Resumen
La resolución de conflictos a través de la mediación, además de aportar agilidad y viabilidad al sistema judicial, permite a la ciudadanía asumir un papel protagonista en el ejercicio de sus derechos. El caso mexicano, con un sistema de mediación ya consolidado, confirma los numerosos beneficios de la implementación de este innovador procedimiento legal.
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La mediación está demostrando su efectividad como recurso para conseguir una justicia más efectiva en términos procesales, más sostenible para la estructura del Estado y más cercana a las necesidades reales de los ciudadanos. Así quedó patente en la conferencia dictada por el magistrado presidente del Consejo de la Judicatura y del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal de México, Dr. Edgar Elías Azar, celebrada a iniciativa del Máster en Competencias Profesionales para la Construcción del Consenso del Instituto de Formación Continua de la Universitat de Barcelona, IL3-UB.
El magistrado mexicano entregó detalles de los resultados positivos que ya está obteniendo la capital del país sudamericano tras la implementación de este innovador sistema de resolución de conflictos, y ahondó en las claves que han permitido consolidar esta iniciativa en la judicatura para resolver litigios en ámbitos civiles como la vivienda, la relación con instituciones financieras o la educación, entre otros. La réplica estuvo a cargo de Pascual Ortuño Muñoz, magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona, quien alabó el protagonismo que México está otorgando a la mediación recordando que es una iniciativa que aún está en proceso de maduración en España.
Justicia cotidiana
La agilidad y la aplicación “de una justicia justa” son dos de los mayores beneficios que ha aportado la mediación al sistema judicial del Distrito Federal: “Hemos conseguido aliviar a jueces que manejaban alrededor de 2.000 casos al año. Con más de 250.000 asuntos mediados en los últimos tres años hemos frenado el desalojo masivo de familias de sus viviendas, las entidades bancarias tienen mayor tasa de retorno de préstamos hipotecarios y se ha reducido el coste de los créditos, se han frenado los casos de bullying en los colegios y estamos renovando juzgados para dedicarlos a asuntos que hoy tiene más presión como familia”, explicó el Dr. Edgar Elías.
El juez destacó que una de las claves del éxito de la nueva estructura de mediación ha sido que desde las altas instancias judiciales mexicanas se entendió que se debían impulsar reformas para la desregularización procesal. De hecho, hubo incluso modificaciones en la Constitución del país para permitir esta evolución: “No se podía esperar a que el problema llegara a los tribunales para intentar arbitrarlo, sino que hubo consenso en la necesidad de un cambio de visión y se decidió formar a ciudadanos para que salieran a buscar el problemas, mediaran, y evitaran la saturación del sistema”. En este proceso, la judicatura del Distrito Federal contó con el soporte de IL3-UB para el diseño de los programas de capacitación para mediadores.
Tal y como detalló el Dr. Elías, se estableció que cualquier ciudadano con una licenciatura podía convertirse en mediador. Tras un proceso de formación que tiene como objetivo garantizar la correcta aplicación de los principios del derecho, además de entregarles competencias para la facilitación y negociación colaborativa, los convenios que suscriben tras el proceso de mediación tienen fuerza de sentencia y se registran en el tribunal correspondiente para su certificación definitiva. En este sentido, los mediadores son fedatarios públicos de pleno derecho, pero cuentan con un seguimiento exhaustivo por parte de la autoridad judicial tanto en lo que se refiere a la pertinencia de sus decisiones, como en relación a la calidad y rigor de los procesos que lideran. Además, deben renovar su licencia de manera anual.
Para el magistrado de la Audiencia Provincial de Barcelona Pascual Ortuño Muñoz, el éxito del caso mexicano en el campo de la mediación demuestra lo necesario de dar el salto desde la tradicional concepción de poder judicial como una doctrina impuesta, a justicia como mecanismo de la sociedad civil: “En España no hemos hecho la transición que está haciendo México para restar preponderancia al imperio de la ley y entregar protagonismo al imperio de la justicia”, señaló. Para el juez, es clave que tanto los jueces como los abogados dejen de considerar a la mediación “como un asunto menor que nada tiene que ver con el derecho”.
“No tenemos aún ningún tribunal que haya hecho una apuesta firme por implementar un sistema de mediación como se ha hecho en México. Iniciativas como la italiana, de convertir a todos los abogados en mediadores, o en España, donde se habilitó un registro informático para darse de alta como mediador, desprestigian esta actividad”, comentó. “Los jueces queremos y necesitamos un sistema de mediación efectivo, no como el actual, donde el 95% de los procesos de mediación acaban volviendo a los tribunales”, lamentó.
De perfil progresista firme defensor de una justicia independiente al servicio de la ciudadanía, la conferencia del presidente del Consejo de la Judicatura y del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal de México Dr. Edgar Elías dejó numerosas reflexiones que destacar:
Mediación
El Estado debe permitirle a la sociedad civil que arregle la mayor parte de sus controversias. La mediación tiene que estar presente en todos los ámbitos, es un instrumento de paz imprescindible para la sociedad.
Empoderar al ciudadano
La justicia cotidiana está impulsando un nuevo movimiento que tiene en la agilidad su mayor valor y que ha conseguido eliminar la violencia procesal a la que eran sometidos la mayoría de mexicanos. No olvidemos que “justicia tardía no es justicia”.
Politización de la justicia, no politizar la jurisdicción
Los jueces tienen que responsabilizar de las acciones de buen gobierno anteponiendo el interés público a cualquier otro precepto. La justicia debe estar más presente en las decisiones del gobierno y corresponsabilizarse de ellas. No es un compromiso axiológico, sino un compromiso de paz.
Independencia y autonomía de la justicia
No quiero hundirme en la pesadilla, pero no podemos hablar de justicia independiente cuando tenemos jueces comprometidos con los poderes políticos de turno, cuando los tribunales no tienen recursos… La autonomía sólo puede entenderse desde el punto de vista presupuestario y legislativo.
Superar visiones tradicionales
No nos olvidemos que el axioma ha de ser “porque es una decisión justa debería estar positivado en la ley”, no el que anuncia que “porque está en la ley es una decisión justa”. Los jueces debemos asegurar el respeto por los derechos humanos y asegurar sentencias