Resumen
El sistema social pone las normas para que las personas que lo habitamos no traspasemos la barrera entre el bien y el mal. Sabemos que el delito más grave es el que se salda con la muerte de otra persona. No hay nada más atroz que quitar la vida a otro y por eso se castiga con prisión de diez a quince años, que pueden llegar a veinticinco si es asesinato. Pero cuando media imprudencia, la pena es tan ridícula como de uno a cuatro años.
Estas penas se aplican a mayores de 18 años, conforme a lo que establece el Código Penal. Pero cuando el delincuente es menor de esa edad se le aplica la Ley de Responsabilidad Penal de Menores, siempre que tengan más de 14 años claro. El máximo ‘castigo’ que va a recibir el chaval es que sea internado en un centro de menores.
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Y ahora viene lo más incomprensible para la opinión pública, cuando el que mata tiene menos de 14 años. El debate no es nuevo, siempre se ha cuestionado si una persona a esa edad tiene capacidad de comprender que matar a una persona no está bien. Hubo un tiempo en que esta barrera estaba en los 12 años (menor de 12 años no era responsable, de 12 a 16 se aplicaba la ley de menores y con 16 años era tratado como un mayor) pero modificaron las leyes rebajando el grado de responsabilidad de los delincuentes.
Cuesta comprender que una persona con 16 años pueda abortar sin consentimiento de sus padres y que no vaya a la cárcel por matar a otro pero necesite una firma para ser operada en un hospital.
Hace unos días, un niño de 13 años (la ley dice que son niños hasta los 18 años) mataba a una persona que viajaba de copiloto en un turismo, le lanzaba una piedra desde un puente, lo que algunos llaman una gamberrada yo lo llamo un asesinato. ¿Cómo se le comunica a la familia de este hombre que ya no cumplirá los 60 años que quien lo ha matado tiene 13 años? ¿Cómo se le dice que ese que ha lazando la piedra no tiene ninguna responsabilidad, ni penal ni civil? Que serán los padres quienes respondan civilmente, pero nunca podrán devolverles la vida que su hijo quitó.
Cuando ocurren estas barbaridades todos son víctimas, los familiares del fallecido los más visibles, pero esos menores que arrebatan vidas, difícilmente olvidarán que han matado y crecerán con ese sufrimiento. Son tantos los factores presentes, que cuando ocurren estas cosas se nos derrumba el sistema y nos preguntamos: ¿qué hemos hecho mal? ¿ha fallado la educación que dan los padres o son demasiado blandas las leyes? Sea como fuere todos podemos ver que cada día hay menos respeto por el concepto de autoridad, queremos más derechos y menos obligaciones, no soportamos la frustración, el fracaso, la corrección y eso lo vemos y lo callamos. ‘Tres metros sobre el cielo’ es un ejemplo claro de lo que no deben hacer nuestros jóvenes. Macarras sin educación realizando carreras ilegales, circulando sin casco, implicados en peleas, agresores sin escrúpulos, delincuentes en el mundo real. Anda que sí, Antena 3 que tanto presume de la plataforma "Ponle Freno" es la que emite esta película, pero no solo eso, hace unos días ‘El hormiguero’ de Pablo Motos nos mostraba en directo una conducción temeraria con Jandro al volante de un coche… ¡con los ojos vendados! ¿Queremos eso? De política mejor no digo nada.
Publicado en la página 13 del sábado 7 de julio de 2012 del DIARIO LA OPINIÓN DE MURCIA.
Bibliografía
Policía Local, criminólogo y periodista.
http://www.carris.es/cv/
Representante en España de la Academia Mexicana de Investigadores Forenses
Asesor de Seguridad y Tráfico del diario La Opinión de Murcia
Webmaster del área de servicios de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España 'FAPE'
Administrador de Criminología y criminalística.