Resumen
"César permanece en prisión desde hace más de un año por la agresión a Sergio Izquierdo y su familia ha roto el silencio. Tienen guardada una carta que escribieron a la familia del agredido pero tienen miedo a la reacción y a que no se reciba como ellos desean. Temen conseguir el efecto contrario al que persiguen. Saben que el daño es irreparable. Son José Ramón, María Teresa y Guillermo, padres y hermano de César. César también ha escrito una carta nunca entregada y entre otras cosas destaca de esta lo siguiente: asumo la falta de libertad como una consecuencia de la fatalidad de los hechos desgraciados de ese día y abogo para que esto sirva para evitar episodios tan atroces. Cesar está también recogiendo tapones para colaborar en la recuperación de Sergio”
Esto es una noticia de un diario local, este hecho sucedió en Burgos, unos jóvenes salen a disfrutar y pasarlo bien, sin embargo una discusión, malos entendidos….o lo que fuere, quién sabe, lleva a un chico a estar en coma tras la agresión y a otro a la cárcel. ¿Cuántas vidas pérdidas?
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En principio, aparecen dos vidas truncadas por la fatalidad o más bien por la falta de los jóvenes, de hoy en día de herramientas y habilidades para dialogar antes que utilizar la violencia. El supuesto agresor, al menos uno de ellos, no es un monstruo como nos gustaría pensar a muchos, es un chico normal con un trabajo fijo, una novia y una familia normal y estructurada. El agredido, también es un joven normal que un día salio de marcha y la desgracia trastocó su vida y sus sueños.
¿Por qué ocurre? Esto es difícil de entender y diagnosticar, son peleas que han proliferado de forma inusitada en una ciudad pequeña como Burgos, pero que además han creado gran alarma social,pues ha llevado a la muerte a varios chicos. En este caso Sergio, sigue con vida pero en un estado critico tras un año desde la agresión. Nuestra sociedad tiene una generación de jóvenes que lo han tenido todo muy fácil, les hemos dados muchos caprichos pero como he dicho, quizá carecen de la capacidad de enfrentarse a los conflictos de una forma dialogada y pacifica con valentía pero sin violencia. Nos hemos debido olvidar de enseñarlos que en la vida se van a encontrar con muchos problemas y que hay que saber afrontarlos, el camino no es fácil y no se obtiene todo lo que queremos, hay que luchar, pero esto no significa ser violentos.
Pues bien, es una pena ver cómo estos dos chicos han perdido parte de sus vidas, lógicamente el agredido mucho más, pues no se sabe si algún día podrá volver a tener una vida medianamente normal. El supuesto agresor también ha perdido mucho, la cárcel y el estigma del delito le va a perseguir gran parte de su vida. Hay por tanto, una victima directa del delito y otro, el supuesto agresor victima de sus propios actos.
Sin embargo, más allá de ellos, cuando un delito se comete hay otras victimas y otros daños colaterales, de los que pocas veces se encarga la justicia tradicional. En este caso, me estoy refiriendo a la familia del agredido y a la familia del supuesto agresor.
Los primeros llevan el estigma y el sufrimiento de ver cómo su hijo no se recupera y los segundos tienen la humillación y el estigma de ser señalados como los padres de un agresor, para muchos de un “monstruo”, sobre el que debe recaer todo el peso de la ley. Son señalados por muchos, que se preguntaran ¿Cómo serán los padres, si el hijo está en la cárcel por agresión?
Son un montón de sueños y proyectos de futuro rotos por un momento de bravuconería o fatalidad.
Está claro que cada uno somos dueños de nuestros actos y debemos responder por ellos, este chico está en la cárcel, en prisión preventiva a esperas del juicio, sin embargo y a pesar de todo hay esperanza, porque de su carta se deduce su arrepentimiento, su solidaridad y consternación por lo sucedido y su deseo de que estas cosas no vuelvan a suceder. Nadie le ha forzado a escribirla, y sabe qué por eso no saldrá absuelto directamente pero ha redactado esta carta, al igual que sus padres han escrito otra ya que parece que en cierta manera se sienten también culpables por la situación de Sergio.
Desgraciadamente, nadie puede volver el tiempo atrás y no sabemos qué pasaría si esto sucediera, quizá los hechos se repetirían igual o quizá no, lo que es verdad es que hay un chico enfermo tras una agresión y como víctima directa necesita que se haga justicia al igual que sus familiares.
Pero no es menos cierto, que hay un presunto agresor que muestra su consternación por lo sucedido y que aunque no puede hacer que Sergio se recupere, está haciendo lo único que en la medida de sus posibilidades puede para compensar el daño, recoger tapones para contribuir en la curación de Sergio.
Sin justificar la agresión, creo sinceramente que todo el mundo que quiere cambiar el mal que hizo o con el que cooperó, merece una oportunidad y que si esto es verdadero, si el remordimiento de Cesar es real, a partir de ese momento y una vez que pague su “hipotética” deuda con la justicia, si fuere declarado culpable en el juicio, se le de mirar no por el pasado, sino por todo lo bueno que pueda hacer en el futuro.
Cuando leo estas noticias, siento un poco de impotencia de que no se nos permita un proceso restaurativo con estas familias y el supuesto agresor, este encuentro restaurador no sería, para justificar lo sucedido, ni legitimar al agresor, ni intentar que se le disminuya la posible condena, si es que fuera declarado culpable.
Esta reunión restaurativa serviría para llevar un poco de “paz” a las vidas de las víctimas colaterales de este delito, para que la familia del agredido sienta que los familiares del supuesto agresor de su hijo, se ponen en su lugar, sienten su dolor y les gustaría poder “borrar de un plumazo” todo lo sucedido y que en cierto modo su tristeza también es la suya.
Para la familia del agresor, este encuentro podría suponer un poco de alivio, eliminar el estigma de ser señalados como los padres de un preso, y quizá también dejar de sentirse culpables por lo sucedido.
Ambas victimas colaterales podrán mitigar el dolor del trágico suceso que cambió sus vidas. No se trata de que perdonen al supuesto agresor y a su familia, esto dependerá de ellos, se trata de que pongan rostro e historia al denunciado y puedan incorporar la tristeza y el dolor de la situación de su hijo, como una parte de su vida, sustituyan la ira y la venganza por el solo hecho de que se haga justicia y su hijo se recupere.
Además tendrán la seguridad de que el remordimiento del supuesto agresor, puesto que ha sido totalmente voluntario, hará que no vuelva a cometer los mismos hechos o no vuelva a verse implicado en situaciones similares.
Es más yo aprovecharía lo bueno que este chico ahora encarcelado, puede hacer en el futuro, para que contara su experiencia a jóvenes, como medida de prevención de la violencia y así evitar que estos hechos sigan sucediendo cada fin de semana. ¿Por qué? Quién mejor que alguien como ellos para que les ilustre acerca de lo que conlleva la violencia y lo que puede suponer para ellos y sus familias. Su historia puede servir para que otros chicos no la repitan.
Sea o no condenado, como estuvo implicado en los hechos sería una reparación simbólica del daño, muy importante, no solo para la victima y su familia, sino para la sociedad.
Y así demostraría a la comunidad que se le debe mirar por lo bueno que es capaz de hacer y no por lo malo que pudo hacer en el pasado.
Ojala hoy que el ministro de justicia esta anunciando sus medidas, llegue el momento en que podamos hacer de la Justicia Restaurativa una herramienta más de la justicia para aquellas personas que lo deseen. Así podremos ocuparnos de “curar las heridas” no solo de las victimas directas sino también de las victimas colaterales de los delitos: familia y allegados tanto de victimas como de infractores.
De esta forma dejaremos, de leer noticias como la que he relatado en este articulo: padres destrozados con un hijo en la cárcel que quieren mostrar su respeto y apoyo a la familia del agredido pero que no se atreven por miedo…esto supone una herida abierta que si no se trata a tiempo, cambiará a todas las personas directa e indirectamente implicadas, de por vida y de forma irremediable.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.