Resumen
Hace unos días me disponía a irme de viaje en avión. Por suerte o por desgracia el viaje no era de ocio, por lo que llevaba el “chip profesional” activado. ¿Cuál fue mi sorpresa al encontrarme en el Aeropuerto de Sevilla este cartel?
Y, claro, yo que tenía activada la neurona criminológica me puse a darle vueltas, y a preguntarle a la gente que qué mensaje le trasmitía ese cartel. ¿Respuesta unánime? “No consumas drogas en el extranjero, consúmelas en España”. Bravo Sr. Fernández Díaz. Bravo Sr. Gallardón.
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Y entonces yo me pregunto… ¿A qué juega el Gobierno de España, a través del Ministerio del Interior y el Ministerio de Justicia con este tipo de campañas? ¿Cuánto nos habremos gastado (millones, seguro… He buscado la cifra, pero con la transparencia que caracteriza a la mayoría de las instituciones de España te podrás hacer una idea de los resultados…) todos los españoles en pagar una agencia de publicidad, que idee la campaña, la diseñe, y la difunda por los aeropuertos españoles? Y, ¿para qué? Para no transmitir nada de lo que tiene que transmitir.
Vamos a partir, como base, de la premisa principal del cartel: “Traficar o consumir drogas en el extranjero conlleva penas durísimas e interminables”. FALSO. Y si viajo a Amsterdam ¿Tengo que pensar que si me fumo un porro en un coffee shop me voy a pudrir en una prisión neerlandesa?
Y ya que hablamos de pudrirse en la cárcel… Hay que recordar que España tiene las penas de prisión más largas de Europa, para que arruines tu vida, pero bien arruinada. En Alemania y Reino Unido solo se contempla la “Cadena Perpetua” para asesinatos (en el caso de Reino Unido solo cuando la víctima es menor de edad), siendo el tiempo mínimo de cumplimiento de 15 años… ¡15! Nuestra “Prisión no perpetua” puede llegar a superar el doble de esa cifra, Doctrina Parot mediante, manifestada a través de su eufemismo: Artículo 78.
Pero es que este Gobierno sigue empeñándose en la Prevención General Negativa, de la barata (pese a que debe de ser bastante cara…), como arma arrojadiza contra la delincuencia: “penas durísimas e interminables”… ¡pa’ que luego digan que los andaluse somo sajeraos![1]
No puedo evitar recordar épocas medievales donde, como todos sabemos por Juego de Tronos, por supuesto, donde al Gobierno Rey de turno no le importaba lo más mínimo cortar un par de dedos o de cabezas, y si se pueden exponer en la tele una pica mejor, para mantener bien asustado al pueblo: un pueblo asustado es un pueblo maleable. Porque ¿Cómo se va a conseguir prevenir la delincuencia a través de la educación? Un pueblo culto es un pueblo libre. Y un pueblo libre no le perdona cualquier cosa a su… ¿Rey? (Porque sigo con la metáfora del pueblo del medievo, ¿eh?).
Y buscando y buscando, acabo encontrando un cartel de una campaña de la DGT con una única adjetivación posible… Increíble.
¿No nos ha pasado a todos alguna vez que íbamos conduciendo a 140 y nos hemos sentido como Charles Manson? Y acto seguido, para no sentirnos un asesino en serie, hemos pisado el pedal central hasta los seguros 120 Km/h.
¿Cómo no se le había ocurrido a nadie antes comparar con un asesino a los que cometen una conducta que ni siquiera puede calificarse como “conducción temeraria”?
Sin embargo esta campaña es de 2005, por lo que… Bravo Sr. Rodríguez Zapatero, Bravo Sr. Alonso (Ministro del Interior en 2005), Bravo Sr. Pere Navarro (Director General de Tráfico en 2005).
Pero no os preocupéis: algún cibernauta con buen control del Photoshop ha arreglado ese cartel:
Lo que nos demuestra que un cibernauta tiene más luces que algunos políticos. ¿Cómo no se le había ocurrido a nadie antes comparar a un famoso condenado por haber atropellado y matado a una persona?
Pero aquí no acaba… Si recordáis, el caso de Farruquito sucedió en Sevilla, cuyo alcalde parece que ha tenido una magnífica idea para fomentar el transporte público y la cultura con una sola campaña, en la que Farruquito (¡Farruquito!) te anima a usar el autobús para ir a la Bienal de Flamenco que se celebra en la capital hispalense.
Si rápidamente surgieron las críticas a esta campaña a través de las redes sociales, más rápidamente vemos lo inadecuado de ella, como de las demás, ¿no?
Y todo esto me hace cuestionarme…
¿Y si hubiese criminólogos en la planificación de campañas?