plasmar en el estatuto sobre víctimas, que el Ministro de Justicia tiene planeado elaborar, y siguiendo la línea de la directiva europea, esperemos que se hable de servicios de justicia restaurativa, puesto que es una necesidad y una demanda social para que las víctimas dejen de sentirse solas, y abandonadas por un sistema tradicional de justicia duro, frío y excesivamente burocratizado.
Por el contrario, me preocupa que se diga en los periódicos que estos encuentros restaurativos, a veces se realizan en presencia de un mediador y otras solo la victima y el infractor. Esto es muy serio, por cuanto en un delito tan grave como los de terrorismo, se hace más necesario que nunca, la presencia de un facilitador que guíe el dialogo de las partes, alivie las tensiones para favorecer un ambiente seguro para la víctima y que ésta se sienta cómoda para hablar con tranquilidad.
Quiero creer que es un error del periódico, porque esta práctica seria muy peligrosa para las victimas y lo que está destinado a favorecer su curación puede acabar traumatizándola más.
Hay que tener cuidado en cómo escribimos y transmitimos a los ciudadanos estos conceptos y sobre todo si tenemos entre manos algo tan importante, hay que saber lo que se está haciendo. Lo principal de cualquier proceso restaurativo es ofrecer a la víctima un espacio seguro para poder expresarse, si no participa el facilitador en estos encuentros conjuntos, las garantías de la seguridad quiebran y los facilitadores o mediadores no estarán cumpliendo con sus funciones de forma adecuada.
No hay que olvidar, que estos proceso y máxime en delitos graves son largos y la víctima lo que necesita es obtener respuestas, su camino hacia la curación, empezará con reproches e incluso sentimientos de ira u odio para ir saltando obstáculos hacia la superación del trauma, pasando de victima a superviviente.
Al hilo de esta noticia, pude ver algo similar en la televisión y lo que más me sorprendió es que las víctimas parece que entienden mejor en qué, consiste la Justicia Restaurativa, que los propios encargados de estos procesos. ¿Por qué digo esto?
Una viuda de un asesinado por la banda terrorista ETA, expresó sus sentimientos, por qué quiso participar y reunirse con el terrorista, y para mí, fue revelador escucharla decir que necesitaba respuestas, saber qué sintió el infractor cuando mató a su marido… y como después de recorrer su camino interior, se dio cuenta de que el perdón no era por el bien del preso, sino por su propio bienestar, porque el perdón es liberador. Esta señora explicó a la perfección cuales son las necesidades de las víctimas y por qué los procesos restaurativos son beneficiosos.
Sin embargo, para mi asombro un responsable de estos procesos decía en la televisión, que no siempre los encuentros acaban dándose la mano victima e infractor y que recordaba el caso en el que una victima había concluido la reunión diciendo al infractor, “prefiero ser la viuda de un asesinado que la madre de un asesino” Para mi espanto, lo dijo como si esto fuera algo normal y yo me pregunto ¿cree de verdad, que ese encuentro ha sido beneficioso para la víctima? Por supuesto que no solo no ha sido beneficioso, sino que además ha podido perjudicarla demasiado. Es claro que durante el proceso, nadie debe esperar el perdón, ni siquiera se debe hablar de ello, el facilitador guía a las partes en su dialogo, y las expectativas jamás deben ser que ambas partes se den la mano o se reconcilien. Lo que ocurre es que si se ha sabido abordar las necesidades de las victimas y lo que esperan de este encuentro, además de si se ha realizado el proceso pensando en esta victima y solo si ésta, está preparada, la propia inercia de la reunión va a favorecer este “camino de la victima” que empieza con sentimientos normales y lógicos de ira, odio y resentimiento y que poco a poco acaba con una reconciliación con ella misma, con el mundo y en ocasiones con el infractor. (Como dijo una victima el perdón es liberador) Me quedo con lo bueno, por fin se habla de Justicia Restaurativa, pero para favorecer estas practicas es necesario evitar el secretismo, noticias confusas y practicas y creencias sobre esta justicia erróneas. Sin olvidar que todo esto se hace por las VICTIMAS.