Resumen
Esta semana, más allá de la crisis y las elecciones anticipadas me ha llamado la atención poderosamente una noticia un tanto sorprendente:Ameneh Bahrami, una mujer iraní que quedó ciega y desfigurada cuando un hombre la arrojó ácido a la cara hace siete años, perdonó al autor del ataque unos minutos antes de que se aplicara la sentencia por la que estaba condenado a quedar sin vista con acido. Esta sentencia conforme a la ley de las Ghesas (ley del talión) recogida en la legislación islámica se iba a administrar en el Hospital de Teherán cuando minutos antes Ameneh perdonó al hombre.
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Esto me ha llevado a hacerme una pregunta ¿se puede perdonar a alguien que te ha hecho tanto daño? Tengo claro que los que nunca hemos sido víctimas, es muy difícil que podamos entender esta actitud, para nosotros la venganza es algo más que legítimo. Pero para la víctima, ¿con un simple acto de venganza o de “ojo por ojo” es suficiente para poder recuperar un poco la tranquilidad y la vida perdida?. Claramente no, y la muestra más importante la encontramos en esta mujer. Como víctima que es, la hubiese gustado la reparación total del daño, dejando las cosas como estaban antes del ataque, pero desgraciadamente debido a las graves lesiones esto es imposible, por eso ella afirmó “que lo que buscaba era una compensación”. Lo importante es que la víctima tenga la oportunidad de decidir, ser oída y si quiere y es su deseo de enfrentarse cara a cara con el infractor, como en este caso, además de obtener la reparación del daño tanto moral como material.(esto es la base de la Justicia Restaurativa).
Durante siete años esta mujer, luchó por una condena y cuando se enfrentó con el agresor en ese momento, pudo por fin, despojarse del rol de víctima y demostrar al agresor varias cosas: primero, que aunque la hizo mucho daño había recuperado el control de su vida y que ya no le tiene miedo y en segundo lugar, le ha enseñado al infractor y a todos nosotros algo que deberíamos cultivar y mimar: la empatía ( le perdonó no porque se lo mereciera sino porque nadie debería pasar nunca por lo que ella tuvo y tiene que pasar a diario y además esta mujer no quiere vivir con sentimientos negativos como la venganza o el odio)
Perdón suele asociarse erróneamente con olvidar el mal que te han hecho y quitar responsabilidad al infractor pero esto no es ni mucho menos así, el perdón es algo que depende de cada persona, de cada víctima en concreto pero puede ser muy importante y beneficioso para ellas, porque les puede ayudar enormemente a seguir adelante, como dije en la anterior columna, para sentirse orgullosos de ser no ya víctimas sino supervivientes.
El camino de las víctimas hacia su recuperación es largo y empieza con un lógico sentimiento de venganza, ira y odio pero si se las apoya y las ofrecemos todos los recursos posibles (entre ellos, practicas restaurativas), estos sentimientos pueden encauzarse hacia el perdón y la reconciliación, pero no reconciliación con el infractor sino con uno mismo, incorporando el daño que ha causado el delito en ellas como un capitulo más de su vida. Si conseguimos dar este apoyo, podremos recuperar a las víctimas e incorporarlas de nuevo a la comunidad como personas que son, si acaso como siempre digo, como “supervivientes”.
Para mí, lo más curioso es que una ley arcaica, y cruel como la ley del talión, ha permitido a la víctima, ser escuchada, tener el control de algo que la marcó tan profundamente como fue el delito y ver cara a cara al infractor. Sin embargo, nosotros que vivimos en un estado democrático y de derecho, aún no tenemos de forma completa un trato tan cercano a la víctima, este reconocimiento hacia su persona y sus necesidades, ¿será que nuestro sistema penal está tan sólo centrado en las necesidades del infractor y del propio estado?
Quiero acabar con otra pregunta ¿perdonaríais como esta mujer, a una persona que os hiciera tanto daño? Yo no lo tengo claro.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.