Resumen
Este trabajo es fruto del viaje que un grupo de personas realizamos el pasado mes de marzo a El Salvador promovido por la Fundación por la Justicia; organización (sin ánimo de lucro) que se afana en favor de los Derechos Humanos y la Justicia a través de proyectos de formación, sensibilización y cooperación al desarrollo, fomentando valores de Paz y Solidaridad tanto en España como en los países más desfavorecidos de África, Asia y Latinoamérica.
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Este trabajo es fruto del viaje que un grupo de personas realizamos el pasado mes de marzo a El Salvador promovido por la Fundación por la Justicia; organización (sin ánimo de lucro) que se afana en favor de los Derechos Humanos y la Justicia a través de proyectos de formación, sensibilización y cooperación al desarrollo, fomentando valores de Paz y Solidaridad tanto en España como en los países más desfavorecidos de África, Asia y Latinoamérica.
Durante la estancia en este país pudimos conocer, aunque someramente, la realidad penitenciaria. Personalmente pude visitar dos centros penitenciarios, Mariona y Cojutepeque, entrevistarme con el Director General de Centros Penales y otros altos cargos de la Administración Penitenciaria y conocer distintas personas pertenecientes a organizaciones que colaboran en los centros penales como Pastoral Penitenciaria o mediante programas de cooperación internacional, así como hablar con algunos internos. Fuimos recibidos en grupo y mantuvimos entrevistas con Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos (equivalente al Defensor del Pueblo), Ministra de Trabajo y Director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centro Americana entre otras autoridades y diversas personas que trabajan en la defensa de los Derechos Humanos. Todos ellos nos transmitieron las dificultades existentes en el país para practicar las reformas institucionales, políticas y sociales que necesitan.
EL SALVADOR
El Salvador es el país más pequeño de Centroamérica, su extensión de 20.742 km2 es sólo un poco menor que la de la Comunidad Valenciana. Su población aproximadamente de 6 millones de habitantes aparte de otros 2 millones residentes en los Estados Unidos.
La historia reciente de este país ha estado marcada por 12 años de guerra civil que sufrió desde 1980 hasta concluir en 1992 con la firma el 16 de enero de los Acuerdos de Paz de Chapultepec (Méjico) entre el Gobierno y la Guerrilla.
Con los Acuerdos de Paz se crearon la nueva Policía Nacional Civil, la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y el Tribunal Supremo Electoral. Además se le dio vida legal, como partido político, al Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y se redefinió el papel del ejército, reservado para la defensa de la soberanía y la integridad territorial.
La forma política es de república democrática y representativa. El Órgano Ejecutivo está encabezado por el Presidente de la República electo por votación directa y permanece en el cargo 5 años. El Órgano Legislativo se denomina Asamblea Legislativa de El Salvador (unicameral) de 84 diputados y el Órgano Judicial está encabezado por la Corte Suprema de Justicia, integrada por 15 magistrados, siendo uno de ellos elegido como Presidente.
Desde 1989 ha gobernado el país el partido ARENA (Alianza Republicana Nacionalista) de tendencia conservadora, en 2009 accedió al gobierno el actual Presidente de la República, Mauricio Funes, líder del FMLN (antigua Guerrilla).
DATOS SOBRE POBLACIÓN RECLUIDA EN CENTROAMERICA
Las prisiones salvadoreñas albergan dentro de sus muros cerca de 25.000 personas. Se trata de un número muy elevado teniendo en cuenta su población. La ratio de presos por 100.000 habitantes se sitúa en 403, ello supone como se observa en el siguiente gráfico el índice más alto de los países de la región.
El Salvador, Guatemala y Honduras forman el llamado triángulo norte de Centroamérica que es la zona donde se producen más homicidios de todo el planeta. Sin embargo llama la atención que teniendo tasas similares de delincuencia exista una diferencia tan grande en cuanto a número de reclusos, con respecto a Guatemala, El Salvador quintuplica la ratio.
Si observamos la evolución de la ratio de presos de El Salvador desde 1992 observamos hasta 2001-2004 un aumento está contenido, a partir de este último año se dispara. En menos de 10 años la tasa de presos se ha triplicado.
El aumento de los reclusos en la última década es un fenómeno que afecta no sólo a El Salvador, pero en la proporción que allí sucede si que supone un rasgo diferenciado. Uno de los principales causantes de este desmesurado aumento como más adelante se verá son los planes antimaras que a partir de 2003 se pusieron en marcha.
En este gráfico podemos observar la evolución de la ratio de de presos en los últimos años en Honduras, Guatemala y El Salvador, países muy parecidos socioeconómicamente y con similares problemas de delincuencia y crimen organizado con fuerte presencia de maras.
Podemos comprobar una vez más que el número de reclusos que tiene un país depende principalmente de decisiones políticas más que de su nivel de criminalidad.
Dentro del contexto internacional la ratio de El Salvador se encuentra dentro del grupo de países con tasas más altas. Por ejemplo tiene más del doble que España siendo que esta tiene la más alta de la Europa de los 151. Estados Unidos con 748 tiene la mayor ratio mundial y casi el doble que El Salvador.
REGULACIÓN LEGAL DEL SISTEMA PENITENCIARIO
La gestión de las prisiones en este país está encomendada a la Dirección General de Centros Penales dependiente según la Ley Penitenciaria del Ministerio del Interior, no obstante, en el año 2000 se crea el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública que reúne las competencias de Justicia e Interior.
La Ley Penitenciaria fue aprobada por Decreto Legislativo número 1027 de 24 de abril 1997, también existe un Reglamento General de la Ley Penitenciaria que la desarrolla aprobado por Decreto Ejecutivo del Ministerio de Gobernación del año 2000.
TIPOS DE CENTROS
Según establece la Ley Penitenciaria existen los siguientes:
- Centros de admisión
- Centros preventivos
- Centros de cumplimiento de penas
- Centros ordinarios
- Centros abiertos
- Centros de detención menor
- Centros de seguridad. La Ley Penitenciaria ha sido reformada recientemente y además de los internos altamente peligrosos y agresivos, deberán estar en los Centros de Seguridad, los que han sido condenados por delitos de narcotráfico, crimen organizado, homicidio agravado, violación, secuestro o que fueren reincidentes. La dependencia de los internos en los centros de seguridad será por tiempo mínimo hasta que desaparezcan las circunstancias que determinaron su ingreso.
- Centros especiales. Los Centros especiales estarán destinados para la atención y tratamiento de la salud física y mental de los internos. No existe ningún centro de estas características.
El sistema penitenciario de El Salvador cuenta con 19 recintos:
1.- Centros Preventivos: Recintos penitenciarios destinados a la retención y custodia de detenidos provisionalmente por orden judicial.
- Centro Penitenciario de Sonsonate.
- Centro Penitenciario de la Unión.
- Centro Preventivo Jucuapa-Hombres.
2.- Centros de Cumplimiento de Penas: Recintos destinados para los internos que se encuentran en el periodo de ejecución de la Pena.
- Centro Penal de Usulután.
- Centro Penal de Sensuntepeque.
- Penitenciaría Occidental de Santa Ana.
3.- Centros Mixtos: Recintos que albergan a internos procesados y condenados, ubicados en sectores distintos, que por una u otra razón aún no tienen definida legalmente una condena.
- Centro de Readaptación para mujeres Ilopango
- Penitenciaría Central "La Esperanza"
- Centro de Cumplimiento de Penas de Ciudad Barrios (M-18)
- Centro Penal de Quezaltepeque (MS)
- Centro Penal de Metapán
- Centro Penal Apanteos
- Centro Penal de Chalatenango
- Centro Penal de Berlín
- Centro Penal de San Miguel
- Penitenciaría Oriental de San Vicente
- Centro Penal de Cojutepeque (M-18)
4.- Centros de Seguridad: Recintos que se les ha dado esta clasificación porque albergan a los internos considerados como de alto índice de peligrosidad y agresividad dentro del sistema penitenciario.
- Centro Penitenciario de Seguridad de Zacatecoluca
- Centro Penitenciario de San Francisco Gotera.
FASES DEL RÉGIMEN PENITENCIARIO
Según establece la legislación penitenciaria las fases del régimen penitenciario son las siguientes:
Fase de adaptación. Tendrá una duración máxima de 60 días prorrogables por otros tantos. Tiene por objeto lograr la adaptación de los internos a las condiciones de vida en el centro al que fueren destinados. Como curiosidad señalar que las sanciones disciplinarias impuestas durante este período no se harán constar en el expediente personal del interno.
Fase ordinaria. Tiene por objeto lograr una convivencia carcelaria en forma armónica y ordenada, fomentando en el interno el respeto de si mismo y el desarrollo del sentido de responsabilidad. Esta fase se extenderá desde la finalización del período de adaptación hasta el ingreso a la fase de confianza.
Fase de confianza. Objeto promover y motivar en los internos el establecimiento de relaciones formales con la comunidad externa a fin de facilitar y fortalecer su proceso de reinserción social y familiar.
El interno podrá disfrutar de permisos de salida. Se aumentará el número de visitas familiares y de amigos. Disfrutará de mayores facilidades para su libertad ambulatoria dentro del centro.
Condiciones:
- Haber cumplido la tercera parte de la pena. Este requisito puede omitirse, pero únicamente en casos especiales.
- Demostrar avances en el desarrollo de la personalidad.
Fase de semilibertad. Objetivo dar oportunidad al interno de poner en práctica la capacidad de reinserción social positiva, fortaleciéndose dentro del periodo de entrenamiento previo a su reinserción definitiva a la comunidad. El condenado podrá realizar trabajos fuera del centro. Podrá gozar de permisos de salida más amplios que los de la fase de confianza. Los internos gozarán de amplia liberad para recibir visitas, salvo por razones de disciplina y orden. Los internos serán alojados en centros abiertos o en centros de detención menor.
Condiciones: Cumplidas con las dos cuartas partes de la pena o seis meses antes de la fecha en que el interno se pueda beneficiar con la libertad condicional.
La libertad condicional ordinaria
Requisitos para la concesión de la libertad condicional ordinaria:
El límite máximo de prisión debe exceder de tres años.
Deben haberse cumplido las dos terceras partes de la condena impuesta.
Para ser merecedor del beneficio es necesario haber observado buena conducta, lo que se determinara previo informe favorable del Consejo Criminológico Regional. En la actualidad, este informe favorable depende de un órgano no creado en todos los ámbitos regionales. Por ese motivo, el informe favorable se suple con los informes que emiten los psicólogos de los centros.
Se deben haber satisfecho las obligaciones civiles provenientes del hecho, determinadas por resolución judicial, garantizar satisfactoriamente su cumplimiento, o demostrar la imposibilidad de pagar.
La libertad condicional anticipada
Sustancialmente coincide con la ordinaria, salvo en los siguientes aspectos:
La propuesta debe provenir del Consejo Criminológico Regional.
Debe haberse cumplido la mitad de la condena.
El condenado debe ser merecedor del beneficio por haber desarrollado actividades laborales, culturales, ocupacionales o de otra índole susceptibles de igual valoración y exista respecto de los mismos un pronóstico individualizado y favorable de reinserción social.
CONDICIONES DE VIDA EN LAS PRISIONES
HACINAMIENTO
El hacinamiento suele ser uno de los mayores problemas de los sistemas penitenciarios en todo el mundo. Cuando el hacinamiento alcanza niveles como los de El Salvador lleva irremediablemente al fracaso del sistema y hace muy difícil cualquier actuación de mejora.
En El Salvador según distintas fuentes la capacidad del sistema está entre 8.000 y 9.000 plazas para los casi 25.000 presos existentes, por lo que la tasa de ocupación está cerca del 300%.
Resulta difícil hacer una valoración de estos datos pues las prisiones salvadoreñas no cuentan con celdas individuales sino dormitorios colectivos y estos de distintas características y dimensiones, por ello es discutible la determinación del número máximo de personas que deben ocuparlas.
Según los testimonios de los propios presos, voluntarios y trabajadores con los que hablé, la situación real de hacinamiento es peor de lo que esta tasa refleja.
La prisión de Mariona (la mayor del país) construida con una capacidad para 800 personas alberga a más de 5000. Según pude saber en dormitorios de poco más de 20 m2 se agolpan hasta 50 personas, estos dormitorios sólo cuentan con 10 camas (5 literas), tampoco en el suelo tendidos caben, por lo que cuelgan improvisadas hamacas de donde pueden, duermen varios en una cama o en “cuevitas” debajo de estas. La situación en las llamadas islas o celdas de aislados es peor aún, pues pueden estar compartidas por 10 o 15 personas y sus dimensiones son reducidas.
Interno cuenta su experiencia en la Capilla de la prisión de Mariona
Intrínsecamente unido al hacinamiento está el problema de la dificultad para establecer una separación interior adecuada. Los procesados (preventivos) deben estar separados de los condenados, los primarios de los reincidentes, los que tengan anomalías psíquicas o problemas físicos de los que no los tengan, los jóvenes de los adultos, los que tengan mala conducta o ejerzan influencia perjudicial del resto. Estas serían unas separaciones básicas, a partir de ahí cuantas más mejor por motivos de tratamiento o seguridad.
Separación interior en Mariona
En la prisión de Mariona sólo hay tres sectores independientes para poder hacer esta separación. El primero alberga internos de más edad o que profesan alguna religión, entiendo que debe ser un sector que podríamos señalar como de buena conducta. El segundo sector sólo se diferencia del tercero en que en este último destinan a los internos con peor conducta penitenciaria.
Tener que clasificar 5.000 presos en tan sólo 3 sectores supone la imposibilidad de realizar una separación mínimamente aceptable.
Cojutepeque
La prisión de Cojutepeque que también visité, es un antiguo cuartel convertido en prisión, está en el centro de la población junto al Ayuntamiento. Este recinto alberga sobre 900 internos pertenecientes a la Mara 18 Sureña que según me
informaron militares al cargo del control del centro es una escisión de la Mara 18 que ahora se divide en sureños y revolucionarios.
El único patio de la prisión de Cojutepeque con internos pertenecientes a la Mara 18 jugando un partido de Baloncesto
La edificación es totalmente inadecuada para centro penitenciario, tanto a nivel de seguridad como por condiciones de habitabilidad. Sus dimensiones son reducidas, no tiene recinto perimetral de seguridad, ni pude observar que existiera dotación de instalaciones específicas para escuela, talleres, comunicaciones o enfermería.
Los internos están separados en tres sectores, solamente hay un patio que disfrutan en días alternativos cada sector.
Las condiciones de vida y el hacinamiento en Cojutepeque son claramente peores que las de Mariona. Pues si bien según me dijeron la capacidad estimada de de 300 plazas para los 900 internos, la existencia de un único patio de reducidas dimensiones y la carencia de zonas comunes y servicios es muy llamativa.
Causas del hacinamiento
La situación tan grave de hacinamiento tiene diversas causas. Por un lado hay que tener en cuenta la escasez de recursos económicos del país a nivel general que dificulta poder realizar grandes inversiones en establecimientos penales pues las condiciones de vida de la mayoría de la población son muy duras y muchas las necesidades básicas que cubrir.
Por otro lado también la masificación es resultado de decisiones políticas. Hemos visto como países de la misma región con situaciones de delincuencia muy similares tienen tasas de privados de libertad muy inferiores. España, por ejemplo, con tasas de delincuencia muy por debajo de la media, tiene la mayor ratio de presos de la Europa de los 15.
En El Salvador en 2003 se puso en marcha el Plan Mano Dura y en 2005 el Plan Super Mano Dura para combatir el fenómeno de las pandillas. En 2004 la ratio de presos por 100 mil habitantes era de 179, en 2011 de 403, es decir ha aumentado hasta el 225%.
Este aumento de población penitenciaria no ha tenido el necesario reflejo en la construcción de centros e inversión en medios materiales y humanos.
SANIDAD Y ALIMENTACIÓN
La atención médica que reciben los reclusos es prácticamente inexistente. En la prisión de Mariona me dijeron que visitan dos médicos en horario laborable de mañana. Las condiciones de hacinamiento y de insalubridad agravan considerablemente la situación sanitaria por la propagación de enfermedades de todo tipo.
Existe un gravísimo problema de falta de medicamentos, a la población libre no se le proporcionan medicamentos, a los presos menos aún. El precio de los medicamentos es escandalosamente caro, incluso más caros que en Europa. No hay medicamentos en las prisiones y los pocos que pueda haber la administración los guarda y no se distribuyen. Cuando visité Mariona coincidió que se estaba realizando una campaña sanitaria y dispensando medicamentos gracias a donaciones que había recibido el Capellán de la prisión.
La comida no se elabora en el propio centro sino que es una empresa del exterior la que suministra el racionado. A su llegada a las prisiones el ejército registra dentro de los recipientes que la contienen buscando objetos prohibidos que puedan ser introducidos clandestinamente.
Soldados con máscaras para cubrir el rostro registran una a una las tortitas de maíz para evitar la introducción de objetos escondidos entre la comida
La comida una vez pasados los controles se entrega a los internos para que ellos la repartan, el reparto no es nada equitativo, el control de la prisión está en mano de grupos de internos dominantes que realizan estas tareas a su gusto y como mecanismo de poder.
La mayoría de internos está pasando hambre, incluso se afirma que se puede observar la disminución de su peso. La escasa alimentación también contribuye a la mayor prevalencia de enfermedades dada la debilidad de muchos internos. Esta situación se ha agravado con la prohibición de entrada de comida a los familiares tras la declaración del estado de excepción en las prisiones y la asunción de la seguridad por parte del ejército.
El abastecimiento de agua es también un problema común. A veces los internos tienen graves dificultades para conseguir agua para su consumo. Pueden estar días sin suministro. Mayor escasez de agua existe para realizar el aseo personal. Las afecciones de la piel y hongos son muy comunes.
PERSONAL PENITENCIARIO
Sin disponer de datos oficiales precisos, según pude saber de boca del Director General de Centros Penales alrededor de 2000 personas trabajan en el sistema penitenciario salvadoreño. La mitad de este número corresponde a Agentes Penitenciarios y el resto personal principalmente de tipo administrativo.
La actual administración penitenciaria fruto del triunfo electoral en 2009 del FMLN ha realizado alrededor de 500 despidos de personal penitenciario. La mayoría ha afectado a Agentes Penitenciarios, llamados allí custodios, pero también se ha despedido o no se han renovado contratos a personal administrativo. Los directores de los centros han sido destituidos nombrándose otros nuevos. Se acusa al personal de conductas inadecuadas o directamente de la comisión de delitos. Se señala por las autoridades de Centros Penales el alto índice de corrupción que existe en el sistema pretendiendo combatirlo con estos despidos.
Se acusa al personal de cometer abusos y cobrar dinero por distintos servicios, incluso se señala que algunos directores gestionaban los centros como si de mercados se tratase obteniendo pingües beneficios. En la prisión de Zacatecoluca el pasado año, 95 custodios fueron despedidos acusados de connivencia con los internos, cometer hechos ilícitos o introducir objetos prohibidos. Se difundieron a través de los medios de comunicación grabaciones de cámaras de seguridad como prueba de estas conductas y justificación mediática de los despidos. Los despidos no afectan solamente a personal encargado de custodia sino también administrativo de los centros penitenciarios y de los servicios centrales de la Dirección General.
Siendo cierta la existencia de corrupción en el sistema, el despido indiscriminado de personal va más allá de la simple medida de limpieza del sistema. Los despidos se están haciendo sin necesidad de probar las conductas inadecuadas o delictivas, simplemente no se renuevan contratos pues no existe un derecho de inamovilidad del funcionario público. Por otro lado este fenómeno se está produciendo en toda la administración salvadoreña, lo que indica que existe una política general despido de personal de la anterior administración.
Pero hay que señalar que aunque se contrate personal nuevo, si no se actúa contra las causas de la corrupción, se cambiará el personal pero se verá sometido a las mismas condiciones que generan la corrupción.
En este momento existe una necesidad de contratación y formación de nuevo personal. La Dirección General de Centros Penales tiene gran interés en potenciar la Escuela Penitenciaria pretendiendo “convertirla en el buque insignia de nuestra política penitenciaria”. No obstante se está todavía reflexionando sobre el diseño del plan más adecuado para la formación del personal de nuevo acceso.
Agentes Penitenciarios
A los agentes penitenciarios se les dota y entrena en el uso de armas cortas y largas. Tienen un sistema de disciplina y organización a semejanza de los cuerpos policiales.
Las categorías en que se clasifican son:
Agente
Subinspector
Inspector
Comandante
Existe un Director al frente del centro y un Subdirector de Seguridad, ambos han de tener el grado de comandante. También hay un Subdirector Técnico.
Las retribuciones están siendo revisadas y aumentadas notablemente. Actualmente el salario mínimo para un Agente de nuevo ingreso es de 427 $ (el Dólar USA es moneda oficial del país junto con el Colón). Esta retribución es algo inferior que la de un Policía Nacional Civil. Las retribuciones de un director que hasta ahora eran poco superiores a los 500 $, se están revisando y aumentando según las categorías a cantidades desde 1000 hasta casi 2000 $. El establecimiento de unas retribuciones adecuadas es imprescindible si se quiere luchar eficazmente contra el fenómeno de la corrupción.
Estos cambios están produciendo disfunciones como que un Agente con grado de Inspector después de una considerable antigüedad pueda cobrar lo mismo que uno de nuevo ingreso lo que produce malestar en el personal.
Según pude comprobar en Mariona existe dentro del recinto penitenciario una residencia para los Agentes, el motivo de ello es que realizan turnos de cuatro días continuados de trabajo por dos libres de servicio, por lo que necesitan la residencia para descansar, asearse y comer.
Agente Penitenciario camina por lo alto del muro que separa dos sectores de la prisión de Mariona
Para el acceso a Agente se requieren estudios que serían equivalentes al bachillerato de España y luego pasar por un periodo de formación en la Escuela Penitenciaria en régimen de internado en el que se combina el adiestramiento físico, defensa personal, instrucción en el manejo de armas y contenidos teóricos.
Personal administrativo
Con personal administrativo no tuve ocasión de hablar, me interesé en diversas ocasiones por ver el funcionamiento de las oficinas pero obtuve respuestas evasivas y poco claras. Si he podido saber que en Mariona para la gestión de los expedientes de los 5000 internos sólo hay dos funcionarios. En Cojutepeque el Director no tenía despacho sino que ocupaba una mesa en una dependencia que intuyo sería la parte administrativa en la que sólo alcancé a divisar un único trabajador con el único ordenador que vi.
Después de que el ejército tomara el control de los centros penales y otras medidas contra las Maras, estas han declarado objetivos a militares, policías y agentes penitenciarios, por lo que cualquier marero puede asesinar a uno de ellos sin orden concreta de la Clica. De hecho se han producido varios asesinatos de agentes penitenciarios en el exterior.
En definitiva las dificultades que tiene el personal penitenciario son enormes: condiciones pésimas de los centros, insuficiencia de personal, retribuciones escasas, falta de seguridad en el trabajo, control del interior de los centros lo que hace muy peligroso el trabajo, amenazas y homicidios en el exterior tanto a ellos como a sus familias. En este entorno su labor se hace muy difícil y es caldo de cultivo para la corrupción.
SEGURIDAD Y BUEN ORDEN
Dentro de la seguridad en cualquier centro penitenciario hay que distinguir la seguridad exterior y la interior. La seguridad exterior establece un perímetro de vigilancia fundamentalmente para evitar fugas o perturbaciones desde el exterior. Esta seguridad está encomendada a personal armado que suelen ser fuerzas policiales. La seguridad interior se encomienda a personal penitenciario que no va armado y tiene como fin conseguir una convivencia ordenada para que la vida y distintos servicios puedan discurrir con normalidad y aplicar los programas de tratamiento.
En las prisiones que he visitado sólo se puede hablar propiamente de seguridad exterior, pues la interior prácticamente no existe.
Estado de excepción
En el interior de las prisiones se venían produciendo graves incidentes. En abril de 2010 los internos se declararon en rebeldía exigiendo mejores condiciones de vida por lo que se declaró el estado de excepción. Se ha argumentado también que desde el interior se ordenaba la comisión de delitos sobre todo por parte de las maras. El 20 de junio de 2011 la Mara Barrio 18 asalta y quema un autobús muriendo calcinadas 19 personas entre las que se encontraba un bebé, al parecer la orden para ejecutar esta acción terrorista partió de la prisión de Cojutepeque, al igual que la de asesinar al periodista franco-español Christian Poveda autor del documental La Vida Loca.
Soldado con máscara de neopreno realiza funciones de vigilancia, dos Agentes Penitenciarios de espaldas
Con la intención de corregir esta situación por orden del Presidente de la República durante 2010 el Ejército ha ido asumiendo el control interno y externo de las prisiones, para ello fue preciso que la Asamblea Legislativa reformara tres artículos de la Ley Penitenciaria.
Los militares provistos de pasamontañas para evitar ser identificados se sitúan en el exterior de los centros y en las garitas en lo alto del muro exterior, también controlan el acceso y cacheo de cuantos vayan a ingresar ya sean familiares de internos que vienen a comunicar o cualquier otra persona sea cual sea el motivo de su acceso. Incluso el personal penitenciario está subordinado a los controles y normas que la fuerza armada establezca.
Durante la visita a Mariona el hecho de ir acompañados de un alto cargo de la Dirección General de Centros Penales y del Director del centro no nos libró de ser sometidos a estos controles. Nada más traspasar la puerta principal hay que depositar todos los objetos no autorizados en el interior como móviles y otros aparatos electrónicos o dinero, la introducción de un teléfono móvil está castigada con dos años de prisión. Se nos realizó un cacheo por miembros del Ejército y se nos permitió continuar hasta un segundo control también del Ejército donde se nos volvió a cachear con raquetas detectoras de metales y por palpación.
Pese a la fuerte presencia de elementos armados tuve la sensación de vulnerabilidad de las instalaciones. En Cojutepeque los elementos arquitectónicos de seguridad parecían débiles, los muros bajos, sin recinto perimetral de seguridad el hecho de estar en el núcleo urbano la hace susceptible también de acciones desde el exterior. En general la fuga parece relativamente fácil.
Seguridad interior
En el interior de los sectores, zonas donde habitan los internos, el control del Estado es prácticamente inexistente. Ni el Ejército ni los Agentes Penitenciarios entran en ellos. Allí la ley la imponen los propios reclusos. Según pude saber en Cojutepeque en cada uno de los tres sectores hay lo que se conoce por clica que es una sección de la mara con su correspondiente jefe. Este jefe de la clica es el que dispone lo que hay que hacer y los castigos a que deben ser sometidos los internos en caso de no respetar las reglas de la mara. En Mariona no hay pandilleros pero igualmente los internos se organizan y existe un grupo llamado La Raza que son los que dominan el interior e imponen las reglas.
El horario regimental es muy simple, de 6 de la mañana a 6 de la tarde salen de sus dormitorios. En Cojutepeque me dijeron que el Ejército presta apoyo a los Agentes Penitenciarios cuando entran a los sectores para proceder al cierre de los internos a las 6 de la tarde. El hecho de que los internos estén durante 12 horas al días por los sectores sin ninguna vigilancia supone, entre otras muchas cosas, que pueden realizar cualquier tipo de manipulación de las instalaciones, butrones, túneles etc, incluso no creo que estén en disposición de garantizar que durante la noche no puedan salir de los habitáculos en que están confinados. En caso de cualquier reyerta o incidente entre los presos las autoridades no intervienen. Los homicidios son frecuentes y todas estas acciones quedan impunes.
La realización de recuentos de la población en estas condiciones es muy difícil de hacer con garantías. No creo que las autoridades estén en condiciones de saber con certeza el número exacto de personas que tienen bajo su custodia, ni de garantizar su correcta identificación.
MARAS
Mara es el término con que se conoce en El Salvador a las pandillas. Existen dos maras importantes la Mara Salvatrucha o MS 13 y su archienemiga Mara 18 o Barrio 18. Nacen como es bien sabido en los años 80 en Los Ángeles (EE.UU.) integradas por emigrantes salvadoreños que buscan protegerse de otros grupos de mejicanos o afroamericanos que cometían abusos sobre ellos o les maltrataban. Con las deportaciones del gobierno de los Estados Unidos de inmigrantes salvadoreños y centroamericanos estas pandillas se extienden por otros países.
La mayor presencia de las maras se da en el triángulo norte centroamericano formado por El Salvador, Honduras y Guatemala. Sólo en El Salvador hay registrados 21 mil mareros y aunque no se conoce el su número exacto podría haber más de 50 mil.
Las maras se han ido convirtiendo en organizaciones delictivas cada vez más evolucionadas y peligrosas. Poseen gran cantidad de armas de fuego. Cometen todo tipo de delitos centrando especialmente su actividad en el tráfico de drogas, la extorsión y los homicidios. En El Salvador he podido comprobar como prácticamente la totalidad de comerciantes (aún humildes vendedores de puestos callejeros) son obligados a pagar al cobrador de la mara la extorsión que llaman renta. Una de las situaciones más graves de extorsión se vive en el transporte público donde empresarios y viajeros son obligados a pagar bajo amenaza de muerte, de hecho son frecuentes los asesinatos de motoristas (conductores), cobradores o simples viajeros.
Las maras son uno de los principales responsables de que esta región sea la más peligrosa del mundo. En concreto la tasa de homicidios de El Salvador fue, en 2010, de 65 por 100.000 habitantes2, con la misma tasa en España se cometerían 32 mil homicidios anuales.
Las pandillas representan una seria amenaza a la estabilidad de estos países.
A partir de 2003 se pusieron en marcha por el gobierno de ARENA la Ley Anti Maras dentro del denominado Plan Mano Dura contra las maras, esta ley fue declarada inconstitucional en 2004, poco después puso en marcha el Plan Super Mano Dura. Estos planes han estado rodeados de una fuerte polémica. A los mareros se les detiene “por la cara” es decir la simple presencia de los tatuajes característicos de la pandilla justifica la acusación de pertenencia al grupo criminal. Como consecuencia de la aplicación de estos planes la población penitenciaria ha aumentado notablemente.
Contrariamente a lo que pretendían estos planes las maras se han fortalecido y hecho más violentas. La respuesta represiva ha contribuido al fortalecimiento de sus mecanismos de lealtad, cohesión interna y solidaridad grupal, y ha generado un recrudecimiento de la guerra que libran las dos grandes pandillas hegemónicas. Han cambiado su forma de actuar y ahora ya no se tatúan para intentar pasar desapercibidos.
Se atreven a desafiar directamente al Estado, recientemente han provocando la paralización del transporte público obligando a los conductores a que realizasen una huelga bajo amenaza de muerte. La quema de un autobús con 19 víctimas mortales conmocionó a la sociedad. También atentan asesinando policías o militares.
Internos de la Mara 18 en un sector de la prsión de Cojutepeque
Mareros en prisión
En El Salvador por lo general los mareros se agrupan en centros penitenciarios según pertenezcan a la MS 13 o al Barrio 18 “revolucionarios” o “sureños” y al mismo tiempo separados de los delincuentes no pertenecientes a maras.
Esta separación es necesaria pues las prisiones son ahora un importante escenario donde se ha desplazado la guerra entre las pandillas. De hecho, algunas de las masacres más sangrientas ocurridas en los últimos años en algunos penales de la región han sido protagonizadas por las pandillas rivales que coexistían en algunos centros de detención de adultos y menores. Este hecho ha desencadenado continuos enfrentamientos en el interior de las prisiones.
La persecución policial y el consecuente encarcelamiento de miles de pandilleros juntos en las mismas prisiones ha contribuido a fortalecer los lazos de identidad grupal, el sentido de pertenencia y la unidad del grupo.
Estos centros penales son completamente ingobernables tal y como pude comprobar en Cojutepeque.
El hecho de estar juntos tal cantidad de personas de una misma organización criminal sometidas a fuertes vínculos y disciplina interna hacen imposible el mínimo control imprescindible por parte del Estado para garantizar el desarrollo normal de los servicios y actividades.
Si ya vimos que en Mariona con internos no pandilleros el control interior era casi inexistente, en centros para mareros como el de Cojutepeque se me antoja imposible.
El control del interior está en manos de la mara que impone normas y castigos. Mantiene su estructura de poder con un jefe de clica en cada sector del centro, por encima de ellos está el responsable de la jenga que es el nombre que recibe la agrupación de varias clicas. También los internos están en contacto con el exterior a través de teléfonos móviles u otros sistemas de comunicación. En prisión se encuentran importantes líderes de las maras que dan instrucciones a los miembros del exterior para la comisión de delitos.
La función que cumple el Estado en estos centros se limita prácticamente al control del exterior en evitación de fugas y control de visitantes de los internos y personal que accede al recinto. Misiones que tampoco se pueden garantizar satisfactoriamente pues la vulnerabilidad es evidente.
No obstante este problema me parece irresoluble en las condiciones actuales pues si contraproducente es tener juntos a los internos por maras, juntarlos con otros sería inviable dado el odio mortal que tienen con la mara rival, juntarlos con internos no mareros supondría un grave riesgo de que fueran captados por los mareros y sometidos a sus reglas.
Poner en libertad a gran número de mareros como algunos propugnan tampoco es acertado por la peligrosidad de estos individuos mientras no se desliguen de estas organizaciones, y como hemos visto cuando salen de prisión salen con lazos fortalecidos sin atisbo de rehabilitación.
Los internos pertenecientes a maras no tienen ninguna posibilidad de acceso a las regímenes de confianza o semilibertad, ni a disfrutar permisos de salida o beneficios penitenciarias. La condena ha de cumplirla íntegramente. La única posibilidad de cambio de este régimen sería desvinculándose de la organización, lo que esta castigado con la muerte.
COMUNICACIONES CON FAMILIARES
Los internos pueden recibir visitas de familiares o amigos, los tipos de visitas son familiar o general e íntima. Ambas según el reglamento general de la ley penitenciaria se realizarán en salas o espacios adecuados.
Las visitas íntimas pueden ser diurnas de 3 horas entre las 9 y las 15, o nocturnas, desde las 6 de la tarde hasta las 6 de la mañana.
Desde que se declarara el estado de excepción en las prisiones con la intervención del ejercito las visitas han sido restringidas y aumentados los controles sobre los familiares. Se ha reducido el número de personas que pueden acceder y el tiempo, no se permiten las visitas de niños, tampoco las visitas íntimas nocturnas.
Familiares de internos saliendo de la prisión de Mariona por el portón principal de acceso
Existen graves denuncias sobre el trato que se dispensa a los familiares de los presos que acuden a visitarles. Recibí quejas y duras críticas tanto de los propios internos, ONG´S, Universidad, Procuradoria para la Defensa de los Derechos Humanos, ect. También se ha generado un fuerte debate social y en los medios de comunicación.
Las visitas son utilizadas como castigo sobre los internos. Si hay problemas se restringen aún más sabedores de que eso hace daño al recluido.
Los familiares han de guardar largas colas para poder comunicar, han de llegar muy temprano o pasar la noche esperando para poder entrar antes de que se agote el número de personas autorizadas a entrar cada día. Los que no lleguen a tiempo deberán volver a probar suerte otro día.
En el exterior de los centros han proliferado puestecitos en los andenes de la carreteras de acceso para hacer parco negocio satisfaciendo las necesidades básicas de estos visitantes que han de permanecer tanto tiempo esperando.
Una vez acceden al centro son sometidos a rigurosos cacheos que incluyen desnudo integral y flexiones en cuclillas para facilitar la caída de posibles objetos introducidos en la vagina o recto. Las denuncias y quejas son numerosas por trato vejatorio.
Soldado cachea a un trabajador externo en un puesto de control en las inmediaciones de la residencia de Agentes Penitenciarios de la prisión de Mariona
En Mariona el ejército cachea a toda persona que entra al centro dos veces consecutivas, la primera en la propia puerta principal y otra unas decenas de metros más adelante en otro control.
Durante la visita a Mariona cruzamos la sala donde se realizan las visitas, es una amplia dependencia diáfana, allí concurre el interno junto con los familiares, se sientan en sillas de plástico juntos unos frente a otros y así toda la sala se llena de pequeños grupos de comunicantes distribuyéndose en los espacios de esta dependencia.
CLASIFICACIÓN PENITENCIARIA
Desde mediados del siglo XIX aparecen en los sistemas penitenciarios el sistema progresivo que evolucionado sigue aplicándose en la actualidad. Consiste en que el penado va atravesando distintas fases durante el cumplimiento de la condena en las que sucesivamente va gozando de mayor libertad y que consigue mediante una evolución favorable en su programa de tratamiento. Después del tiempo que se estime conveniente, dependiendo de la legislación y de las circunstancias personales, el interno puede acceder a un régimen de semilibertad con salidas diarias al exterior y finalmente puede obtener libertad condicional.
Este sistema en El Salvador no funciona. La legislación contempla las fases de confianza y semilibertad que se asemejarían al tercer grado en España, pero su aplicación es mínima. Según me informó un alto cargo de la Dirección General de Centros Penales alrededor de 600 personas estarían en alguna de estas fases, según otras fuentes unas 200, en cualquier caso el porcentaje es bajísimo, entre 0,8% – 2,4% según las distintas fuentes. Para hacernos una idea en España estamos en torno al 18% de internos en tercer grado y se considera un porcentaje muy bajo dentro del entorno europeo más desarrollado.
Estar en una de estas fases es requisito para obtener la libertad condicional, por lo que el acceso a estas fases esté bloqueado supone que no puedan acceder tampoco a la libertad condicional.
Los permisos de salida son prácticamente inexistentes, sólo pueden disfrutarse en las fases de confianza y semilibertad, no en la ordinaria como si ocurre en España. Los motivos para su concesión están tasados (familiar, formativo, médico o laboral), en el caso de un permiso para trabajar implica como regla general el encierro nocturno (de 6 de la noche a 6 de la mañana) y de fin de semana.
Acceso al pabellón para internos en fase de confianza de Mariona
En general hay un gran recelo y desconfianza a la hora de aplicar medidas que supongan la salida al exterior del penado, se piensa que se va a evadir o a hacer mal uso de este mayor grado de libertad y confianza en el interno. Es necesario un cambio en la mentalidad de las autoridades y la sociedad en general en este sentido como el que se produjo en España tras la aprobación de la Ley Orgánica General Penitenciaria en 1979.
Los Consejos Criminológicos Regionales son el órgano encargado de clasificar al interno en las distintas fases. Por encima de estos está el Consejo Criminológico Nacional. Existe también la figura del Juez de Vigilancia Penitenciaria ante el que pueden ser objeto de recursos las decisiones de estos órganos.
El funcionamiento de este sistema es nefasto.
En primer lugar son las propias mafias de internos las que controlan el acceso a la escuela o actividades que puntúan para la concesión de beneficios.
En segundo lugar los Consejos son insuficientes para el volumen de población existente. El estudio de las revisiones de fase se hace a petición de parte, no por la propia administración de oficio, teniendo que aportar el abogado del interno en muchos casos la documentación penal pues no consta en la prisión ni siquiera el testimonio de sentencia.
Tercero, por testimonios de diversas fuentes que reconocen las autoridades penitenciarias, los avances en las fases para el otorgamiento de la fase de confianza o semilibertad depende del pago de las cantidades estipuladas como sobornos a los funcionarios correspondientes.
EPILOGO
La situación de los centros penales de El Salvador es muy grave. Las condiciones de vida, hacinamiento, sanidad, alimentación, falta de seguridad interior y corrupción implican que los internos se encuentren según las propias palabras de un Magistrado de la Corte Suprema salvadoreña “no como personas sino como animales…no existe la rehabilitación sino que salen mucho peor”.
El problema de criminalidad asociado a las maras implica el constante aumento de población reclusa y el fortalecimiento del grupo en prisión siendo prácticamente imposible su desvinculación de la organización. Se ha creado un círculo vicioso mediante el cual las maras se ven fortalecidas al tiempo que las prisiones ingobernables.
El estado de excepción con intervención del ejército en las prisiones no resuelve la situación. El ejército no está preparado para estas tareas, no puede alargarse su presencia pues su continuidad resultará contraproducente.
En definitiva para poder comenzar cualquier camino de mejora es imprescindible la disminución de la población reclusa junto a la mayor inversión en el sistema y construcción de nuevos centros.
Dada la situación actual del país resulta imprescindible la cooperación internacional para poder combatir los graves problemas que adolecen las prisiones de El Salvador y que sufren más directamente las personas internas, sus familias y amigos.
No quiero olvidarme de los trabajadores penitenciarios que soportan unas condiciones de trabajo durísimas y su vida e integridad puestas en peligro. Tampoco de las personas que colaboran altruistamente para paliar el sufrimiento de tanta gente y especialmente de un español, el Capellán de Mariona.
Los salvadoreños son gentes valientes y trabajadoras, acogedoras y confiables. Se encuentran desanimados por los problemas sociales, la delincuencia y la tremenda violencia. Es necesario que la sociedad se una superando las diferencias seguros de que es la única forma en que podrán avanzar hacia un futuro mejor que sinceramente les deseo.
Miguel Ángel Martínez es director del centro penitenciario de Picassent, en Valencia.
1 U.E. sin contar la ampliación a los países del este de Europa.
2 Según su informe de 2007 la Fiscalía solamente lleva ante los tribunales el 14 % de los homicidios, sólo acaban en condena el 3,7 %. El 97,3 % quedan impunes, en España las cifras son prácticamente al revés sólo un pequeño porcentaje queda sin resolver.