Resumen
Que hay buenos policías es evidente, unos mejores, otros peores, hay tantas clases de policías… El libro "Identidades y Culturas Policiales. Un estudio antropológico del mal policía al buen policía" puede dar fe de ello. Los hay por vocación y los hay por profesión. Pero no nos andemos por la ramas, entremos a fondo al grano del asunto. La observación es una virtud, una cualidad que no todos son capaces de dominar. ¿El observador nace o se hace? Una mezcla de ambos sería el equilibrio adecuado, pero me declino más porque el buen observador lo lleva en la sangre, nace así, se educa así, se entrena día a día, tiene afán por mejorar y en el más extremo de los casos se frustra si fracasa o porque piensa que podría haber actuado mejor. Conozco a unos cuantos observadores y les aseguro que es una cualidad.
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Aclaremos qué significa cada concepto antes de avanzar. Mirar podría ser algo así como dirigir la vista a un objeto, que puede hacerse de forma voluntaria o involuntaria. Es muy parecido a la expresión ver, que sería la más básica percepción por los ojos de los objetos mediante la acción de la luz, o incluso percibir algo con cualquier sentido o con la inteligencia. Por último, observar, un término más complejo y al alcance de pocos. El observador examina atentamente, mira con atención y recato.
Les voy a escribir sobre la investigación de delitos, las denuncias de tráfico y la investigación de accidente, para que ‘observen’ las diferencias en estos campos.
En cuanto a la investigación del delito no todas las personas ven/miran/observan lo mismo. El policía observador puede ver más allá de donde ve el ojo humano normal. Dicho de otra forma: cuando observas, ves mas allá de lo que hay delante de tus ojos. Se conjuga la vista con la mente y da como resultado una hipótesis que no se percibe a simple vista. La observación es fundamental pues para la investigación del delito, de la inspección ocular, en el interrogatorio del delincuente, etc. Las cosas no son como son, sino del color del cristal a través del que se observan. El buen observador reconduce la intervención a cada momento acomodándola a los intereses de la investigación.
Si hablamos de las denuncias de tráfico, la legislación (Reglamento de Procedimiento Sancionador en materia de Tráfico) establece -en las denuncias de carácter obligatorio- que los agentes de la autoridad encargados del servicio de vigilancia del tráfico deberán denunciar las infracciones que observen cuando ejerzan funciones de vigilancia y control de la circulación vial. ES IMPOSIBLE. El deber como obligación y la observación como cualidad. Cualquiera sabe que eso es materialmente imposible si nos referimos a todas las infracciones que vea o mire, ya que a cada paso que da el policía, cada metro que recorre, es un cúmulo de infracciones que cometen los conductores, peatones y demás usuarios que han de cumplir la legislación vial. ¿Sería posible que un policía no denunciase absolutamente ninguna infracción? Si, porque la Ley exige que denuncie las que observe y como sabemos la observación es una cualidad que no todos los policías poseen. Hay infinidad de policías que no observan absolutamente nada, algo que no se les puede reprochar, la observación es una cualidad. Podemos concluir afirmando que la gran mayoría de policías denuncia unas pocas infracciones que ve o que quiere ver, generalmente para cumplir el expediente y no ser recriminado por el Superior que aguarda a la finalización del turno de trabajo. No denunciar es sinónimo de no trabajar, de policía gandul. Pienso que hay ocasiones en que una reprimenda es más efectiva que una multa cuantiosa que difícilmente podrá pagar un infractor con escasez de recursos económicos.
Y por último la investigación de accidentes de tráfico, porque en este campo es importantísimo ser buen observador ya que la inspección ocular bien realizada dará mejores frutos en la hipótesis final. A buen observador mejor investigación y mejor resolución. El observador y buen investigador recoge los indicios de la escena del siniestro y realiza indagaciones posteriores. El mal investigador (o investigador presente de cuerpo y ausente de mente) no es capaz de observar esos indicios. Salvador Muñoz es de los primeros.
Si comparamos el sentido de la vista y del oído, el símil de observar sería escuchar y de mirar pues oír. Por último, cuanto mayor sea nuestro conocimiento, mejor será el resultado. La persona que sabe, que mejores conocimientos sobre la materia posee puede observar lo que nadie ve. Por eso digo que es una conjugación de nacer y formarse. Para Pasteur, el azar favorece sólo a las mentes preparadas. Esto diferencia al azar como oportunidad, de la buena suerte como la respuesta adecuada.
Si usted quiere ser un buen criminólogo deje de mirar y comience a observar. Ya lo sabe: le estaré observando.
Bibliografía
Policía Local, criminólogo y periodista.
http://www.carris.es/cv/
Representante en España de la Academia Mexicana de Investigadores Forenses
Asesor de Seguridad y Tráfico del diario La Opinión de Murcia
Webmaster del área de servicios de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España 'FAPE'
Administrador de Criminología y criminalística.