Resumen
Últimamente me siento preocupada porque cada vez que voy a los juzgados pierdo un poco más la empatía hacia los problemas concernientes a la violencia de género, (este término ya de por si me "espanta"). Quiero en primer lugar afirmar con rotundidad que estoy totalmente en contra de cualquier tipo de violencia y por supuesto que la violencia contra la mujer o/y contra el hombre en su reflejo más grave merece todo el peso de la ley.
Sin embargo, la actual ley ha demostrado en sus años de vigencia que penas más duras no supone una disminución de los delitos y la exagerada discriminación positiva en favor de la mujer no ha tenido reflejo en menos muertes de estas, sino todo lo contrario y además supone para algunos casos un "arma de doble filo" poniendo al hombre en una posición no sólo dificil sino también cuanto menos injusta en ciertas ocasiones. Muchos asuntos realmente graves y preocupantes nunca llegan a los juzgados ni son denunciados mientras que los menos graves abarrotan el sistema de justicia penal.
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Detrás de estas denuncias en muchos casos existe una mujer no informada al menos de forma exhaustiva de las consecuencias del hecho de denunciar, y es que la ley de protección integral contra la violencia de genero las pone en una tesitura un tanto complicada: o denuncian ( entonces automaticamente todo el proceso, medidas, y su vida en general y la de su pareja en particular va a quedar en manos de terceras personas) o no denuncian ( entonces el estado las abandona totalmente y estarán solas con su problema).
Este tipo de casos menos graves podría abordarse como primera opción a través de un proceso restaurativo que podría ir al conflicto que subyace en la pareja y que ha generado el delito por el que están en el juzgado, no nos podemos olvidar que muchas veces denuncian por precaución o incluso piensan que en el juicio van a poder hablar acerca del problema que genera enfrentamientos entre ellos.
Otra cuestión que ha generado esta ley es la utilización abusiva que algunas mujeres hacen de ella y en aras a sus propios intereses. Como mera anécdota os contaré una conversación que escuché entre un maltratador y su abogada: " Entonces tengo una orden de alejamiento y no me puedo acercar a mi ex mujer, verdad", "En efecto, le contestó su abogada" "Oiga abogada pues es ella la que me busca muchas veces…así que yo también debería tener una orden de alejamiento para que no se acerque a mi porque sino me va a meter en un lío muy gordo…" Esta conversación no sólo es real sino que demuestra que la excesiva protección hacia una parte en teoría más débil puede ser ciertamente peligrosa, y convertir en poderosa a la parte débil y viceversa.
Por último existen casos en los que efectivamente ha existido episodios de maltrato con cierta violencia, digamos no muy grave ¿ es útil esta ley para atajar el problema? En una ocasión una mujer maltratada me confesó la solución, "hasta que mi expareja no comprenda que me trata mal y que no tiene derecho a hacer lo que hace , va a seguir así". Y es que muchos de estos infractores a pesar del juicio, del castigo y de toda la maquinaria judicial, no sólo no asumen el daño que han hecho, sino que se ponen a la defensiva justificando su actitud y sintiéndose "víctimas" de un sistema penal para ellos injusto. No todos los infractores de este tipo de delitos podrán responsabilizarse de los hechos pero los procesos restaurativos pueden favorecer que muchos de ellos puedan conseguirlo, poniéndose en la piel de la mujer maltratada, oyendo de su propia voz todo el sufrimiento que les causa sus acciones, y queriendo cambiar su actitud. Si al menos uno de ellos puede cambiar esto será toda una victoria, pero sobre todo para todas las mujeres maltratadas será una gran victoria pues las hará más fuertes.
A pesar del rechazo inicial de grupos feministas en países como Austria y Noruega ya tienen programas restaurativos para esta clase de delitos con importantes resultados.Soy consciente de la "alarma social" que puede generarse pero esto ocurre si no se informa al ciudadano y a los grupos sociales de lo que realmente puede conseguirse, ya que si se sabe trasladar los beneficios sobre todo para víctimas y familiares estoy convencida de que pocos no estarán de acuerdo con ir un poco más allá del simple endurecimiento de penas. Es hora de dar "voz" a las víctimas y hacer lo necesario para eliminar esta lacra social, adoptando toda clase de medidas, no sólo las "políticamente correctas" y que a todas luces han resultado insuficientes.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.