Resumen
El lunes pasado en la llamada “conferencia de paz” vimos paseando, por San Sebastian, como si actores de Hollywood se tratara, a unos cuantos actores extranjeros (y eso que el festival de cine de esta ciudad hace semanas que acabó).
De ese día se han podido leer noticias como la siguiente de la que he hecho un : “Se refieren al terrorismo de ETA como “conflicto vasco”. Partiendo de este punto los representantes que se reunieron el lunes en la conferencia de Paz de San Sebastian, reclamaron por un lado el fin de la actividad violenta y por otro que el Gobierno español y el francés accedan a una negociación sobre el desarme de la banda y el futuro de los presos. La declaración de los reunidos habla de “reconocer, compensar y asistir a las víctimas”. Los mediadores engloban en víctimas a los heridos y muertos en los atentados junto con los terroristas detenidos y fallecidos…”
Lo primero que me pregunto es ¿por qué nadie les ha dado a estos señores un diccionario de conceptos o una enciclopedia, porque aunque estamos en la época de las tecnologías modernas, está claro que estas personas deberían haber usado un diccionario como los que utilizábamos en el colegio los que tenemos más de treinta años. ¿Por qué? Porque desgraciadamente han confundido “churras” con “merinas”.
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En primer lugar, ya el título de esta reunión de divos extranjeros, demuestra el escaso conocimiento de nuestro país y de lo que lleva ocurriendo en España desde hace ya muchísimos años ¿Cómo pueden llamarla conferencia de paz? Esto implicaría que antes ha existido una guerra, cosa que jamás ha ocurrido ni en el País Vasco, ni en España, lo que ha habido son unos asesinos que durante años han matado, secuestrado y extorsionado a personas, a ciudadanos de la calle (que bien por su trabajo, por su ideología o simplemente porque estar en el lugar equivocado en un momento concreto, han sufrido las acciones delictivas de estos delincuentes). Esto no es que lo diga yo, es que si se repasa la historia de las conferencias de paz, estas se han celebrado tras finalizar una guerra, con la participación de todas las partes y con el fin de negociar los acuerdos de la paz firmada. Y es que aunque pudiéramos aceptar la denominación Conferencia de Paz, en lo que aconteció el lunes no hubo nada de esto, porque para colmo, solo estaba una de las partes, la otra parte, la más importante…las víctimas no estaban presentes ni en persona ni en espíritu.
En segundo lugar, la falta de claridad de conceptos, no acaba ahí, puesto que estas personas (cuya llegada a San Sebastian, me trajo a la mente la llegada de los americanos en la película “Bienvenido Mr. Marshall) partieron de algo que me dejó estupefacta, años de asesinatos han quedado reducidos a “conflicto vasco”. Reconozco que he tenido que acudir a enciclopedias y diccionarios (si, soy de las pocas que todavía lo hacen) para ver cual es el concepto de conflicto. Efectivamente, conflicto es una situación en que dos o más personas, con intereses contrapuestos entran en confrontación, oposición o emprenden acciones mutuamente antagónicas con el objetivo de neutralizar a la parte rival. Con la definición de conflicto se reconoce que hay dos partes en igualdad de condiciones y con parte de culpa en el problema, por tener intereses contrapuestos. ¿Alguien puede decirme que el terrorismo no es un delito sino un conflicto? ¿Qué intereses contrapuestos tenían tantas y tantas víctimas inocentes, qué culpa tenían…por qué sufrir estos ataques…?. Por supuesto que ni se las puede llamar parte en conflicto, ni se las puede poner en un plano de igualdad con sus verdugos.
En tercer lugar, claro, la cosa no ha quedado ahí, porque al partir de que se trata de un conflicto, estos divos se autocalifican como mediadores, y aquí hay claramente otro gran error conceptual, por otro lado muy típico en estos días, en los que la palabra mediación y mediador están de moda. Me explico, estos errores de conceptos los sufro a diario, trabajo con procesos restaurativos como la mediación penal victima-infractor, para permitir que la víctima pueda superar el trauma, curar sus heridas, obtener respuestas y una reparación del daño que se la ha causado, además si de paso se consigue que el infractor asuma totalmente su responsabilidad y se comprometa a no volver a delinquir, está claro que todos nosotros ganamos. (Estos sería viable bajo ciertas condiciones con cualquier delito e infractor incluso con terroristas). Pues bien, muchos equiparan esta mediación penal, a cualquier otra mediación como la familiar, mercantil…olvidándose por completo, de la Justicia Restaurativa y por supuesto que este error puede traer consecuencias indignantes como se ha visto claramente en lo acontecido en San Sebastián, igualando a victimas e infractores. En la mediación en general, se trabaja con dos partes llamadas contendientes, y con la hipótesis de que ambas contribuyen en mayor o menor medida al conflicto, por eso ambas partes deben comprometerse para buscar una solución. En cambio tratándose de mediación penal restaurativa, las partes no se pueden llamar contendientes (como es el caso del terrorismo de ETA) sino que una parte ha cometido un delito (o muchísimos como el caso del terrorismo) y otra parte ha sido victima, por supuesto que en este caso, no puede haber compromisos mutuos, la victima no debe pedir o conformarse con menos de lo que necesita para hacer frente al daño y las perdidas del delito que ha sufrido.
Si todo esto lo extrapolamos al mal llamado “conflicto vasco” se pueden extraer unas cuantas conclusiones básicas:
El conflicto vasco, se traduce en años de delitos continuados, ejecutados por delincuentes-terroristas (no una parte en conflicto)
Estos delitos han dejado daños y pérdidas a una serie de personas, no solo del País Vasco, sino en España y Francia, estas personas no son la otra parte en conflicto, ya que no han contribuido a generar este problema y por tanto, no se las puede pedir que “cedan” un poco para llegar a acuerdos. Estas personas eran ciudadanos de a pie, incluso niños, son simplemente VICTIMAS.
Por tanto, no se puede igualar a victimas e infractores, es una falta de respeto y un atentado clamoroso a la justicia. Tampoco se puede decir que los terroristas detenidos sean víctimas, ya que estos, son delincuentes que han sido capturados y condenados por sus delitos (igual que sucede con otros criminales)
Estos señores, han confundido mediación en general con mediación en materia penal y claro luego aparecen más confusiones. La mediación penal no es que pueda tener matices de Justicia Restaurativa, como he leído recientemente en una entrevista a una persona que se supone, (solo se supone) que sabe del tema, al contrario si queremos que realmente la mediación en materia penal sea efectiva, debe inspirarse en la filosofía y los principios de la Justicia Restaurativa. Por eso estos señores no se pueden llamar mediadores sin más, ya que no hay dos partes en conflicto, como mucho se podrían denominar mediadores penales o facilitadores.
Otro requisito para que esta mediación penal funcione correctamente es que se debe tener en cuenta a las dos partes (tanto victimas como infractores), cosa que aquí no ha ocurrido. Pero no sólo eso, se debe además partir de un arrepentimiento de los delincuentes, una voluntad de no volver a delinquir y de reconocer, respetar y reparar a las víctimas por todo el daño que se las ha causado. Que todos sepamos de momento, los terroristas no han dicho que abandona las armas de forma definitiva, que se arrepienten de tantos años de terror (sin sentido, máxime desde que llegó a nuestro país la democracia) y que van a resarcir a tantas y tantas víctimas. Lo único que ha pasado es que se ha “suplicado” a estos delincuentes, para que dejen de cometer delitos. ¿Qué sería de un país si ahora jueces y tribunales no tuvieran nada que decir y fueran personajes extranjeros los que dijeran a los delincuentes: “venga no vuelvas a robar, no trafiques con drogas, por favor, hombre no vuelvas a matar a nadie…?”
Por último, el hecho de que se pusiera en marcha esta mediación penal, no significa que estos infractores-terroristas pudieran eludir su castigo, sancionado en las leyes. No solo seria arbitrario y atentatorio de la igualdad, ( qué pasa entonces con otros infractores….) sino que como lo principal es atender a las víctimas, una reivindicación de estas, es sentir que se ha hecho justicia, y para que esta justicia sea total, necesitan saber que una persona ha sido declarada responsable del hecho que tanto daño las causó.
Como persona que cree en la Justicia Restaurativa, estoy totalmente de acuerdo en que son buenos procesos que faciliten la reconciliación de las victimas y propicien una sociedad sin infractores cometiendo delitos, especialmente si son tan graves como estos. Pero en ningún caso se puede tapar el sol con un dedo, pidiendo a las personas vulnerables, por haber sufrido estos delitos tan serios que cedan de forma exclusiva, que olviden y pasen pagina, sin haber recibido una reparación del daño tanto emocional y psicológica como material, porque pedir esto significa que se está minimizando y quitando importancia al daño que se las ha causado de forma gratuita, incluso parecería que se está justificando. Es necesario que el primer paso lo den los infractores, sean o no terroristas, y que de una manera espontánea quieran y deseen dejar la delincuencia y asumir su responsabilidad.
Todo lo que no parta de esto, no conseguirá una verdadera reconciliación y dejará tras de si un montón de victimas sin superar el trauma, sin haber recibido el respeto y la consideración debida, sin tener voz en el proceso y sobre todo sintiéndose monedas de cambio por temas políticos, no ya solo nacionales sino internacionales.
( Quiero aclarar que esta opinión es personal mia, fruto del trabajo e investigación en justicia restaurativa en ningún caso representa la opinión de entidades con las que colaboro y asociaciones que presido, pero quiero concluir con algo que dice el padre de la justicia restaurativa, Howard Zehr, Justicia Restaurativa significa ante todo y sobre todas las cosas trabajar por y para las victimas, en ningún caso se critica una ideología politica u otra)
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.