Resumen
El abogado criminólogo Agustín Mansilla señala que hay estudios que revelan que “el 100% de los asesinos en serie habían comenzado en su infancia y adolescencia maltratando animales”.
Asegura que la gente está tomando conciencia de que “una sociedad evolucionada y civilizada no puede permitir ese tipo de violencia dentro de su territorio y de su vida”.
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Según diferentes estudios realizados, el maltrato animal está relacionado con la violencia ejercida contra los seres humanos. Así, en un estudio realizado en 1997 se concluía que el 70% de los maltratadores de animales tenía antecedentes penales, que incluían delitos de violencia, contra la propiedad, relacionados con las drogas, o de desorden público. Además, otro estudio del año 2000 revela que el 50% de los ‘schoolyard shooters’ (asesinos en las escuelas) tienen historiales previos de crueldad hacia los animales. El abogado criminólogo y delegado en España de la Coordinadora de Profesionales por la Prevención de Abusos (CoPPA), Agustín Mansilla, ha ofrecido una charla en San Sebastián, en la que ha apuntado que estos datos y estos estudios vienen a reforzar la petición que se hace desde un sector bastante importante de la población y de la sociedad, pero que la legislación española “no los tienen en cuenta como realmente debería de tenerse en cuenta”.
¿Crees que los datos y estudios que ofrecéis desde CoPPA demuestran que existe una relación entre el maltrato animal y la violencia contra los seres humanos?
Por ejemplo, en el tema de los asesinos en serie, estamos hablando de un dato más que revelador. Es una evidencia. En el estudio, que se realizó con toda seriedad, se llegaba a la conclusión de que el 100% de los asesinos en serie habían comenzado en su infancia y adolescencia maltratando animales. Eso no significa que todo el que maltrata animales vaya a convertirse en un asesino en serie, pero a la inversa sí. Todo asesino en serie maltrató animales. Por tanto, lo que revelan también los estudios es que el maltrato hacia los animales, cuando se hace en la infancia y se continua en la adolescencia, sirve como una especie de entrenamiento para una hazaña que tiene en mente y que tiene planeada, y que llevará a cabo en algún momento determinado. Esto incluso pasa en los asesinos en masa. En esos casos, además, se suele dar el componente de la venganza, porque en la mayoría de los casos suelen ser víctimas que se convierten en victimarios. Victimas que piensan “algún día la voy a liar, un día voy a ser yo el que le diga a los demás aquí estoy yo”. Realmente esos chavales que han empezado maltratando animales lo han hecho a modo de entrenamiento, porque ¿cuál es la diferencia en el maltrato hacia un animal y el maltrato hacia una persona? La única diferencia que realmente existe es la ley. En realidad la conducta es la misma, es una conducta violenta. Esa diferenciación de la ley es lo que hace que yo pueda permitirme entrenarme, saciar esa agresividad mal dirigida, mal enfocada que deriva en violencia. De alguna manera dirigirla contra esos seres que no están protegidos como deberían estarlo por la ley. Y hay que pensar que la inmensa mayoría de esos maltratadores no se detienen ahí, siempre van a más.
Si el maltrato animal es un indicador de que una persona pueda llegar a desarrollar conductas violentas hacia las personas, ¿existe algún protocolo o alguna manera de evitar que estas personas lleguen a ese punto?
Hay maneras de reducirlo a mínimos aceptables. En criminología siempre se dice que la delincuencia jamás desaparecerá, mientras existan dos seres humanos habrá delincuencia. Lo que se trata es de reducir a cotas aceptables dentro de una sociedad. En este caso, con asesinos en serie, con asesinos en masa o con delincuentes de cualquier tipo cuando son adultos, claro que se puede reducir a esas cotas aceptables. Y claro que se puede actuar con ellos. Cuando se ve a un niño cortarle la cabeza a su gato y trocearla con un machete, evidentemente hay un signo, nos está diciendo “hagan ustedes algo, porque si no lo hacen se van a acordar de mí”. Evidentemente es un síntoma bastante evidente.
¿Y la legislación española tiene en cuenta estas evidencias?
Realmente no como debiera. Estos datos y estos estudios vienen a reforzar un poco la petición que se hace desde un sector bastante importante de la población y de la sociedad. Pero no se tienen en cuenta como realmente debería de tenerse en cuenta. Actualmente el código 337, en su redacción originaria, se veía que era una forma de acallar esa demanda que recibían por parte de un sector de la población, porque incluso al principio se hablaba de “con ensañamiento”. O sea, tú puedes maltratar o matar a un animal, y si no te ensañabas no había delito. Hoy en día sigue apareciendo el término “injustificadamente”. Con la reforma parece ser igual puede cambiar el concepto, pero no en esencia. Realmente se ha tenido más en cuenta la presión social que los datos, que dicen que hay que tomar cartas en el asunto, que hay que poner una solución y hay que evitar eso. Porque los niños aprenden por imitación y cada vez se tiene más influencia en este país de la sociedad y la cultura norteamericana. A través de sus series, películas, los niños están cada vez más influenciados. Por tanto, corremos el riesgo de que se extrapole aquella realidad a esta. Nosotros tenemos la ventaja de que contamos con sus estudios y sus antecedentes, podemos evitar esto.
En los últimos años han salido más casos de maltrato animal a la luz, ¿crees que la sociedad tiene más conciencia de estas actuaciones?
Exactamente. Por ejemplo, en Extremadura salió un estudio que decía que había aumentado considerablemente el número de casos de maltrato animal y abandono en la región. Pero eso no es cierto, no ha aumentado. Lo que ha aumentado es la conciencia generalizada. La sociedad tiene más conciencia de que estos son actos que no deben de permitirse ni aceptarse. Por tanto, denuncian más. Antes existía, no voy a decir incluso más maltrato, pero no se denunciaba. Tenemos el ejemplo claro en la violencia doméstica o violencia hacia la mujer. Actualmente hay crímenes, y muchos casos que se denuncian y que salen en los medios. Que pasa, ¿qué antes había menos violencia hacia la mujer? No, solo que quedaba en el ámbito privada. Incluso la propia ley y la propia administración decía que eso era una cuestión del matrimonio y que no debía salir de la casa de cada uno. Cosa que es totalmente inaceptable y cuando la sociedad tomó conciencia de que eso no se podía aceptar es cuando salió la política de tolerancia cero al maltrato. Una cosa similar sucede con el caso del maltrato hacia los animales. La sociedad está tomando conciencia de que una sociedad evolucionada y civilizada no puede permitir ese tipo de violencia dentro de su territorio y de su vida. Por tanto, se denuncia mucho más, pero no es que haya aumentado realmente el número de maltratos o de abandono hacia los animales.
¿Existe un perfil de maltratadores de animales?
No es que exista un tipo de perfil determinado del maltratador. Pero sí que existen una serie de factores que aumentan el riesgo de ser violento. Ahí tenemos factores endógenos o internos y unos factores exógenos o externos que van a determinar la evolución de esa agresividad hacia unas conductas violentas. Ahí habría que analizar esos factores para ver realmente qué tipo de personas son, pero no hay un perfil predeterminado. Lo que sí influye mucho por ejemplo, es que haya sido testigo de malos tratos en el hogar o que haya sido testigo también de maltrato a los animales. También es muy importante el desarraigo en los menores o la falta de atención por parte de sus responsables, de sus tutores o padres, la falta de cariño o de amor. Es un factor que influye de forma muy alta en que el niño desarrolle también ese tipo de psicopatías o que pueda convertirse en un maltratador, empezar por animales y continuar por personas. Tenemos el caso del maltratador que torturaba cachorros en Badajoz, que sigue siendo actualmente la condena más alta por maltrato animal en territorio español, del que fui abogado acusador.
En ese caso, esa persona, tiene su familia, tiene su mujer, su hijo, en apariencia tiene todo lo que la sociedad te dice que tienes que tener. Parece en principio una persona o una familia modelo. Y sin embargo, en sus ratos libres, cuando nadie lo veía se dedicaba a torturar animales, cachorros en este caso, que son los más indefensos, que dejan menos rastro y que puede perpetrar su hazaña sin que tenga consecuencias para él. En apariencia esta persona tampoco se podría decir que cometiera actos de este tipo, pero cuando entras a profundizar y analizarlo pues se ve que tiene algún tipo de trastorno que le llevan a realizar este tipo de actos. Pero vamos que no todo maltratador es un trastornado, eso es evidente también. Simplemente son personal mal educadas. Como decía Sócrates: “no existe delincuente, existen mal educados”.
Agustín Mansilla Zambrano, Delegado de CoPPA en España: Abogado, experto en Criminología y Máster en Psicoanálisis. Es Miembro del Comité Científico de SECVI (Sociedad Española contra la Violencia) y de la Comisión de Formación de ICABA, siendo Director de su Revista Jurídica (USUS FORI). Así como Responsable de la Comisión de Formación y Prevención de CRIMEX (Asociación de Criminólogos de Extremadura).