Resumen
"Un representante de la asociación de nigerianos y otro del colectivo de gitanos de San Gotleu, Joaquín Fernández se han comprometido a apaciguar los ánimos, para evitar que se repitan los incidentes que han acaecido en el mencionado barrio palmesano, que se han saldado con cinco detenidos, después de que un joven nigeriano haya fallecido, tras precipitarse desde un quinto piso en la calle Tomas Rullan”
Este es un de una noticia más amplia, acerca de lo que ha sucedido tras la muerte en teoría accidental de un joven nigeriano en la ciudad de Palma de Mallorca. Esto que puede parecer tan grave y causar alarma social a quién lo lea o incluso lo viva en primera persona, por ser vecino de ese barrio o sus cercanías, no es ni más ni menos, dejando al margen otras consideraciones, un problema de convivencia. Entiendo que los problemas de integración, como en este caso ya que una de las partes en conflicto son extranjeros, no son más que problemas de convivencia, de que las personas que vienen de fuera se acostumbren a vivir en el lugar elegido y de acuerdo con las normas de convivencia que sean costumbre en este sitio concreto.Cuando leo este tipo de noticias, me doy cuenta que nos estamos volviendo niños pequeños, por eso veo con razón que es muy difícil educar a nuestros jóvenes en la cultura del dialogo y la comunicación, cuando nosotros los adultos, solemos actuar alejados de estos valores ¿En qué momento hemos perdido nuestra capacidad de asumir el conflicto y enfrentarlo de una forma directa, humana y pacifica? Realmente últimamente ¿en qué nos distinguimos de los animales?
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Quien de nosotros no ha visto a dos perros paseando por la ciudad guiados por sus amos, si ambos se cruzan y se sienten intimidados y que su terroritorio está siendo invadido, empiezan a ladrar o incluso sino son sujetados por sus dueños pueden llegar a pelearse. Estos comportamientos normales en seres no racionales, cada vez de manera más frecuente, los encuentro muy similares al de algunas personas, el único problema es que nosotros no tenemos un dueño que evite estas peleas y enfrentamientos por asuntos en la mayoría de los casos tan nimios como intrascendentales.
He llegado a la conclusión de que en la actualidad a pesar de tantos avances y evolución, hemos perdido la capacidad para ver que el conflicto es algo consustancial a nuestra vida y que los afectados deberían enfrentarlo directamente y de forma pacifica, ¿será que nos hacemos vagos y preferimos que todo nos lo solucionen terceros ajenos al problema, y que muchas veces no saben y no pueden llegar a su origen?. Cuando las personas están inmersas en un conflicto perciben que ellas mismas son las que están en la posición correcta y suelen ver a la otra parte como intransigente. Todo esto lleva a que cada uno se centre en él y se niegue a dialogar ,lo que suele originar una pérdida de contacto y aumento del riesgo de la “escalada del conflicto”.Sin embargo, no tiene por qué ser negativo, ya que si no existieran problemas no podríamos desarrollar nuestras habilidades. Se aprende a través y gracias al conflicto.
Hace años parecíamos tenerlo claro y cuando alguien del barrio o pueblo tenía un conflicto con otra persona del entorno, si ellos no lo podían solucionar, acudían a un tercero respetado y con autoridad moral, ya fuera juez de paz, alcalde, sacerdote….para que los guiara; era casi impensable que para estas dos personas con problemas su primera opción fuera acudir a denunciar al juzgado o a la policía. Hoy en día, quizá guiados en parte por querer ahorrar tiempo o por haber perdido la referencia de una persona con autoridad moral en la comunidad, lo primero que se nos ocurre como medida preventiva es acudir a los juzgados. Lo peor es que encima pensamos que así se va a resolver el problema y vamos a evitar otros futuros ¿qué inocentes podemos resultar en ocasiones?
No obstante, se debe “dar al César lo que es del César”, y es agradable ver cómo hay culturas que no han perdido este respeto por ciertas personas mayores que gozan de prestigio moral en su entorno, me estoy refiriendo a las personas de etnia gitana. En la noticia en cuestión, más allá de otros problemas sociales y estructurales, me parece esperanzador que representantes de los dos colectivos hayan podido sentarse frente a frente para resolver o al menos mitigar el conflicto y apaciguar los ánimos. Esto es la justicia restaurativa en estado puro y en sentido amplio, como filosofía que se basa en transformar las bases de la injusticia y descontento social, construyendo paz. Incide en el dialogo y la cooperación de todos (incluida la comunidad) para construir “tejido social”, en definitiva una comunidad más madura y responsable. Por eso la justicia restaurativa, no sólo actúa en el sistema de justicia penal sino en todos los ámbitos de nuestra vida como lugar de trabajo, colegios, barrios…En el caso que nos ocupa la utilización de practicas restaurativas (incluso aunque ellos no lo sepan, así ha sido) supone no sólo un encuentro restaurativo sino que es un encuentro basado en el dialogo para transformar las relaciones entre miembros del barrio.
Este concepto no es algo novedoso, no hemos descubierto la panacea de todos los problemas, ¡qué va! al contrario. La justicia restaurativa está directamente asociada al ser humano y a nuestra evolución, de hecho lo sorprendente es ver cómo el ser humano avanzado y moderno ha echado una mirada atrás y ha tomado prácticas ancestrales y tradicionales de pueblos aborígenes e indígenas de lugares como Australia, Nueva Zelanda y Canadá para convertirlos en herramientas restaurativas llamadas hoy mediación penal o círculos restaurativos por ejemplo.
Efectivamente no deja de ser paradójico que lo que en ocasiones vemos como novedoso e incluso difícil de comprender para mentalidades de un continente teóricamente avanzado, son una filosofía, principios, valores y prácticas normales, más maduras, eficaces, consolidadas y de sentido común en zonas, culturas y pueblos teóricamente menos civilizadas. Digo teóricamente porque no hay nada más civilizado que dejar de tener al estado como nuestro “padre” idealizado, pensando que si acudimos a él, nos va a solucionar todos nuestros problemas y ya es hora de ponernos las pilas para empezar a enfrentar nuestros propios conflictos. Así los juzgados se ocuparan de los asuntos realmente graves y serios y dejaran de estar saturados con pequeños conflictos, que adquieren erróneamente el estatus de ilícito penal.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.