Resumen
Pequeños Testigos (¿Víctimas Directas O Indirectas?)
En España la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género de 2004 supuso un modelo innovador así como un gran avance en la lucha contra la violencia de género, pero aunque esta Ley hace mención en varias ocasiones a los hijos de las mujeres víctimas de la violencia de género, su desarrollo no ha tenido en cuenta sus verdaderas necesidades así como su real importancia llegando a poner en duda su condición de víctima de este tipo de violencia.
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Es extraño que la violencia ejercida contra la mujer en el ámbito familiar se lleve a cabo de forma aislada, los estudios que existen nos permiten entrever que el maltrato a la mujer se extiende a las hijas e hijos en un porcentaje muy elevado de casos. Desde una perspectiva cualitativa se da un paralelismo entre el tipo de maltrato que sufren la mujer y sus descendientes. Sin embargo, hay también otros hogares en los que los niños, a pesar de serlo sus madres, no son sujetos de agresión directa sino “solo” las víctimas secundarias e indirectas de dicha violencia. Pero a pesar de ello sufren las agresiones tanto como su madre, lo que llega a convertirles en víctimas directas.
Los menores expuestos a la violencia de género en su ámbito familiar son aquellos que viven en un hogar donde su padre o el compañero de su madre es violento contra la mujer. Esto niño en muchos casos presencian actos violentos, oyen gritos, insultos, golpes, ven las marcas que dejan las agresiones, sienten el miedo, perciben el estrés en su madre y están inmersos en el ciclo de la violencia (tensión creciente, estallido, arrepentimiento).
Estas niñas y niños no sólo son meros testigos de la violencia de género, sino que dicha violencia forma parte de su modo de vida, ya que crecen con ella, viven sin poder escapar sirviendo de referencia para su modelo de relaciones interpersonales, haciendo que el aprendizaje que reciben durante su fase madurativa repercuta en su personalidad, en sus futuras relaciones sociales e interpersonales, crecen creyendo que la violencia es una pauta de relación normal entre adultos, aprendiendo modelos de relación inadecuados, y modelos de resolución de conflictos erróneos, no distinguen lo que es adecuado o está bien, de lo que es injustificable.
Haciendo que la exposición a esta violencia genera un impacto negativo evidente en su vida, el bienestar y el desarrollo de esas criaturas. Por lo que para considerarlos victimas no es necesario que sufran directamente. Presenciar la violencia ejercida contra sus madres o el hecho de crecer en un entorno violento, les convierte también en victimas.
Save the Children, una de las ONGs mas involucrada en la defensa y derechos de los niños, entiende que los hijos de las mujeres víctimas de violencia de género son víctimas directas de la misma. Lo son porque viven en un entorno donde la violencia es un modo de relacionarse y que interiorizan en su desarrollo, porque además los niños y niñas dependen emocionalmente de sus cuidadores y porque la violencia ejercida contra la madre también tiene consecuencias sobre su desarrollo. Es el miedo el que une a mujeres y niños y niñas como víctimas, el terror en el que la violencia les obliga a vivir y que paraliza el desarrollo de ambos. La vivencia de la angustia de la madre maltratada, su temor, inseguridad, tristeza, les produce una elevada inseguridad y confusión. Esa angustia se traduce en numerosos trastornos físicos, cansancio, problemas alimentarios, ansiedad, estrés, alteraciones del sueño, terrores nocturnos, enuresis, depresión…
Por otro lado UNICEF señala que aunque no se les ponga la mano encima, presenciar o escuchar situaciones violentas tiene efectos psicológicos negativos en los pequeños. Aunque no sean el objeto directo de las agresiones, padecen violencia psicológica, que es una forma de maltrato infantil y que la Convención Internacional de los Derechos del Niño considera una forma de maltrato infantil y la recoge en el artículo 19 como "violencia mental".
Me gustaría que este artículo sirviera como una llamada de atención de lo que está ocurriendo; tanto por esos menores que necesitan de ayuda, como por lo que supondrán para la sociedad futura las consecuencias de no ser tratados.
Considero realmente importante reflexionar si las cosas se están haciendo de forma adecuada con esos pequeños cuya infancia e inocencia está siendo robada, o por desgracia en la mayoría de los casos se quedan en el olvido.
Bibliografía
Oviedo (Asturias, 1983)
Licenciada en Criminología por la Universidad de Alicante, previo titulo propio en la Universidad de Oviedo.
Voluntaria en una Asociacion de ayuda a madres o familias con hijos menores de cuatro años en situación de desamparo.