Resumen
Losdrug courts o tribunales de drogas son tribunales especiales desarrollados principalmente enEstados Unidos con el objetivo de mejorar ostensiblemente los resultados, tanto a nivel de reincidencia como de reducción del consumo de drogas, de las personas que han cometido algún delito que esté directamente relacionado con la dependencia o el abuso de algún tipo de droga. Por norma general, el perfil con el que trabajan estos tribunales es el de personas que han cometido delitos no violentos, con contadas excepciones de delincuentes violentos.
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El pasado mes de diciembre un grupo de investigadores del Urban Institute Justice Policy Center presentaron los principales resultados del estudio longitudinal realizado para comprobar hasta qué punto resultaban efectivos este tipo de tribunales (Shelli B. Rossman, John K. Roman, Janine M. Zweig, Michael Rempel, Christine H. Lindquist, 2011).
Para ello, el estudio comparaba delincuentes de similares características entre un grupo de penados sometidos a probation, y el consabido grupo supervisado por los drug courts. Partimos de dos tipos de penas diferentes, una desde un enfoque generalista que no tiene en cuenta las circunstancias que pueden haber provocado el delito, y otro que considera el centro de atención de la pena en la causa por la que se ha cometido el delito, que es la dependencia a las drogas.
¿Qué reflejaron los resultados? Pues que, sin duda alguna, los tribunales de drogas eran mucho más efectivos que las medidas de probation. Así, en el aspecto concerniente al consumo de drogas, se observa, en todos los momentos del seguimiento (a los 6 y a los 18 meses del inicio de la condena), una diferencia significativa en el consumo de drogas por parte del grupo experimental (drug court) (56%) frente al grupo control (probation) (76%) en el año previo a la entrevista que se realiza a los 18 meses, habiendo también un menor porcentaje de penados que consumieron drogas duras1 en el grupo supervisado por los tribunales de drogas (41% vs 58%). Los buenos resultados en los meses previos se confirman en el test de drogas al que les sometieron a los 18 meses, y que reflejaba un menor consumo de sustancias ilegales entre el grupo experimental (29% frente al 46% del grupo control).
Está claro que se evidencian diferencias muy positivas en el consumo de drogas pero, ¿pasa lo mismo cuando nos centramos en la reincidencia? En efecto, cuando observamos las diferencias sobre reincidencia, vemos que tanto en la entrevista de seguimiento a los 6 meses, como en la realizada a los 18, la reincidencia es siempre menor, y además significativa en todo momento. A los 6 meses, la diferencia entre el grupo perteneciente a los tribunales de drogas frente a los sometidos a probation es de 29 vs 41, con una significativad baja. Y en la entrevista de seguimiento a los 18 meses se confirma la tendencia, con un 31% de reincidentes entre el grupo experimental, y un 43% en el grupo control, con un nivel de significatividad media. Así mismo, se observan diferencias positivas en delitos específicos: posesión de drogas, conducción bajo los efectos del alcohol, delitos contra la propiedad, tráfico de drogas… También se observó una diferencia en la posibilidad de ser detenido durante los 24 meses posteriores a la pena, aunque no es una cifra significativa (52% vs 62%).
¿Cuáles son las causas del éxito?
Según los autores, hay múltiples razones que llevan a obtener resultados tan positivos como los presentados.
En primer lugar, el papel que ejerce el juez en los tribunales de drogas. Según los penados, los jueces de las drug courts realizan un mejor trato que en el grupo control, mostrando un mayor respeto y interés por ellos como individuos, dándoles más oportunidades para hacerse escuchar durante el proceso penal. Estamos ante un tipo de juez que, en su especificidad, comprende las razones por la que este grupo de penados pueden llegar a cometer un delito. Y ese modo de abordar el problema por parte del juez es el que puede llevar en parte al éxito de la condena. Recordemos que el juez es el primer contacto con la justicia que tiene el penado, y la visión que pueda llevarse de la misma podría incidir en su implicación en la condena que debe cumplir. Los miembros del equipo encargado de realizar el estudio realizaron un baremo de todos los jueces de los tribunales de drogas, calificando las actitudes positivas de cada uno de ellos, encontrando que los que reunian actitudes más positivas sobre el penado obtenían mayores porcentajes de éxito en el cumplimiento satisfactorio de la condena.
En segundo lugar, algunas actitudes que toma el penado respecto a la condena. Por ejemplo, se observa que aquellos que perciben mayores ventajas legales en el cumplimiento de su condena a través de las drug courts presentaron una reducción mayor en el abuso de sustancias y la reincidencia. Así mismo, aquellos penados que creían que las consecuencias de fallar al programa que se le ofrece desde los tribunales de drogas eran extremadamente malas mostraron un nivel muy bajo de infracciones, tanto respecto al abuso de substancias como a la comisión de actos delictivos.
Finalmente las políticas llevadas a cabo por los tribunales de drogas. Así, ciertas prácticas están altamente relacionadas con la reducción del crimen y del abuso de substancias tales como las audiencias sobre la situación judicial del penado, los tests de drogas, el tratamiento contra el abuso de sustancias, el alto nivel de presión y seguimiento sobre el penado…
Se observa por ejemplo aquellos que recibieron mayores niveles de supervisión judiciales y realización de test de drogas, y que llevaron a cabo durante más de un mes algún tipo de tratamiento contra su adicción reportaron menos crímenes así como menos días en los que consumieron drogas.
La inversión económica, imprescindible
Un aspecto a tener en cuenta en este éxito es también la mayor inversión económica llevada a cabo en estos tribunales. Evidentemente, este seguimiento específico y la mayor atención ejercida sobre el problema principal del penado requieren de un mayor gasto (más controles de drogas, más audiencias judiciales, más programas de tratamiento…). Sin embargo, una cosa que se debe tener muy en cuenta a la hora de comparar el gasto que supone el grupo experimental respecto del grupo control son los beneficios indirectos que produce a largo plazo. Y es que el mayor éxito del programa que se realiza en las drug courts lleva directamente a contar con un grupo más elevado de personas que consiguen reinsertarse en la sociedad, en primer lugar porque se alejan de la vida delictiva, en segundo lugar porque solucionan su problema con las drogas, que tan graves consecuencias tiene en la realización normal de una vida en sociedad. En cambio, una condena ménos costosa pero con niveles de reincidencia y de abuso de sustancias mayores implica directamente un grupo mayor que no produce beneficios económicos a la sociedad a través del trabajo. Por ello, a la hora de promover la reducción del gasto público en los ámbitos judicial y penitenciario, quizá debieran pensarse los responsables políticos si no están realizando mal las cuentas, olvidando que una persona reinsertada en la sociedad es uno de los mejores activos que puede tener un país.
1 se omiten en este caso la marhiuana y el consumo más moderado de alcohol (menos de 4 bebidas por día para mujeres y menos de 5 para hombres).
Bibliografía
Soy Licenciado en Criminología y Filosofía por la UAB. En 2011 fundé Criminología y Justicia, empresa dedicada a la divulgación de contenido de caracter criminólogico-jurídico que contó con la participación de más de 100 autores hasta su cierre en 2017. Durante ese tiempo se publicaron más de 1000 artículos que han recibido ya más de dos millones de visitas; se publicaron cerca de una treintena de libros, y también se organizaron diferentes eventos y congresos enfocados a divulgar la Criminología.
Ahora mi interés estriba en aplicar toda esa experiencia en el mundo de la divulgación científica a otros ámbitos dentro de la comunicación digital.