Resumen
Con esta columna quiero empezar diciendo algo que dijo Séneca: “Todo delito tiene un precedente”.
Siempre en una historia hay dos versiones, dos caras de una misma moneda y en el caso de un delito, detrás de víctima e infractor, hay toda una serie de vivencias. Hoy quiero hablar de un caso real de un infractor, destinado desde su nacimiento a serlo que gracias a la Justicia Restaurativa pudo cambiar y tuvo una segunda oportunidad.
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Esta es la historia de Peter Woolf. Adicto a la heroína y con una familia dedicada a la vida criminal, nada hacia presagiar que entrar a robar a la casa de Will Riley iba a ser su último delito. Entró a su casa al azar, buscando cosas que vender para drogas. Cuando llegó a casa la reacción de Riley al encontrarse con Woolf, fue de luchar con él, lo hizo sin pensar y de hecho llegó a pensar que iba a morir. Nunca supo por qué se enfrentó con Woolf pero lo que si tuvo claro, cuando todo hubo pasado, lo mal que se sentía: triste, enfadado, deprimido, sólo y culpable, sobre todo culpable. Lo que más le hacía sufrir es que había perdido su sentimiento de seguridad, pensaba que su casa era inviolable y que su familia esta protegida y segura dentro del hogar y a raíz de lo que hizo Woolf, todo esto se había quebrado.
Woolf fue arrestado y condenado a tres años de prisión, nada parecía que fuera a cambiar en su vida de adicciones y delitos. Sin embargo, un día le ofrecieron encontrarse con Riley en un proceso restaurativo: concretamente una conferencia. Woolf era consciente que en un primer momento sólo una pequeña parte de él, quería decir lo siento. Pero cuando oyó a Riley expresar cómo se sentía, empezó a compartir su dolor, supo que en verdad estaba escuchando a otro ser humano al que había dañado, jamás pensó que un robo haría sentirse tan mal a una persona. Lo que más le impresionó es oír que se sentía culpable, ¡culpable por algo que había hecho el!
También quedo afectado cuando los facilitadores preguntaron a Riley que quería que le pasara. Pensó que diría que quería que se” pudriera” en la cárcel, sin embargo para su sorpresa dijo que deseaba que tuviera una educación, se rehabilitara de sus adiciones e incluso consiguiera un trabajo.
El efecto que el proceso restaurativo tuvo en él fue inmediato, pudo ponerse en el lugar de sus víctimas a través de Riley, en ese instante se dio cuenta de todo el daño que había causado. Y justo en ese momento eligió el camino correcto, cosa que durante su vida nunca lo había hecho. Woolf sintió que a pesar de todo, tenía una oportunidad de cambiar y si esta era su elección, iba a ser ayudado. Entró en juego la vergüenza integrativa (por contraposición a la desintegrativa) no se trata de humillar al infractor, se trata de denunciar su conducta como algo inaceptable pero a la vez reafirmar su compromiso de que si quiere cambiar, va a ser apoyado para así reintegrarlo de nuevo en la sociedad. Vio que escuchar de voz de Riley el daño que le causó, fue más importante que lo que pudiera pensar. Sintió vergüenza y se enfadó consigo mismo, esto hizo que supiera que algo debía cambiar.
La Justicia Restaurativa se centra en las víctimas les da un espacio para que su voz sea oída, porque con el sistema tradicional sienten que todo gira en torno al infractor. No obstante la Justicia Restaurativa tiene un efecto importante en muchos infractores como Woolf.
Por eso esta columna intenta mostrar que los beneficios de la justicia restaurativa pueden concienciar a muchos infractores, ya que enfrentándose a sus víctimas pueden responsabilizarse del hecho, asumir el mal que han causado y querer cambiar. De hecho, un gran potencial de la Justicia Restaurativa es que evita en muchos casos la reincidencia y previene la comisión de nuevos delitos.
¿Pero esto realmente sucede? Imagino que muchos os estaréis preguntando esto….pues efectivamente no siempre y en todos los casos, pero sí muy a menudo. Para muestra el caso de Woolf, delincuente común, reincidente… ¿alguien hubiera pensado que podría convertirse en un hombre nuevo?
Efectivamente esto fue así, y como siempre digo, la Justicia Restaurativa atiende las necesidades de las víctimas pero siendo un poco egoístas, si con estos procesos conseguimos que el infractor comprenda el daño que causó, todos nosotros (potenciales futuras víctimas) nos sentiremos más seguros, con lo que el beneficio será mucho más grande y eficaz de lo que en un principio nos podríamos imaginar.
De hecho Riley y Woolf contaron su historia en un video que está disponible en youtube “the Woolf within”, además fundaron una organización llamada Why me?, el nombre no es algo aleatorio, sino que es la pregunta que toda víctima de delito se hace: ¿por qué a mi? Además esto es lo primero que preguntan al delincuente si se reúnen en un proceso restaurativo. El propósito de esta historia es hacer ver que los procesos restaurativos también son buenos de forma indirecta para el infractor:
Aunque parezca imposible los infractores siempre pueden cambiar y reflexionar acerca de lo malo que se ha hecho para querer vivir un futuro nuevo y la justicia restaurativa propicia muchos de estos cambios. La Justicia Restaurativa les ofrece apoyo necesario si quieren vivir una vida alejada del delito y a la vez, esto ayuda a la víctima pues esta sabrá que este infractor no volverá a hacer lo mismo a nadie. No todos lo lograran o se concienciaran pero con que uno lo haga todos ganaremos en seguridad y paz.
Este caso realmente muestra que incluso aquellos infractores reincidentes que en ocasiones damos por “perdidos” pueden integrarse en la comunidad de nuevo.
Para los escépticos de estos procesos restaurativos diré que es un proceso que cura las “heridas” de las víctimas y trata de concienciar y autoresponsabilizar al infractor. Pero solo realmente si has sufrido un delito o alguien de tu entorno, se sabe como te hace sentir el sistema tradicional de justicia y el “poder” y “voz” que te otorgan los procesos restaurativos. Estos aplacan la sed de venganza y proporcionan un punto y a parte en el delito para poder recuperar una vida lo más normal posible.
En segundo lugar, ofrece una posibilidad real al delincuente de transformarse independientemente de si tiene que cumplir condena por el daño que causó. Solo importa que si se responsabiliza, se le va a ayudar y apoyar.
Aunque la Justicia Restaurativa no trata del perdón y la reconciliación entre víctima y victimario, realmente el espacio de dialogo y comunicación que ofrecen estos procesos, hace que en muchas ocasiones esto surja espontáneamente de las propias partes involucradas, lo cual es muy bueno para ambas.
Esta historia de esperanza, evita etiquetas sobre todo la de delincuentes “sin posibilidad de rehabilitación” porque la Justicia Restaurativa puede llevarlos al remordimiento. Todo puede ser posible, o mejor dicho no hay nada que sea totalmente imposible.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.