Resumen
Desde los inicios de la ciencia criminológica, en el siglo XIX, los primeros autores ya percibieron la necesidad de desarrollar una visión comparada de la Criminología, que permitiera saber no tan solo cómo es la delincuencia en los países de nuestro entorno, sino cómo son las políticas preventivas desarrolladas en otros lugares, todo ello con la finalidad de poder trabajar en el diseño de las mejores políticas posibles encaminadas a la gestión de los problemas de criminalidad. Tanto es así, que teóricos como Sheptycki y Wardak (2005) pronuncian sentencias como “cualquier Criminología merecedora de este nombre debe contener una dimensión comparada”, o Aebi (2010) “la ciencia se basa en las comparaciones, y la Criminología no es una excepción a esa norma”.
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No obstante, para poder desarrollar dicha visión comparada es imprescindible tener toda la información, tanto de nuestro país como de las naciones con las que pretendemos desarrollar el estudio. Encontramos, en este punto, un problema de sobras conocido por todos los criminólogos y criminólogas, la falta de información pública. Si bien tenemos poca y poco creíble información sobre la criminalidad en España, existen países en los que la información de la que disponemos es tan poca que es apenas inexistente, dificultando que se pueda encaminar ningún tipo de estudio. Un caso paradigmático de un país del que tenemos poquísima información sobre su sistema penal y sus políticas criminales es la República Popular Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte.
Por ese motivo, tenemos hoy con nosotros al señor Cao de Benós, delegado especial de Corea del Norte en las relaciones con Occidente y presidente de la Asociación de Amistad con Corea (KFA).
P. Nos llega información de muchos y muy variados medios de comunicación sobre cómo es la política norcoreana, pero nos gustaría saber cuál es la percepción del delegado especial de Corea del Norte en el extranjero sobre esa realidad ¿Podría describirnos brevemente la situación política actual en Corea del Norte?
R. La situación en la RPDC es de total estabilidad. El Partido del Trabajo de Corea, que liberó al país de la dominación del imperio japonés en 1945, es el mismo que en la actualidad tiene la mayoría del apoyo popular. Así que aunque el sistema político socialista se actualiza e incorpora aspectos innovadores en lo práctico, la esencia sigue siendo la misma. En el país, la propiedad de la tierra e industria pertenecen al pueblo y son gestionadas por el estado que otorga la vivienda gratuitamente. Asimismo los servicios de educación y sanidad son totalmente públicos y gratuitos. No existen el analfabetismo y el desempleo.
P. Entrando en cuestiones más directamente relacionadas con el objeto de estudio de la Criminología, ¿cuáles considera que son los principales problemas de criminalidad que existen actualmente en Corea del Norte?
R. La criminalidad es muy escasa debido a varios factores, primero a la existencia de una homogeneidad en lo social que no permite diferencias de clase. Por otra el uso de los medios de comunicación y soporte artístico como auténticas aulas públicas para motivar y educar a la población en los valores positivos del ser humano, y finalmente la ausencia de influencia exterior directa o indirecta que pudiera propiciar un comportamiento antisocial o criminal por imitación.
Comparado con cualquier otro país es muy excepcional observar estos casos, pero el hurto sería el más frecuente.
P. En Criminología se ha analizado, en el caso de los antiguos países soviéticos, cómo la criminalidad incrementó brutalmente al diluirse la Unión Soviética en 1991. ¿Observa diferencias importantes entre los problemas de criminalidad en Corea del Norte y en los países occidentales?
R. Por supuesto, son radicalmente diferentes. En España u otros países occidentales la búsqueda de la riqueza material y la competencia suelen ser el eje central de vida. En países como lo fueron la URSS u otros de sistema socialista, el mensaje es la unidad, la armonía y el trabajo para la prosperidad nacional. La compensación del esfuerzo se premia mediante un sistema meritocrático, principalmente medallas o posiciones de mayor responsabilidad.
Además el gobierno se encarga de no promocionar arte o entretenimiento relacionado con la violencia gratuita. Un ejemplo en occidente es el videojuego GTA (Grand Theft Auto), que habitualmente ha sido superventas y va por su quinta entrega. Les recomiendo que lo prueben. Cuando un joven de 13 años debe sumergirse en un ‘mundo’ en el que amasa dinero haciendo carreras ilegales, atracando estaciones de servicio o asesinando a clanes rivales, es muy fácil que en un momento de tensión y si consigue una ballesta en el mundo real, acabe asesinando a alguien. Si las armas están en sus respectivos clubs deportivos y el chaval no aprende ese tipo de conducta, ese crimen difícilmente se producirá.
Siempre pongo un ejemplo: Los jóvenes coreanos ni siquiera saben el significado de las palabras cocaína o heroína. En cambio hace poco, en una conferencia que di en la Universidad de Granada, se me ocurrió decir que exportábamos cristal (refiriéndome obviamente a vidrio endurecido). Resulta que algunos estudiantes interpretaron mi palabra como un tipo de metanfetamina, y tuve que hacer una corrección para dejarlo claro. Realmente me quedé sorprendido. Que alguien piense en el significado menos probable de dicha palabra (especialmente en el contexto donde me encontraba), dice mucho de la sociedad tan podrida que les rodea.
P. Entendemos que la RPDC, igual que la mayor parte de países asiáticos, basa su política criminal en un sistema regulado de sanciones a diferentes actos delictivos, ¿es así? Y, en caso afirmativo, ¿cuáles son las principales penas (por ejemplo, prisión, multa, penas en beneficio de la comunidad, etc.) impuestas en el país?
R. En la RPDC siempre se aplica la prevención, y usamos mucho un mecanismo psicológico basado en ser aceptado y querido (o no) en la familia.
En el país la célula social es la colectividad y no el individuo, y la camaradería comporta una cohesión social. Aunque todos somos diferentes y tenemos nuestra forma de pensar, siempre sacrificamos el egoísmo o decisión personal por el bien común, por el bien de la familia y el país. En el caso de un delincuente, está rompiendo esa norma, está traicionando el ideal central, así que se le hace reflexionar y ver que si se comporta así se quedará sólo. En Corea no hay mafias, no hay lugares donde esconderse y llevar una vida al margen del resto. Así que incluso el delincuente más duro necesita un apoyo y el cariño de alguien, se dará cuenta de que el crimen no compensa.
Los actos delictivos leves suelen ser disculpados a cambio de trabajos sociales y una promesa en público a la familia, compañeros de trabajo, etc. de que esa situación no se repetirá. De esa forma se ‘abraza’ de nuevo al acusado, y en la mayoría de los casos se reincorpora a la sociedad y su puesto de trabajo.
Eso sí, en caso de reincidencia o crímenes graves (como una violación) las penas son mucho más severas que en occidente, y casi todas ellas conllevarán trabajos forzados durante muchos años y un borrón permanente en su historial que le impedirá acceder a empleos o posiciones con relevancia de por vida.
P. Le hemos escuchado hablar públicamente en diferentes ocasiones sobre el rechazo que la misma sociedad impone a determinadas conductas que, aunque no son delictivas, sí que son percibidas como inmorales por la comunidad, ¿podría hablarnos de cómo suele ser la reacción de la sociedad, por ejemplo, ante un caso de adulterio?
R. El adulterio significará el divorcio inmediato en casi todos los casos, el rechazo de ambas familias y una pesada losa en la vida política y laboral. A pesar de que no conste en su historial oficial, en Corea la gente habla mucho, el comportamiento de dicho sujeto se extenderá como la pólvora y probablemente no pueda encontrar una pareja en el futuro. La moralidad ha sido una importante característica en Corea desde hace cientos de años.
P. También recibimos periódicamente noticias sobre personas condenadas a muerte en el país, en este sentido, nos gustaría preguntarle si efectivamente existe la pena de muerte en Corea del Norte. Y, en caso de ser así, ¿cuáles son las conductas que pueden ser condenadas con la pena capital?
R. La pena de muerte se dictamina sólo en casos muy graves, de terrorismo con sangre, asesinato o intento de golpe de estado. Se aplica excepcionalmente, por batallón de fusilamiento y ni se anuncia ni se exhibe. La mayoría de noticias respecto a esto son totalmente falsas y las fuentes suelen ser la CIA o el NIS (Servicio de Inteligencia de Corea del Sur).
P. En último lugar, nos gustaría preguntarle si tiene conocimiento sobre la existencia de estudios universitarios o de otro tipo en Criminología en Corea del Norte.
R. Existen dichos estudios, pero normalmente la formación está ligada a carreras científicas o policiales relacionadas con el Ministerio de Seguridad Popular (Ministerio de Interior). No es tan común como en España, ya que en la RPDC no hay detectives independientes, seguridad privada, periodistas de casos criminales, etc.
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Agradecerle de nuevo las respuestas, que han sido publicadas íntegramente y sin la más mínima modificación, al señor Cao de Benós.
REFERENCIAS
Aebi, M.F. (2010). Methodological issues in the comparison of police-recorded crime rates. En Shoham, S.G., Knepper, P. y Kett, M. (eds.) International Handbook of Criminology (211-227). Boca Raton/ London/ New York: CRC Press, Taylor & Francis Group.
Sheptycki, J. y Wardak, A. (eds.) (2005). Transnational and Comparative Criminology. London: Glasshouse Press.
Bibliografía
De profesión: investigador predoctoral de la Universidad de Manchester y colaborador del Centro Crímina para el estudio y prevención de la delincuencia de la Universidad Miguel Hernández.
De formación: Graduado en Criminología por la Universidad Autónoma de Barcelona, Máster en Análisis y Prevención del Crimen por la Universidad Miguel Hernández y estudiante de doctorado en la Universidad de Manchester.
De pasión: amante de la literatura, el arte y la política, pero sobre todo de la relación entre los anteriores.