Resumen
“El yerno del rey, Iñaki Undargarin, espera avanzar en los próximos días para negociar una conformidad con el fiscal que implicaría declararse culpables, devolver los fondos malversados y así eludir una pena que implique su ingreso en la cárcel.
La fiscalía de Baleares no aceptará un pacto a la baja ni una oferta blanda dada la magnitud de las partidas de dinero desviado y la carga penal de los delitos.
El pago de 3.5 millones para cubrir la responsabilidad civil por los perjuicios causados es necesario para que se les aplique la atenuante de reparación del daño”
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Estas son parte de las múltiples noticias y muy controvertidas sobre el caso de Iñaki Undargarin y sobre si hay conversaciones sobre un posible pacto, cierto es que en nuestro derecho existen las sentencias de conformidad incluso en los juicios rápidos así como el atenuante de reparación del daño, del que incluso nos valemos actualmente para enmarcar la justicia restaurativa y procesos como la mediación penal, sin embargo, me pregunto ¿ya está? ¿Es suficiente con devolver lo sustraído? ¿No tienen estos, delincuentes de “guante blanco” un plus de peligrosidad social y por tanto, no debería exigírseles un poco más de esfuerzo reparador o compensatorio?
Parto de este ejemplo, por ser de actualidad pero desgraciadamente y al menos en nuestro país, hay bastantes más casos y la idea es que suelen pasar de la inocencia absoluta al arrepentimiento en un abrir y cerrar de ojos, con lo que este teórico arrepentimiento no es más que un “espejismo” para evitar la pena de prisión.
Recuerdo hace ya unos cuantos años, cuando empecé con los temas de justicia restaurativa, uno de los mejores fiscales de mi ciudad, me comentó: “tu crees que los grandes estafadores, malversadores… (Estos que tienen mucho pero que mucho dinero) accederían a participar en un proceso de justicia restaurativa…. la verdad es que nos ahorrarían mucho tiempo y esfuerzo, porque mira que son largos los expedientes de estos casos….
Ambos sabíamos que hasta para ser delincuente hay que tener suerte o más bien tener posición y dinero, y es que éstos tienen abogados y dinero para dilatar el proceso en el tiempo, hasta que por supuesto, llega el momento en que se ven entre la espada y la pared y claro…encima la prensa es un “hándicap”, porque para ser justos, los medios de comunicación se valen de estos casos para subir audiencias….El atenuante de reparación del daño del articulo 21.5 del código penal está ahí y hace posible que la pena que se le pueda imponer a un infractor se le rebaje, si repara el daño, pero ¿es igual quién con mucho dinero y aprovechando su posición y/o contactos sustrae dinero y luego se compromete a devolverlo o un infractor que robó una escasa cantidad de dinero para financiarse alguna adicción, y no tienen ni salud, ni oficio ni beneficio?
Sin justificar ningún delito, para mi, la reparación del daño causado debe suponer un cierto esfuerzo e implica un reconocimiento de los hechos y una asunción de responsabilidad por el daño que se causó, es decir debe ser para los infractores una prestación constructiva a favor de los perjudicados directa y/o indirectamente.
No es para mi, igual que una persona que ha robado a otra, la devuelva lo robado y se disculpe que otra que ha malversado caudales públicos y se compromete a devolverlos, porque así repara quizá al estado, a la administración pública…pero ¿qué hay de la sociedad? ¿Qué pasa con todos nosotros que poco a poco vamos perdiendo la confianza en los políticos, altos cargos y demás personajes de alcurnia que nos rodean, al mismo tiempo que confirmamos que no hay justicia?
Por supuesto, que devolver lo robado no les supone gran esfuerzo ni tampoco queda claro su arrepentimiento real, además existe un gran perjuicio moral que también puede y debería ser reparado y solo puede hacerse de una manera moral y/o simbólica. A toda esta clase de delincuentes, como persona que cree en la justicia restaurativa, reparadora o en definitiva en una justicia más justa, les exigiría una reparación también moral porque su delito además causa un plus de alarma social ¿cómo? Hay mil maneras o formas, por lo pronto creo que todas estas personas acostumbradas a lujos, al dinero…deberían ver la situación de otros ciudadanos, la otra cara de la moneda, por eso deberían hacer trabajos en beneficio de la comunidad ayudando a la gente más desfavorecida para que puedan ver cómo indirectamente cuando defraudan, malversan o en definitiva “nos roban a todos” están quitando a muchas personas posibilidades de recibir ayuda esencial para su subsistencia.
Esto si es una forma de compensar a la comunidad por el daño causado aunque sea un perjuicio moral y es también una manera de demostrar que están arrepentidos sinceramente, porque la verdad es que la imagen de alguien que un día clama por su inocencia y semanas después quiere pactar para no ir a la cárcel no es de arrepentimiento sino de miedo y de querer “acogerse” a lo menos malo y para estos, lo menos malo es devolver lo robado, por cuanto tienen mucho más. También es obvio que el ciudadano debería saber qué es esto de las sentencias de conformidad y que están previstas para todos los infractores, ( no solo para estos de guante blanco) porque la imagen que se da, es de que el proceso penal parece una subasta al mejor postor, y no es eso o al menos no debería serlo. Se trata de que si el delincuente acepta el daño y el delito y se conforma con la pena que pide la fiscalía, los trámites del juicio se acortan de forma muy significativa y además por este hecho de estar de acuerdo con la pena, se le reduce en un tercio, a lo que se le puede unir el hecho de haber reparado antes del juicio el daño causado.
Esto es lo que utilizamos en los procesos restaurativos como la mediación penal para conseguir que la victima obtenga la reparación tanto moral como material en su caso para superar el delito y para que el delincuente asuma su responsabilidad, se conciencie en su labor activa reparando el delito y así pueda querer no volver a delinquir.
En estos delitos de “guante blanco”, por tanto la reparación debe darse con todas las víctimas indirectas, la comunidad y no sólo con el estado, sin este esfuerzo reparador nunca estaremos seguros de si se arrepienten o solo quieren conseguir beneficios jurídicos y de paso también evitamos que se asocie reparación del daño, con reparación exclusivamente económica o material porque sino hasta en esto, estaríamos en desigualdad, los delincuentes ricos con los pobres y las víctimas de unos y de otros.
Una reparación moral es tanto o más importante porque además supone un esfuerzo mayor y conlleva cierta vergüenza para esta clase de infractores, y eso que siempre digo que no se trata de humillarlos, sino de que a través de cierta vergüenza aprendan que sus acciones aunque a primera vista no dañan a nadie, si, perjudican y no solo a unas cuantas personas sino a toda la comunidad.
Como conclusión, diría que estupendo que se aplique la reparación del daño, por supuesto, pero siempre que suponga cierto esfuerzo que haga merecedor al infractor de otorgarle un beneficio jurídico.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.