Los casos de “bullying” que están teniendo lugar durante los últimos años en Estados Unidos, de los cuales muchos han finalizado con el suicidio de la víctima, han motivado que los fiscales y familiares de estos jóvenes acosados en la escuela, reclamen un mayor endurecimiento de las penas para los causantes del maltrato. Igualmente se ha conseguido que los que infringen este daño psicológico y físico a sus compañeros, salgan del anonimato que les proporcionan las paredes de los colegios e institutos, y puedan ser conocidos e identificados por la población general.
Dharun Ravi simboliza un rostro conocido por haber protagonizado un macabro acoso a un compañero de universidad. Este joven de 19 años, entró en la Universidad de Rutgers en agosto del año pasado y allí conoció a Tyler Clementi, con quien le tocó compartir habitación en el Colegio Mayor. A los pocos días de convivencia, Dharun se dio cuenta de que Tyler era gay, y que aprovechaba los momentos en los que se encontraba sólo en su habitación para tener relaciones con otros compañeros de universidad de su mismo sexo. Cuando Dharun se enteró de la orientación sexual de su compañero, comenzó a realizar una serie de publicaciones en Twitter acerca de las relaciones que mantenía Tyler y llegó incluso a grabar en numerosas ocasiones, ayudado por su compañera Molly Wei, los encuentros privados de Tyler, para posteriormente emitirlos a través de un servicio de Chat.
Ravi anunciaba en Twitter de la hora a la que iba a emitir estas imágenes, tal y como que registrado en su cuenta: “Todo el que tenga iChat, que se conecte de 9.30 12.00 porque va a suceder de nuevo”. A las pocas horas de visualizarse el contenido de las grabaciones en Internet, Tyler Clementi se suicidó tirándose al río Hudson.
La fiscalía del condado de Middlesex presentó inmediatamente cargos contra Ravi y Wei por violación de la intimidad, pero posteriormente la chica llegó a un acuerdo con la fiscalía y decidió testificar contra Ravi. El 20 de abril, un jurado decidió ampliar los cargos con éste, incluyendo el de discriminación por orientación sexual, de los cuales se ha declarado inocente en su primera comparecencia.
El suicidio de Tyler Clementi ha supuesto un cambio en la forma de enfrentarse al acoso y a la homofobia en EEUU. Incluso el presidente Barack Obama, dijo en un vídeo emitido en Internet que el caso le había “roto el corazón”. Tras este caso, salieron a la luz otros muchos estudiantes reconociendo que habían sido víctimas de bullying en sus años de universidad, llegando a sufrir malos tratos psicológicos y físicos por razones de orientación sexual. En una investigación realizada el año pasado por el Ciberbullying Research Center se entrevistó a 2000 adolescentes norteamericanos, obteniendo que un 20% de ellos había sentido, en algún momento de su vida, tendencias suicidas. “Los jóvenes a los que se molesta e intimida, o que han intimidado a otros, se encuentran en un riesgo elevado de sufrirlas”, aseguran varios autores. Esta correlación se ha comprobado a través de investigaciones que demuestran cómo el acoso contribuye a la depresión, a la disminución de la autoestima, la angustia y el aislamiento.
Acoso escolar en España
En nuestro país contamos, de la misma manera, con numerosos casos de acoso escolar que han terminado de una forma macabra.
Un ejemplo de esto es el caso Jokin, un joven de 14 años que acabó con su vida en Hondarribia (Guipúzcoa) en 2004, y que sirvió de precedente para que se comenzase a dar más importancia a un fenómeno que había pasado prácticamente desapercibido hasta el momento en España.
Desde entonces muchas víctimas de malos tratos en el ámbito escolar se han atrevido a denunciar su calvario, consiguiendo que la justicia actúe. Éstos son algunos ejemplos de procedimientos llevados a cabo en nuestro país en materia de acosos escolar:
- En 2006, cuatro menores fueron condenados a un año de libertad vigilada en Jaén por acosar y dar una paliza a un compañero de 14 años.
- En 2007, tres jóvenes de Córdoba fueron condenados a servicios a la comunidad por insultar, golpear, dar collejas y vejar a un compañero de 12 años.
En 2005 se condenó a dos años de internamiento a los menores que acosaron a Jokin, y a sus padres se les condenó el pasado febrero a pagar una multa de 70.000 euros.
Aunque en este caso se eximió al instituto de la responsabilidad que le reclamaban los familiares del menor, en otras ocasiones sí se han llegado a condenar a los colegios como es el caso del centro Amor de Dios de Alcorcón (Madrid), que fue condenado el mes pasado, por un juzgado de primera instancia a 40.000 euros de multa por no haber evitado las vejaciones y las agresiones que una niña sufrió entre los 7 y los 10 años. Igualmente se ha conocido otra sentencia parecida, en la que se condena al colegio Joan Pelegrí de Barcelona, a pagar 32.769 euros por causas similares.