Resumen
Si la definición de revolución se refiere a un proceso de transacción del poder de una clase a otra, o de cambiar alianzas, entonces nos encontramos ahora ante una necesidad de revisar con calma y tratar de investigar una vez más en la historia esta misma definición tras la primavera árabe. Esto debe hacerse de una forma científica, y dándole la importancia que se merece.
Se debe encontrar una nueva formula que ayude a analizar, resolver y medir precisamente lo que está pasando en cada país con el fin de alcanzar un nuevo concepto del significado de la palabra revolución.
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¿Cuáles son los objetivos y motivos de la revolución árabe? ¿Quién los maneja y dirige? ¿Qué hace que se diferencien de las antiguas revoluciones?
Debemos examinar en este sentido cuidadosamente lo que ocurre y no apresurarnos a juzgar hasta que se llegue a madurar una nueva ecuación en el país en el que surge la revolución.
Cuando utilizamos la palabra revolución, el significado que implica, nos produce como primera sensación al oírla, la idea de derrocar al líder del país, o al jefe político que gobierna, llevado a cabo por la población civil o por un grupo de pesonas que comparte los mismos sufrimientos y objetivos para lograr un cambio a mejor, por el incumplimiento del partido o gobierno de turno.
Etimológicamente la palabra revolución, de un lado, se relaciona con los cambios que se producen en la sociedad civil y tiene como resultado la transacción del poder de una clase social a otra, o la aparición de nuevas clases como un signo de una verdadera revolución; y por otro lado, se utiliza en el cambio parcial a una pequeña escala, que afecta a la corteza del poder político donde se produce el derrocamiento de los gobernantes y se sustituyen, sin conllevar por ello un cambio de carácter social, económico o del sistema de valores que prevalecen en la sociedad. Este concepto parece que se identifica con el sentido “golpe”.
La historia de los cambios en los países árabes, se parece más a esta otra idea en la estructura de la revolución. Ésta ha sido siempre de carácter político, sin llevar el motivo del cambio social o económico. Estos golpes parece que se perciben cada vez más en el entorno de los estados árabe y al ser diferentes de las anteriores revoluciones, se deben a la incapacidad de los presidentes de estos países, cuyos esfuerzos se dirigen a conservar al pueblo callado ante los fracasos políticos y económicos que están sufriendo, utilizando al ejercito, que sirve a los mismos líderes en lugar de a la población. Esta población fermentó y cocinó los ingredientes que llevaron a un levantamiento popular espontáneo y emocional. Pero aquí faltaba el factor más importante, el de tener a los intelectuales como líderes de la revolución para dirigir a los civiles revolucionados, con sus conocimientos y objetivos; es decir, la fórmula científica es que el pueblo a punto de ebullición tendría que crecer con las ideas revolucionarias propuestas por los intelectuales para alcanzar los objetivos de la revolución. Sin esta base teórica, la revolución no irá más allá del sueño de estos intelectuales.
Algunos de estos pensadores se reúnen en congresos islámicos y jornadas nacionales, sin estar realmente relacionados con los fines de la juventud árabe y sus intereses, por ejemplo la Conferencia Internacional sobre el despertar islámico celebrada en Iran para discutir los cambios en la región y los efectos del despertar islámico y los acontecimientos en el mismo. Estos intelectuales son invitados a cooperar y actuar en esta época decisiva de la historia para lograr cambios importantes y positivos después de muchos años de sufrimiento, y así dar al país un empujón hacia el progreso. El resultado de sus esfuerzos debe tener una base fuerte que retenga a otras revoluciones opuestas ella en el futuro.
Con las revoluciones árabes estamos seguros de que ha habido un cambio intelectual completo en el concepto de la palabra revolución y en los intentos de muchos científicos para definirla. Algunos la comparan con la revolución francesa por la importancia que conlleva en la historia moderna árabe.
En Túnez empezó un viento de cambio y sigue soplando sin parar en otros países como en Egipto y Yemen. Sin duda este va a ser el núcleo de los estudios de muchos pensadores. Se registrará hasta el minúsculo detalle de las canciones y consignas de los revolucionarios, así como sus características y los factores de su éxito.
El esfuerzo de los investigadores para analizar la revolución se ha hecho empleando los antiguos métodos de estudio, encontrándose el gran problema de este nuevo modo de revolución también necesita un nuevo método para analizar y evaluar de manera intensiva las nuevas formas y características de las revoluciones; es decir, un académico que investiga estas revoluciones llegará a la conclusión de que es imposible un modelo para medirlas y generalizarlas junto con el resto.
Sin duda, la característica que diferencia a las nuevas revoluciones árabes de la francesa de 1789, estudiada por filósofos y pensadores durante muchas décadas, seguida por la revolución bolchevique de 1917, reside en que aquéllas emanan del pueblo, ni están dirigidas sólo por intelectuales o partidos políticos.
Las características de las revoluciones de Lenin y el fin de la guerra fría tampoco se pueden aplicar relativamente a estas mismas, pues la revolución en Libia no ha sido dirigida por líderes de partidos políticos. Ni tampoco tienen acumulamiento revolucionario, como las de los 50-60 en la mismo Libia que fueron de carácter militar. Nunca en la historia se había producido en los países árabes una revolución de la ciudadanía (dirigida por los ciudadanos) como la sucedida últimamente.
Estas nuevas revoluciones no se pueden comparar con nada en exclusiva, por cambiar la forma, motivo, tiempo y sitio en los que se producen. Son más como una obra de creatividad, por las nuevas características que conlleva sin ser dirigidas directamente por lideres o partidos políticos, pero con el consentimiento común de los ciudadanos de alcanzar el mismo objetivo de la libertad, democracia y reforma del país y tener derechos humanos y salir a la calle de forma aleatoria Como una reacción a la presión sufrida por el gobierno fracasado, que son los derechos fundamentales de cada ser humano en todos los países firmados por los líderes de estados como se refiere a ella la declaración universal de los derechos humanos.
Bassam Salim
Periodista (Universidad de Damasco). Experto en ciencias políticas y especializado en Relaciones Internacionales (Jawaharlal Nehru University, de Nueva Delhi)
Bassam.salim82@gmail.com