Resumen
Desde marzo de 2013 en Dakota del Sur, en el norte de Estados Unidos se permite que los profesores de centros públicos lleven armas para proteger a sus alumnos.
Esta es una medida que a los ojos de al menos las personas que vivimos al otro lado del charco, nos resulta extravagante, ya que en nuestra sociedad el uso habitual de armas de fuego, no es que esté mal visto, es que más bien no existe. En cambio,para muchos de los que viven en Estados Unidos portar armas, es un derecho. No obstante, todo derecho debe tener unos límites de ahí la frase:“los derechos terminan cuando comienzan los de los demás”. Esta es una frase que puede parecer tonta, pero que muy a menudo olvidamos ¿qué pasa si en el ejercicio de tu derecho, dañas o pones en peligro a otra persona?
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Lógicamente vivimos en un Estado Social y Democrático de Derecho, y en comunidad por lo que la convivencia es esencial para el buen funcionamiento del estado. Y para que esta convivencia sea buena debemos respetar a los demás y sus derechos. Aunque todos los individuos se supone que tienen un concepto de lo que está bien y está mal y así actuan conforme a ello, el estado también establece sus leyes y su castigo para quien incumple las normas de convivencia y de no agresión.
Tener un arma puede ser una decisión personal, sin embargo es un instrumento peligroso que pone automáticamente en peligro a la gente que les rodea. Aunque nos parezca complicado de entender, todos estamos interconectados; lo que hacemos afecta a los demás y también estamos afectados por los comportamientos ajenos. Es claro que todo merecemos respeto y tenemos responsabilidad para con los restantes miembros de la comunidad. ¿Qué ocurre si este arma se roba y cae en malas manos? ¿Qué pasa si la persona que tenía legalmente armas de repente sufre una incapacidad mental? No sería la primera vez ni la última que alguien aparentemente normal, comete un crimen con arma de fuego y de una forma sangrienta.Algunos pensaran que quién quiere delinquir lo va a hacer y si acaso adquirirá las armas de forma ilegal, totalmente de acuerdo, pero si ya de por sí es fácil no creo que sea cuestión de ponérselo todavía más y mucho menos de “tentarles con esta posibilidad”.
Aunque no hace falta poner casos extremos, porque ¿qué pasa si las armas por curiosidad son utilizadas por niños? Esto demuestra que son un peligro potencial y que es necesario proteger a las personas, especialmente las más vulnerables como los menores.
En el caso de los profesores esta medida ya real, surgió a raíz del terrible crimen en una escuela a finales del año pasado. Sin embargo, no acabo de ver la idoneidad de prevenir futuros posibles delitos violentos, portando armas de fuego que a la postre lo que hacen es introducir en un ambiente con niños, un instrumento peligroso y que su mal uso, genera más violencia.
No veo los beneficios por muchas razones, aunque hay dos motivos que sobresalen sobre los demás por su importancia:
1- Que se permitan armas a los profesores para proteger a los alumnos, a priori, es un enunciado loable y admirable. No obstante, nadie puede asegurar que tras estos buenos propósitos, va a seguirse un buen uso del arma. ¿Y si algún alumno por hacer una travesura o por mera curiosidad, se hace con una de esas armas? ¿Y si hay un accidente o equivocación (porque errar es de humanos) y alguien resulta herido? ¿quién sería responsable? ¿Cómo se va a hacer uso de las armas dentro de un entorno que por naturaleza debe ser pacífico y de convivencia y respeto? Realmente es algo muy difícil de valorar y controlar, además de que nadie puede poner la mano en el fuego porque el uso de estas armas, va a estar controlado al cien por cien. ¿En qué forma va a influir el comportamiento de los alumnos al saber que su profesor va armado? ¿No pensaran que quiere probar el dicho de que la “letra con sangre entra”? Lo cierto es que podrían hacerse muchas preguntas en las que la única conclusión es que resultaría complicado asegurar que su uso adecuado.
De hecho, me pregunto si nadie ha pensado que algún profesor en un momento de trastorno mental puede usar las armas destinada a proteger a los alumnos y al entorno escolar en contra de ellos. Esto a pesar de lo descabellado no es imposible.
2- El segundo motivo que más me preocupa es la educación que se les va a dar a los niños. Se me hace complicado que por ejemplo; un profesor que va armado les diga a los alumnos que no deben pelear y deben ser buenos, ¿con qué moral se puede decir esto? ¿no se debe predicar con el ejemplo? ¿no son los adultos una figura a imitar por los niños?
Especialmente, los más pequeños tienen una personalidad en formación, en este momento necesitan nutrirse de los valores y principios que puedan ayudarlos a ser personas adultas útiles y sanas. Si ya desde su tierna infancia, empiezan a ver el uso de armas de fuego como algo normal, no podemos esperar que de adolescentes o adultos, algunos no utilicen lo aprendido en beneficio propio, sin respetar el límite que supone el derecho de los demás. Para prevenir futuros delitos y delincuentes, el colegio debería ser un lugar que junto la familia, fomente valores restaurativos como el dialogo, comportamiento no violento, escucha activa y el respeto. Si se educa los niños de esta forma, es menos probable que cuando lleguen a adultos, se conviertan en personas despiadadas y/o sin escrúpulos o en delincuentes.
Creo que esta necesidad, casi “obsesiva” de querer usar armas frente a todos los posibles delitos, como si fuera la solución magistral a los males que acechan a la sociedad, no es una medida proporcional y/o justificada ya que los peligros que conlleva son muchos más que los beneficios y la teórica protección que pueda generar. Más bien me parece una forma de intentar “matar moscas a cañonazos”.
Lo que realmente hace falta en los colegios y familias es un fomento de los valores restaurativos de los que hablaba, y que ayudaran eficazmente a un desarrollo constructivo de los chicos, tanto desde el punto de vista personal como social.
Siguiendo a Howard Zehr, los voy a resumir en tres que son clave: respeto, responsabilidad y cuidado en la forma de relacionarnos.
El respeto, implica que todos lo merecemos y debemos a su vez respetar a todos los seres vivos.
La responsabilidad, nos dice que todos debemos asumir lo que hacemos, y si nos comportamos mal, nuestra responsabilidad es hacer lo necesario para compensar este mal. Debemos ser responsables de nuestros actos.
La forma de relacionarnos con los demás, es importante ya que como vivimos en comunidad, debemos convivir de forma pacífica, respetuosa y responsable y así hacer del lugar donde se vive, un sitio más tranquilo donde vivir en paz.
Desde luego prefiero que los niños vayan a un colegio donde la educación será en valores, que uno donde se le va a decir que su profesor va armado como los héroes de las películas de ficción.
La opción para mi es fácil; más educación para prevenir más violencia.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.