A menudo se considera que utilizar a un animal en un festejo es una forma de maltrato al mismo. ¿Qué opinión te merecen las fiestas populares con animales?
Cualquier evento en el que se «utilicen» animales en mi opinión estaría injustificado, y con más criterio aún cuando la justificación es el puro ocio o esparcimiento de una multitud, o aunque sea una minoría, pues desde el punto de vista del maltrato animal, en el mejor de los casos en el que no se le produzca ataques o lesiones físicas, los daños psicológicos siempre se le van a producir, pues se les someten a un estrés extremo, que como cualquier ser considerado presa de depredadores en la naturaleza sufre cuando se ve en peligro.
Y desde el punto de vista antropocentrista, este tipo de costumbres y/o tradiciones cada vez tienen una menor cabido en nuestra sociedad, por anacrónicas y porque chocan de lleno con la nueva conciencia de respeto a los demás seres vivos que comparten planeta con nosotros que se va imponiendo con fuerza en nuestra sociedad. Y como todos los criminólogos sabemos, la ley ha de ir adaptándose a las nuevas conciencias de cada sociedad y aquellas tradiciones que vayan en contra de su espíritu han de someterse a sus dictados en la medida de lo posible, llegando muchas de ellas a desaparecer, sin que la identidad de ningún pueblo haya desaparecido por tal motivo. Prueba de ello es que cada vez son más los códigos civiles de diferentes países europeos reconocen a los animales como «seres sintientes»
Y máxime si tenemos en cuenta el hecho de que en los festejos populares siempre existe asistencia de menores de edad, que son testigos directo del ejercicio de este tipo de violencia, pues a nadie le tiene que caber la más mínima duda de que el maltrato animal es violencia, con el consiguiente riesgo que ello entraña para el desarrollo personal y emocional de esos menores.
Como criminólogo ¿Cuál es tu posicionamiento ético, filosófico o moral con respecto a la vida y a los derechos de los animales?
No se si puedo separar mi condición de criminólogo de mi propia persona a la hora de contestar a esta pregunta, aun así, trataré de ser lo más aséptico posible en la respuesta, al igual que los derechos de los animales van inseparablemente unido al concepto vida, del que derivan precisamente, la vida no puede concebirse sin estos derechos.
Lejos ya de la idea medieval del ser humano como centro del universo, con cualidades casi divinas, y la creencia de que todo lo que «se puso» en la tierra era para servir al humano, pasamos a la idea de «utilidad», todos los animales «sirven» para algo, aun potenciado con la llegada del capitalismo a nuestras sociedades. Las industrias veían en la explotación animal una fuente de ingresos despojando a los animales de cualquier derecho, no ya a su propia libertad sino que incluso a la vida, con total desprecio al concepto de bienestar. La producción industrial capitalista se preocupó en generar necesidades que no son tales, como la de consumir productos de origen animal a diario, y todo esto, créanme, de espaldas al propio bienestar humano, y obviamente, al bienestar animal, pues existen infinidad de estudios serios que vienen a corroborar que el consumo de productos de origen animal, además cada vez más adulterados, son nocivos para la salud humana.
Como ya indicara anteriormente, se está produciendo un cambio de conciencia que avanza de forma firme y convencida hacia la idea de que todos los seres que habitamos el planeta tenemos el mismo derecho a la vida, y a la integridad física, y que ninguna ética o moral puede estar a favor de prácticas o costumbres que supongan cualquier tipo de sufrimiento o crueldad hacia personas o animales.
Sabemos que no hay nada más fuerte que una idea para la cual ha llegado su momento, y ese momento ha llegado, la nueva conciencia social va orientada y encaminada a conseguir el mayor respeto posible a la vida, con independencia del sujeto portador de la misma, y para ello, se hace necesario legislar en materia de derecho de los animales.
La idea que ha venido imponiéndose hasta ahora en la sociedad de que la vida de cualquier persona «vale» más que la de un animal, ha de desecharse por completo, para que de paso a la idea de que ninguna vida vale más que otra, que todo ser vivo desde que nace, tiene el mismo derecho a vivir y disfrutar de su vida. Esta es una idea que viene imponiéndose desde hace ya algunos siglo, solo hay que echar la vista atrás y podremos comprobar que desde que la historia es historia, existía la esclavitud, unos hombre se hacía dueños de la vida de otros por pura cuestión de poder o condición social, superados esas razones sociales, se justificaba a esclavitud por cuestión de RAZA, una justificación de acompañó a la humanidad siglos, hasta nuestra historia más reciente, hasta la época contemporánea. Pues ahora toca desterrar la justificación por cuestión de ESPECIE, al igual que se han ido superando, cada vez más aunque aun queda bastante trabajo, los privilegios por cuestión de GÉNERO.
Como decía, ahora ha llegado el momento de la lucha contra el ESPECISMO, al igual que le llegó la hora a la esclavitud, al RACISMO, a la XENOFOBIA, y al MACHISMO.
Toda sociedad ha de evolucionar, a de avanzar hacia el respeto y la justicia universal y no podemos estar hablando de respeto, y menos aun de JUSTICIA, si no están garantizados los derechos de los animales. En la actualidad existen países como Alemania o Austria que tienen recogido en sus constituciones el derecho a la vida de los animales.
Y hay quienes alzarán la voz para apresurarse a decir «de toda la vida se ha comido animales o nos hemos vestido con sus pieles, y además, otros animales también se alimentan de animales, es ley de vida», y lo cierto y verdad es que si el ser humano respetara esa «ley de vida» a la que tanto se recurre para justificar el maltrato animal, la necesidad de regular el derecho de los animales sería mínima, pues Ley de Vida es que estos puedan disfrutar de una vida digna en naturaleza, que todo aquel que nace pueda vivir en libertad, claro que sí, dentro de los límites que la propia naturaleza impone por sí, pero no podemos apelar a la «naturalidad» cuando precisamente es el ser humano quien ha desnaturalizado esta planeta y la vida que contiene. El ser humano está en deuda con la naturaleza, y dentro de ella, con los animales, es una cuestión de pura responsabilidad, pues, como se dice en derecho, quien es responsable del delito lo es también de los daños que con este se hubieran causado.
La tauromaquia ha sido duramente criticada a lo largo de los últimos años, en los cuales ha habido un número creciente de personas que consideran el trato dado al toro cruel e innecesario. ¿Qué piensas al respecto?
Comenzaré mi respuesta valiéndome de la máxima de Juan Ramón Jiménez «HERIDO ESTÁ DE MUERTE EL PUEBLO QUE CON SANGRE SE DIVIERTE».
La tauromaquia siempre ha sido duramente criticada, si bien es cierto que en países donde esta práctica no es lega y desde hace unos años en este país. Es indiscutible el hecho de que el trato dado, no solo al toro, sino también a los caballos que participan en las corridas, es cruel y por supuesto innecesario. Al toro se le maltrata con crueldad desde antes de ser retirado de donde habita para su traslado a la plaza de toros.
No voy a entrar a dar ahora argumentos ni datos sobre la realidad de dicho trato cruel y maltrato físico, pues es un debate más que superado, atrás quedan aquellos argumentos de los protaurinos que decían que el toro no sufre, un animal con un sistema nervioso central tan o más desarrollado como el humano, o que es un animal que vive como un rey hasta que es llevado a la plaza (si alguien quiere firmar por ser tratado según estas argumentaciones como un «rey» a cambio de que a sus 15 años de edad, en el caso de una persona, sea públicamente torturado hasta que es ejecutado cuando, de puro agotamiento por el estrés y la pérdida de sangre, ya no va a dar más «batalla» en la plaza).
La tauromaquia está condenada a desaparecer, precisamente por esa conciencia de la que hablaba anteriormente, porque una sociedad ética y evolucionada no puede seguir sufragando un tipo de actividad cruel por el solo hecho de divertir a un sector minoritario de la misma. Y sí, digo sufragar, puesto que en la actualidad, la tauromaquia por sí sola no podría sostenerse, y desde hace unos años viene sobreviviendo gracias a las ayudas y SUBVENCIONES PÚBLICAS, pues la afición a este tipo de actividades crueles hacia los animales ha descendido considerablemente. Entenderéis que no es justo, y toda injusticia genera crispación y confrontación, que una gran mayoría de la población que se muestra contraria a cualquier tipo de actividad cruel de este tipo, y para mayor inri, por puro divertimento de unos pocos, tengan que soportar que de sus impuestos se destine parte a subvencionar actividades de este tipo.
En los últimos años, son varios países (entre los que está incluida España), los que están siendo inspeccionadas por la ONU, precisamente en cuanto a la tauromaquia, y ya son varios de estos países, entre ellos Portugal, a los que la ONU ha dictaminado que hay necesidad de PROTEGER A LA INFANCIA de esa VIOLENCIA, países que a día de hoy continúan transgrediendo las indicaciones de NACIONES UNIDAS de PROTEGER A LA INFANCIA DE LA VIOLENCIA DE LA TAUROMAQUIA.
¿Es posible hallar un punto de encuentro entre defensores de la tauromaquia y personas antitaurinas?
Ese punto solo será posible una vez que la tauromaquia haya desaparecido, y podrán hacerlo disfrutando de sus museos (como ahora hacen muchos con el museo de la tortura de la inquisición, o museos del holocausto, etc.).
Actualmente, refiriéndonos al ámbito jurídico español y teniendo en cuenta tu formación como abogado, ¿crees que se ajusta a derecho la tauromaquia?
El recientemente modificado artículo 337 de nuestro código penal, sanciona con la pena de tres meses y un día a un año de prisión e inhabilitación especial de un año y un día a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales, el que por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente, causándole lesiones que menoscaben gravemente su salud o sometiéndole a explotación sexual, a
- un animal doméstico o amansado,
- un animal de los que habitualmente están domesticados,
- un animal que temporal o permanentemente vive bajo control humano, o
- cualquier animal que no viva en estado salvaje.
Los toros entrarían dentro de cualquiera de estos supuestos, por tanto, sería sujeto pasivo del delito de maltrato animal.
Y dentro del mismo artículo 337, en su apartado 2. se establece que las penas previstas en el apartado anterior se impondrán en su mitad superior cuando concurra alguna de las circunstancias siguientes:
- Se hubieran utilizado armas, instrumentos, objetos, medios, métodos o formas concretamente peligrosas para la vida del animal.
- Hubiera mediado ensañamiento.
- Se hubiera causado al animal la pérdida o la inutilidad de un sentido, órgano o miembro principal.
Por tanto, cualquier corrida de toros estaría también dentro de este tipo agravado, pues cumplen todos y cada uno de los supuesto que se establecen en dicho tipo agravado.
En el apartado 3. se sanciona un tipo cualificado para el caso de que se hubiera causado la muerte del animal con una pena de seis a dieciocho meses de prisión e inhabilitación especial de dos a cuatro años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales y para la tenencia de animales.
También entraría la tauromaquia dentro de este tipo cualificado.
Por tanto, claro que entraría dentro del tipo penal las corridas de toros, lo único que les ampara a la hora de sacarlos de lo sancionado por dicho artículo es un adverbio, el adverbio INJUSTIFICADAMENTE, que aparece en el párrafo primero del artículo. Y la justificación la encuentran en el amparo dado por la propia administración, pues administrativamente «legalizan» tal actividad, si bien, a mi entender, sin ninguna JUSTIFICACIÓN, pues, aunque puramente antropocéntica, otras actividades que entrañan crueldad o maltrato hacia los animales como la investigación, se justifican en el interés de la humanidad, amparándose en cuestiones médicas y de salud. Sin embargo, la tauromaquia ha tenido que valerse de estrategias administrativas para encajar dentro de ese adverbio, de tipo «cultural» argumentado tradición, de las cuales ninguna ha de servir a una sociedad evolucionada, pues aquella «cultura» o «tradición» que suponga un trato cruel hacia cualquier ser vivo, ha de ser ética y moralmente rechazado, y por tanto, también legalmente no aceptado.