Resumen
El día de ayer fue intenso. Tras dos semanas evitando incidentes con los acampados del 15 M, una desafortunada decisión provocó una verdadera batalla en Plaza Cataluña y sus alrededores. Las cifras son suficientemente altas como para hablar del fracaso absoluto de la operación: 121 heridos, uno de ellos grave, y 37 de ellos policías (tantos o más que en cualquier celebración de un título de F.C Barcelona, que recordemos que es uno de los motivos por los que se llevó a cabo la limpieza). Ello unido a las imágenes de los golpes fuera de lugar a los manifestantes hacen de lo acontecido ayer una situación muy grave y, sobretodo, totalmente evitable. Y todo debido a algo que en parte reconoció Felip Puig en la rueda de prensa que celebró ayer por la tarde:que quizá no habían tenido en cuenta el poder de convocatoria de las redes sociales. Un pequeño detalle de previsión que se les había escapado, un descuido,un menosprecio al poder de intercomunicación que está adquiriendo el ciudadano, pero un descuido que no deja de sorprender que se pudiera pasar por alto, más viendo los acontecimientos y el poder de convocatoria de las últimas reivindicaciones que se vienen llevando a cabo, empezando por las realizadas contra la ley Sinde. Y ayer no fue una excepción: en cuanto la gente empezó a tener conocimiento de lo que podía pasar en Plaza Cataluña, acudió en masa a la llamada.
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Esto, señor Consejero de Interior de la Generalitat de Cataluña, no es admisible en un cargo como el que usted ostenta ahora mismo. La seguridad ciudadana no es ningún juego, y errores de cálculo como el cometido ayer son lo suficientemente graves como para que presente su dimisión. Lo de ayer fue una irresponsabilidad muy grande,no solo con los ciudadanos sino con las mismas fuerzas policiales que tiene a su cargo, y si no está convencido de que lo hizo mal, que vea una y otra vez la infinidad de imágenes que puede encontrar en la red (sí, porque los social media son una fuente inagotable de recursos infográficos). Independientemente de si dimite o no, lo que sería interesante es que, de cara a futuras decisiones en las que la seguridad pública se pone sobre la mesa, se tuviera en cuenta y se analizara el poder que tienen los Social Media, no sea que el responsable de turno observe con estupefacción como los efectivos policiales que había previsto como suficientes acaban siendo acorralados.
Pero no solo en el campo de la seguridad ciudadana debe ser tenido en cuenta el papel de las redes sociales. Estas deben convertirse desde ya en una herramienta indispensable de cara a las investigaciones criminológicas. Su celeridad y la gran capacidad para captar información en red permite sacar provecho de ello tanto para la captura de todo tipo de delincuentes como para que la gente de a pie pueda ayudar de una forma más sencilla. Hoy os presentamos dos artículos que vienen a colación de la importancia que adquieren los social media en la criminología.
Lawrence W. Daly (E.E.U.U) nos explica como un pedófilo condenado podría ser de utilidad a la hora de captar a otros pedófilos, con la simple herramienta de un ordenador. Se sabe que el contacto fundamental de los pedófilos se lleva a cabo a través de la red, y quién mejor para saber donde llevar a cabo ese contacto que una persona que conoce mejor que cualquier policía el modo de introducirse en ese mundo.
A la vez, el psicólogo forense Jerry Don Smith nos advierte del arma de doble filo que suponen los social media: igual que con los medios de comunicación, la rápida fluidez de información puede llevar a la vez a juicios equivocados. Un ejemplo lo pudimpos ver ayer cuando se empezó a difundir el rumor a través de twitter de que el herido grave en las cargas policiales podía estar muerto. Aunque muchos reclamaban una fuente fiable que les indicara que eso fuera así, otros dieron por hecho que la muerte se había producido. Afortunadamente se rectificó ese error informativo. Esto, aplicado al campo de la justicia, debe tenerse en cuenta, ya que la puesta en peligro de la presunción de inocencia puede ser grande si el marco normativo-jurídico se deja llevar por la misma dinámica que se lleva en las redes sociales, pudiéndo llevar incluso a errar el camino de las fuerzas de seguridad a la hora de investigar algún delito. Es una gran herramienta, pero debe tomarse con la debida precaución.
Bibliografía
Soy Licenciado en Criminología y Filosofía por la UAB. En 2011 fundé Criminología y Justicia, empresa dedicada a la divulgación de contenido de caracter criminólogico-jurídico que contó con la participación de más de 100 autores hasta su cierre en 2017. Durante ese tiempo se publicaron más de 1000 artículos que han recibido ya más de dos millones de visitas; se publicaron cerca de una treintena de libros, y también se organizaron diferentes eventos y congresos enfocados a divulgar la Criminología.
Ahora mi interés estriba en aplicar toda esa experiencia en el mundo de la divulgación científica a otros ámbitos dentro de la comunicación digital.