Resumen
Cuando un delito muy grave ocurre, pensamos que no hay justicia y quizá guiados en parte por los medios de comunicación solo tenemos una cosa en mente, que el infractor sea castigado de forma severa, con penas muy duras para de esta forma dar ejemplo, sin embargo nunca hasta hace muy poco me había dado cuenta de que nos olvidamos sistemáticamente de las víctimas, de qué queremos para las víctimas. Nuestro centro de atención es el infractor como mucho pensamos que con el castigo ejemplar al delincuente, la víctima se va a sentir mejor. ¿Pero realmente siempre es así o quizá los que nos sentimos mejor somos nosotros, muchos de los cuales nunca hemos sido víctimas directas de un delito, con lo que no podemos saber por lo que están pasando las verdaderas víctimas?
El hecho de que las víctimas soliciten penas más duras es algo lógico puesto que son sentimientos normales propios de los seres humanos. Partiendo de ahí, la gran pregunta es ¿si es bueno que una persona sea considerada víctima toda la vida? Un ejemplo de esta pregunta puede ser los padres de Marta del Castillo.
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Estos señores han sido "utilizados" en cierta manera por nuestros políticos con fines electoralistas, sin embargo en ningún caso este teórico apoyo ha servido para que estas personas puedan deshacerse de su rol de víctima, algo esencial para que puedan retomar sus vidas. El lector se estará pensando seguramente, si estoy hablando de olvidar, algo imposible si encima estamos hablando de la muerte violenta de un hijo,no, estoy hablando de algo que va más allá y que la Justicia actual no aborda y por tanto se olvida especialmente de esta clase de víctimas: familiares de personas muertas de forma violenta. Las víctimas necesitan superar el trauma que el delito ha generado en ellas y recobrar cierto sentimiento de "normalidad". No es sano para las personas más cercanas ni para ellas mismas continuar sintiéndose víctimas porque esto conllevará que estarán "muertas"de por vida. No se trata de que perdonen al infractor sino de atender sus necesidades materiales y emocionales y si fuera posible conseguir que el infractor se responsabilice. En el caso de los padres de Marta del Castillo, desgraciadamente no se ha conseguido la asunción de responsabilidad por los infractores por eso la justicia penal tradicional ha actuado y debe actuar. Pero más allá de esto, no podemos olvidar que las victimas ( padres, familiares, allegados….) siguen ahí esperando sentirse reparadas o al menos que sus necesidades sean oídas y satisfechas.
El delito genera sentimientos de hostilidad y si no se abordan, esta hostilidad puede continuar y empeorar, la idea es hacer lo posible para que de estos sentimientos negativos se pueda ir hacia una reconciliación al menos con ellos mismos, sintiendo que el delito sufrido no ha sido por su culpa y que nadie tenía derecho a hacerles el daño que han sufrido. Las víctimas pasan por una serie de etapas hasta conseguir su "curación", en las dos primeras etapas las víctimas intentarán dar sentido a su vida y a lo que ha sucedido, su meta es no sentir verguenza y llevar el rol de víctima con honor. En estas etapas, la víctima tratará de reconstruir la historia, encontrando cierto sentido a lo que ha sufrido y transformando la humillación en honor. En una tercera etapa, las víctimas buscan cierta venganza, para ello necesitan saber que hay una persona responsable y les gustaría poder equilibrar la balanza que se ha visto desequilibrada por el delito. En una última etapa, las víctimas claman por justicia, es importante para ellas recuperar cierto sentimiento de seguridad sintiendo que el infractor no volverá a cometer nuevos delitos. También su idea de justicia se relaciona con el hecho de poder recibir información, decidir cómo desea que continúe el proceso…es decir quieren obtener un cierto reconocimiento pudiendo tomar el control (ya que como víctimas no deben quedar al margen del proceso).
Las víctimas deben ser ayudadas en este camino para que aunque el delito siga estando en sus vidas al menos puedan recordarlo sin tanto dolor y amargura, necesitan reconciliarse al menos con ellos mismos, superando estos sentimientos negativos que las harán vivir recordando una y otra vez el delito. Desgraciadamente para los padres de Marta del Castillo, esto no puede ser posible hasta que no recuperen el cuerpo de su hija, por eso es una injusticia, no tanto que los presuntos asesinos no vayan a pagar el crimen con una pena muy dura sino que estos padres no hayan podido ser reparados al menos en parte del gran daño que les causaron. Es una injusticia y una paradoja, que la justicia no se haya centrado en recuperar el cuerpo de la niña como objetivo primordial porque la herida no se ha podido empezar a cerrar ni se cerrará por mucho que el peso de la ley caiga sobre ellos sino se atiende a esta necesidad esencial de los padres.
Estamos creando víctimas de por vida y otras nuevas ( porque claramente por ejemplo yo misma como miembro de la comunidad veo con impotencia no tanto si van a tener o no el castigo merecido y cual es, sino que estos infractores no han tenido la mínima empatía como para compensar su delito diciendo qué pasó con ella y la justicia parezca haber olvidado o desistido de intentarlo). Este es el abismo entre la justicia actual y cómo debiera ser, más humana, más cercana y más restauradora con el objetivo fundamental de reparar, compensar y ayudar a las víctimas ya que el castigo al infractor es tan sólo una parte de lo que llamamos justicia.
Por eso no nos olvidemos de estos padres, de tantos otros y de otras víctimas e intentemos que llegue el momento en que no necesiten unirse y asociarse para reivindicar sus derechos porque esto significará que realmente se ha hecho JUSTICIA.
Bibliografía
Follow @VirginiaDomingo (Burgos, 17 de mayo 1975)
Soy periodista frustrada, estudié derecho, por defecto y a pesar de todo, me gustó. Fui durante más de ocho años Juez Sustituta, lo que me hizo ver la realidad de la justicia y su falta de humanidad, así llegué en el 2004 a la Justicia Restaurativa. Actualmente soy la coordinadora del Servicio de Mediación Penal de Castilla y León (Burgos) y presidenta del Instituto de Justicia Restaurativa-Amepax ( la entidad que proporciona este servicio). Soy experta y consultora internacional en Justicia Restaurativa. Mediadora Penal y Presidenta de la Sociedad Cientifica de Justicia Restaurativa. Miembro del Comité de investigación del Foro Europeo de Justicia Restaurativa, participo regularmente en las reuniones de este Foro y he ofrecido varias charlas a nivel internacional, asimismo he realizado diversos trabajos de investigación sobre Justicia Restaurativa y mediación en materia penal. Y sigo luchando porque se regule la Justicia Restaurativa como un derecho más para las victimas de cualquier delito con independencia del lugar donde lo sufran.